Muere Günter Grass

El premio Nobel de Literatura alemán Günter Grass ha muerto este lunes a los 87 años en un hospital de la ciudad de Lübeck, según ha informado la editorial Steidl.

Considerado el más importante escritor en lengua alemana de la posguerra y un referente político en su país, Grass alcanzó fama mundial con la publicación de su novela «El tambor de hojalata», en 1959. Cuarenta años después, en 1999, recibió los dos más prestigiosos galardones del ámbito literario mundial, el Nobel y el Príncipe de Asturias de las Letras, en reconocimiento a su dilatada trayectoria como escritor.

Su obra estuvo siempre vinculada al debate y a cierta polémica. Desde ‘El tambor de hojalata’, por el cual tuvo que comparecer ante los tribunales acusado de pornógrafo, hasta ‘Pelando la cebolla’, en la que desató un escándalo al revelar por primera vez que había sido miembro de las SS a los 17 años, Grass generó polémicas y polarizaciones.

Precisamente la vergüenza de haber pertenecido a las fuerzas nazis en su adolescencia lo torturó hasta sus últimos días. En una conversación con Grass, el experto en literatura Hanjo Kesting consideró que toda la obra literaria, artística y política del autor debía entenderse como «un ejercicio de penitencia de toda una vida».

La marca de la Guerra

Grass nació el 16 de octubre de 1927 en Gdansk (antes Danzig, Alemania; hoy Polonia) en el seno de una humilde familia protestante. La fallida geografía alemana marcó su obra en mayor medida que la fe de sus padres. Décadas más tarde hizo de Lübeck, al norte de Alemania, su hogar.

Desde niño mostró talento para el dibujo y la escritura, por eso decidió convertirse en artista, un deseo que la Segunda Guerra Mundial interrumpió cuando fue llamado a cumplir con el servicio militar. Poco antes de finalizar la guerra resultó herido en el frente, cerca de Berlín; fue capturado por tropas estadounidenses y encarcelado. Tras su liberación en 1946, trabajó como labrador y minero. Sólo en 2012 admitió su pertenencia a las juventudes hitlerianas, una mezcla de reclamo literario y confesión intrínsecamente alemana con la que volvió a las portadas.

Grass había comenzado a escribir en su época de estudiante. Durante cinco años estudió artes gráficas y escultura en Düsseldorf y Berlín, época a la que corresponde su primer libro de poesía e ilustraciones, «Las virtudes de los pollos de viento». Pero sería su novela «El tambor de hojalata» la que lo hizo famoso y a la que siguió una profusa obra.

Con un estilo marcado por influencias tan dispares como Alfred Döblin o François Rabelais, los hermanos Grimm o Jean Paul, Grass dejó en más de medio siglo de actividad una rica obra de géneros tan diversos como drama, lírica, piezas de ballet, aforismos, ensayos, novelas y autobiografía, además de esculturas, dibujos y pinturas. Entre los títulos destacan novelas como «Años de perro» (1963), piezas de teatro como «Los plebeyos ensayan la revolución» (1966) o la trilogía autobiográfica que incluía el polémico «Pelando la cebolla» (2006).

Comprometido y polémico

Es imposible disociar la figura de Grass de la política y el compromiso social, convencido de la identidad entre escritor y ciudadano y de que la literatura, si bien no puede cambiar a las personas, puede ayudar a construir a largo plazo una sociedad mejor.

Su legado en este ámbito incluye un testimonio de intelectualidad comprometida con la política y la vida pública. «La principal obligación del ciudadano es mantener la boca abierta», dijo en una de sus citas más célebres, reivindicando la necesidad de intelectuales públicamente críticos con el poder político.

Apenas hubo un tema importante para los alemanes sobre el que Grass no polemizara: defendió a escritores perseguidos, fustigó la energía nuclear, consideró «apresurada» la reunificación alemana y en 2003 publicó en la agencia DPA un artículo contra la guerra de Irak iniciada por el entonces presidente estadounidense George W. Bush. En la última campaña electoral alemana, el Partido Socialdemócrata evitó incluirle en sus actos admitiendo a micrófono cerrado que la actual directiva no deseaba asociarse con su perfil.

En 2014 dio por cerrada su obra narrativa debido a su delicado estado de salud. Los últimos meses de la vida de Günter Grass han sido silenciosos y solitarios. Como predijo en su última entrevista al Passauer Neuen Presse, no ha terminado su última novela. Su última obra publicada, ‘Die Box’ en 2008, fue una novela autobiográfica que terminó enemistándolo con media Alemania. En octubre de 2012 y coincidiendo con su 85 cumpleaños, publicó además el poemario titulado ‘Eintagsfliegen’ con textos sobre el envejecimiento y la muerte. Pero fue el poema titulado «Lo que hay que decir» el que levantó la última polvareda, una de esas lluvias torrenciales mediáticas a las que nos tenía acostumbrados y con las que lograba notoriedad pública y éxitos de ventas. En ese último caso se sirvió de polémicas referencias contra Israel, leídas como un canto antisemita que escandalizó a medio mundo.

Amante de la cocina, el buen vino y la familia, Grass deja con su muerte un vacío cultural al que es difícil encontrar paralelos en la historia de la Alemania moderna tras la guerra.

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