¡Lentejas y libertad!

Por Mariano Velasco

Magüi Mira sirve a Javier Gurruchaga en bandeja un “Pluto” a la medida del polifacético artista.

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Denle a Javier Gurruchaga un papel en el que pueda desahogar todo su histrionismo; exhibir sus características muecas; cambiar de peinado, vestuario e incluso de identidad cual doctor Jekyll y Mr. Hyde; gritar, retorcerse y reír como solo él sabe hacerlo y, sobre todo, cantar temas que se mueven entre el gospel, el soul y el rock’n roll, y tendrán sobre el escenario un espectáculo en toda regla.

Sucede así en este Pluto, de Aristófanes, que en versión de Emilio Hernández y dirección de Magüi Mira se representa en el Teatro La Latina de Madrid, una muy actual disección del funcionamiento de una sociedad democrática pero corrupta e injusta hasta la médula como lo era la de la Atenas del siglo IV a. C., pero que también lo es a su manera la de la España del siglo XXI d. C. Que tampoco han cambiado tanto las cosas en 25 siglos.

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Pluto (Javier Gurruchaga), el dios del dinero, está ciego y anda por ahí como bobo repartiendo a diestro y siniestro entre quienes menos lo merecen, es decir, aquellos que hacen acopio de poder, bienes y riquezas gracias a la corrupción; no sé si les suena. En esto que, siguiendo el consejo del oráculo, llega un buen hombre y le cura al dios la ceguera, con lo cual el dinerito comienza a abandonar a los ricos y a irse a casa de los pobres; esto otro seguro que ya no les suena tanto.

Ese es, a grandes rasgos, el argumento de la obra de Aristófanes, ya digo que muy actual. Una feroz crítica hacia un sistema con bonito envoltorio democrático pero injusto, desigual y corrupto como pocos, en el que la preocupación del pueblo por sobrevivir se resume en una doble necesidad: lentejas por un lado, libertad por el otro.

Así, como quien no quiere la cosa, la comedia deja caer también algún que otro asuntillo colateral que tiene su miga, como es el de qué ocurrirá cuando los pobres se hayan vuelto ricos. ¿Nos podremos fiar de ellos? Y si todos los hombres poseen riquezas, ¿quién se dedicará a trabajar pudiendo vivir en la holgazanería permanente? La argumentación que hace el personaje de la Pobreza (también Javier Gurruchaga) al respecto resulta de lo más contundente:
Yo soy una adusta señora —dice en el texto original de Aristófanes— que con el temor de la indigencia y el hambre obligo al obrero a ganarse la vida.

A ver quién es el listo que encuentra argumentos sólidos para rebatir a la jodida señora.

Aristófanes, que otra cosa no sé, pero que de tonto no debía de tener un pelo, deja el planteamiento ahí, servido sobre la mesa, pero no se le adivina ni la más mínima intención de resolver el problema. Allá cada espectador con su propuesta si es que el conflicto tiene visos de solución, pues va para 25 siglos la cosa y me parece a mí que seguimos en el mismo punto en que lo dejó el ateniense.

Dejando a un lado esa falta de final contundente y cerrado, cierto es que la obra, brillante en su conjunto, pasa por algún que otro momento crítico en el que parece que la cosa se le va a ir de las manos a la directora. Me refiero, sobre todo, a un cierto abuso de tacos y expresiones mal sonantes en la primera parte y a alguna que otra escena tal vez demasiado “erótico-festiva” en la segunda. Y a decir verdad no está del todo mal traído aquello que pueda sonar a grosería en tal contexto, pues el texto original de Aristófanes no es que se prive tampoco de ello en más de un pasaje.

Una obra, en definitiva, en la que entre guasas, lentejas y rock’n roll, es fácil evocar con un mínimo de imaginación a los bárcenas o urdangarines de turno, así como a otros muchos personajes de carne y hueso, que van desde la “casta” hasta el “perroflautismo”, que habitan este nuestro convulso siglo XXI. Y sobre cuya existencia no está de más pararse a reflexionar antes de que de aquí a nada emprendamos, sin la ayuda de oráculos ni de dioses, el tortuoso camino de las urnas.

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Autor: Aristófanes
Versión de Emilio Hernández
Producción: Jesús Cimarro
Dirección: Magüi Mira
Reparto: Javier Gurruchaga, Marisol Ayuso, Marcial Álvarez, Jorge Roelas, Ana Labordeta, Santi Celaya, Toni Misó, Cayetano Fernández. 

Músico: Marco Rasa

Diseño de iluminación: José Manuel Guerra
Música: Javier Gurruchaga y Marco Rasa
Letra canciones: Juan Mari Montes y Emilio Hernández
Diseño de vestuario: Lorenzo Caprile
Coreografía: Denise Perdikidis
Espacio escénico: Magüi Mira

Coproducción: Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida y Pentación Espectáculos

Lugar: Teatro La Latina

Fechas: Hasta el 3 de mayo de 2015.

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