«Buena gente»: una comedia correcta y actual para una Forqué `muy en su papel´

Por Mariano Velasco

Pese a tratarse de una comedia americana (muy premiada en Broadway), la historia que nos cuenta Buena Gente bien podría haber sido escrita perfectamente por un autor español y haber transcurrido en Vallecas o Entrevías en lugar de en una barriada de  Boston. Y ahí reside precisamente su mayor virtud, por eso es que se deja ver tan bien y por lo mismo es que resultan tan cercanos sus personajes para el gran  público, al que le será sencillo identificarse con unos o con otros. Más en los tiempos que corren, en los que cada vez viene siendo más habitual oír, o incluso decir, aquello de “me he quedao sin trabajo”.

 De eso va en principio esta comedia, de cómo personas sin demasiados recursos, que tienen que enfrentarse a menudo a ese tipo de situaciones, afrontan tales problemas con mayor o menor resignación y diligencia, de cuáles son sus maneras de salir o intentar salir del pozo y, al final, de hasta dónde están dispuestas a llegar, sobre todo si en el fondo son, además de pobres, buena gente.

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Pilar Castro, Verónica Forqué y Susi Sánchez

En el otro lado de la balanza hay que colocar que lo hace con un texto que en ocasiones se antoja demasiado repetitivo, empeñado muchas veces en dar vueltas y más vueltas sobre la misma idea. Un buen ejemplo lo es ya la primera escena, bien resuelta al final, todo hay que decirlo, a golpe de oficio y gracejo por parte de Verónica Forqué, pero que a base de insistir e insistir sobre lo mismo va perdiendo la gracia por el camino. Y ese viene a ser el tono de casi toda la función, que al final resulta correcta, sí, pero carente de la frescura, el ritmo y los continuos giros que la alta comedia requiere.

Cierto es que el giro que da el argumento en la segunda mitad, cuando Margarita/Forqué se presenta en casa del oftalmólogo por el morro, que es que ella es buena gente pero tiene mucho morro, supone cierto soplo de aire fresco sobre la cara del espectador. Uno piensa de pronto que qué bien, que aquí se va a liar una gorda, pero poco a poco, una vez replanteado el hilo de la cuestión, esta vuelve a caer en los mismos errores, repite que te repite la misma idea. En un último esfuerzo por provocar un sobresalto en el patio de butacas, el argumento trata de introducir un elemento sorpresa que no habrá que desvelar, aunque después la cosa se queda a medias  según se van desarrollando los acontecimientos.

Por lo demás, se trata de un trabajo bien llevado por todo el equipo de  actores, en especial una muy inspirada Pilar Castro, que dobla personaje como si tal cosa, y una Verónica Forqué que está “muy en su papel”. Y que cada cual interprete el entrecomillado como halago o como crítica, porque hablamos de una de esas actrices que tiene una sorprendente habilidad para estar —habrá quien piense que demasiadas veces— “muy en su papel”.

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Autor: David Lindsay-Abaire

Versión y dirección: David Serrano

Intérpretes: Verónica Forqué, Juan Fernández, Pilar Castro, Susi Sánchez, Diego París

Lugar: Teatro Rialto

Fechas: hasta el 26 de abril de 2015

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