«Gente que viene y bah», lo último de Laura Norton

«Consejo para navegantes. O lo que es lo mismo para bebedoras de ron miel. Esconde tu móvil si te has bebido dos vasos tamaño vaso colacao llenos hasta arriba. Si no lo haces es probable que teclees algo así como: Hijjjjjo de puuuutttttaaaaaa. Y se te cuele el emoticono de la mujer flamenca».

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Gente que viene y bah, de Laura Norton.

Actualidad editorial:

Laura Norton, la escritora que iniciase el pasado año una exitosa carrera narrativa con su primer título No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas, vuelve a las librerías con un título no menos llamativo, Gente que viene y bah (Editorial Espasa, 2015). Si con el anterior consiguió ganarse el favor de decenas de miles de lectores –y del que además ya está preparando su adaptación al cine–, ahora intenta continuar ese camino con una novela sobre relaciones: familiares, sentimentales, laborales, etílicas, forestales y hasta relaciones sexuales.

«En algún momento tenía que pasar. Mucho más pronto de lo que hubiera deseado, pero lo malo siempre llega antes de lo que quieres, porque no querrías que llegara nunca».

La empresa madrileña de arquitectura en la que trabaja Bea y su novio Víctor ha conseguido un contrato de repercusión internacional. Lo celebra en una gran fiesta a la que acude una atractiva presentadora de televisión con la que el joven terminará acostándose. Aventura que le costará la ruptura, y de la que se hará eco cierta prensa del corazón. Por si eso no fuera suficiente, aquella misma noche Bea sorprende una conversación de varias compañeras en la que, además de ponerla verde, confirman que va a despedirla de la empresa. Con su vida rota en lo sentimental y lo laboral, la chica decide refugiarse en San Esteban, un pueblo de Cantabria donde vive su familia. Allí Bea intenta rehacer su vida, al cuidado de su madre, una mujer capaz de detectar enfermedades por contacto y simpatía. Entre las clientas de esta mujer está una célebre arquitecta checa que acaba ofreciendo una oportunidad a Bea. Ésta le presenta el proyecto de una cabaña en un árbol, una virguería técnica que parece no entusiasmarle demasiado… hasta que Diego, el empresario viudo más guapo y cotizado de la región les hace un encargo similar… Tras varios infortunados encuentros, se inicia un juego de equívocos y chantajes emocionales que son el centro de la historia.

«Me altero fácil, puede ser, desconfío de la gente, mucho, las injusticias me enervan, sí, tiendo a ver las cosas más negras de lo que son, tal vez, y puede que tenga cierta incapacidad social y no aguante mucho las tonterías, pues… vale».

Bajo la apariencia de una novela marcada por el amor y el humor, Laura Norton ha construido un mecanismo en el que se cruzan las vidas de una docena de personajes y se tejen sutiles redes de relaciones marcadas por los sentimientos y enmarcadas por los problemas de la España actual, desde el paro a la corrupción política. Norton consigue con esta su segunda novela mezclar esos ingredientes sin forzar la máquina en ningún momento, sin que nos chirríen las situaciones más disparatadas y con la naturalidad que exhibió en No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas. Y además están los diálogos, chispeantes siempre, profundos cuando conviene y desternillantes si el guión y la situación lo exigen, que es muy a menudo.

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Gente que viene y bah.  Laura Norton.  Editorial Espasa, 2015.  452 páginas.  19,90 €

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