Recordando a Gabo

Por Ferran Calvet González.

gabo en barcelonaHoy quiero acordarme de Gabriel García Márquez. Muchos se preguntarán;  ¿Por qué? Hoy no se cumplen ni años ni meses de su muerte. Ni tan solo de su nacimiento. Hoy, tampoco se cumplen X años que publicó X obra. Nada de eso. Pero quiero hablar de él, por raro que parezca.

Parece que en España sólo queremos hablar de las personas y de los hechos cuando se cumplen años, para homenajearlos con la mejor de las intenciones. Entonces tienen el derecho de aparecer en la parte final de los telediarios, en las últimas páginas de los periódicos, de formar parte de la célebre y efímera lista de TT en twitter. Entonces, de repente, las masas lo recuerdan, lo mencionan pero el tiempo pasa y quizá nadie vuelve a hablar de aquello durante 5 años, cuando el tiempo que haga de aquello vuelva a ser un número redondo.  

Pero yo, Gabriel, no soy así. Ni yo ni la mayoría de lectores que a través de tus frases, a través de tus letras, llegamos a explorar una nueva dimensión, un nuevo mundo. Así es Macondo, una aldea que la sentí mía, en la que me hiciste sentir que recorría sus calles y sus casas a través de tus palabras.

Porque esa era tu política, tu ideología; la de hacer sentir al lector fuera del mundo real, que tu sabías que era duro y no era el que a ti te hubiera gustado. Pero al contrario de lo que acabaron haciendo otros, quisiste seguir usando la literatura cómo un arma con la que personalizaste los conflictos, los problemas. Porque tú sabias cuales eran. Les diste vida y con ello definiste como nadie lo que es la soledad, el amor, el paso del tiempo, la vejez, la muerte.

Y ahora que ya hace dos párrafos que sin querer me dirijo a ti, de tú a tú, sin intermediarios, sin esconderme en la tercera persona, te quiero decir que me gustaría que ahora mismo vieras cómo las cosas han cambiado tanto pero a la vez nada. Sigue habiendo pobreza, guerras, sigue habiendo trenes llenos de gente buscando un lugar mejor, se siguen construyendo muros.

Por eso te escribo hoy, porque necesitamos tu magia, tus cuentos, tus historias. El mundo vuelve a necesitar escapar. Necesita Macondo, necesita un coronel al que no le escriban, te necesita a ti. Pero estoy convencido de que este viaje –el último-  que emprendiste un 17 de abril de 2014 no lo has hecho en vano, estoy convencido que en la mejor vida te has encontrado con Kafka, con Borges, con Saramago y que prefieres lo desconocido que este deteriorado planeta.

Esperamos encontrarnos algún día lejano contigo, cómo tú los has hecho con tus referentes. Así que las gracias que te quiero dar para hacer de la vida algo más fantástica y menos pesada tendré tiempo para dártelas. Yo sólo había venido a dar un discurso –de los que a ti no te gustan-.

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