EN (RE) TORNO Á PAISAXE / EN (RE) TORNO AL PAISAJE

Por Nuria Prado Castiñeiras

 

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Desde el 23 de julio hasta el 30 de agosto de 2015 tuvo lugar la exposición, comisariada por Paula Cabaleiro y organizada por el Museo de Pontevedra y Diputación de Pontevedra, en las salas del Sexto Edificio.

“En (re) torno á paisaxe” de la joven comisaria gallega, natural de Cangas (Pontevedra), Paula Cabaleiro, nos presenta doce miradas contemporáneas sobre una misma idea, el territorio, el paisaje, aquello que se establece como vínculo de aquello en lo que habitamos.

Esta exposición forma parte de un mismo proyecto que comenzó su andadura en otro espacio muy distinto al actual, la Iglesia de la universidad Santiago de Compostela que linda con el edificio de la Facultad de Geografía e Historia de la capital gallega, en la cual, el diálogo entre artistas y espacio arquitectónico es el vínculo entre ambas perspectivas. Se establece, por tanto una continuidad en el caso de la exposición actual en Pontevedra.

Una exposición abierta y contemporánea donde el paisaje, el territorio, ya sea su uso social, el paso del tiempo, la historia o la tradición se hacen patentes gracias a la presencia de distintas generaciones de artistas, algunos emergentes, otros con trayectoria más que reconocida, pero siempre buscando el diálogo y la riqueza.

Sara Coleman. Filogenia.

La disputa entre las dos vertientes del paisajismo, no solamente gallego sino a nivel nacional, entre los artistas es más que evidente en esta exposición. Ya en el siglo XIX, la contraposición entre dos visiones distintas, la España negra representada por Zuloaga, y la España Blanca que tenía en Sorolla su máxima expresión.

Una disputa que en Galicia tuvo sus ecos de la mano de los defensores, guiados por la pluma de Valle Inclán de la España negra, seguidores de la esencia de la tierra. Las brumas, la tristeza y añoranza a la tierra, de la mano de Castelao así como la propia Generación Doliente con artistas de la talla de Ovidio Murguía (hijo de Rosalía de Castro y Manuel Murguía), que destacó en el paisajismo gallego de base oscura, taciturna y de clara tendencia romántica.

Por otra parte, la visión clara, luminosa y llena de vida de la España blanca con Sorolla a la cabeza. En Galicia destaca ante todo la luz y los colores de Francisco Lloréns, una clara referencia al nuevo arte que estaba surgiendo en aquellos años y que tenía como referente una nueva manera de entender dicha representación.

Paraíso_Elena Fernández Prada

La esencia del paisaje, no solamente en Galicia, surge en la manera en que nosotros nos encontramos con él. La manera que en nos rodea y nos dejamos envolver por los sentimientos que nos transmite.

Esta exposición es un encuentro con nuestras realidades, cada una distinta y cada una complemente válida. Gracias al trabajo de distintos artistas podemos ser testigos de estas miradas al paisaje que nos rodea.

De estas distintas miradas hacia un mismo concepto, encontramos aquellas que lo hacen hacia lo sublime, en las propias palabras de la comisaria de la muestra, como es el caso de Carla Andrade (Vigo, 1983) o Lois Patiño (Vigo, 1983). Pero entre todos estos artistas destacamos como Elena Fernández Prada (León, 1971).

Elena Fernández Prada nos conduce hacia un laberinto de pinceladas mínimas y delicadas, muy al estilo de El Bosco en las obras presentes en esta muestra: Infierno[1] (2014, óleo sobre tabla, 165x120cm) y Paraíso (2014, óleo sobre tabla 118 x 127cm).

Es impensable ver su obra y no establecer automáticamente esta relación con el pintor flamenco. La religión y sus dos verdades incuestionables, ambas relacionadas pero contrarias; el Cielo, el Infierno.

Nos habla de ellas basándose en un trabajo de fragmentación al más puro estilo del collage. Una reinterpretación, o quizás, mejor dicho, una vuelta hacia la esencia de las tablas flamencas del s.XVI pero con técnicas modernas. Es la mirada historicista la que nos conduce por un camino lleno de detalles y de pinceladas concretas.

Jorge Perianes

La actualidad llena de enfrentamientos, de guerras y de imágenes con las que nos bombardean una y otra vez en los medios de comunicación es el Infierno personal de Elena Fernández Prada. La otra cara de la moneda, las imágenes en el Edén centrada en las piernas y pies que repite hasta la saciedad como un leit motiv. Esa la representación de un paraíso que diariamente nos dedicamos a pisotear.

Fernando Casás[2], tras recolectar en la Amazonia, raíces y plantas, que tras disecar al sol (salvo alguna que necesitó productos químicos), cuelga en la pared de la sala en una sucesión de ramilletes de colores tierra. Nos habla del deterioro del planeta, de la naturaleza muerta y disecada que se abre paso en un mundo que se va secando poco a poco. La relación entre naturaleza disecada que surge de la propia mano del hombre. Unas consecuencias nefastas sobre el planeta que se sitúan en la sala del museo, buscando la concienciación del público.

Jorge Perianes[3] (Ourense, 1974). Artista cuya obra formó parte de un trabajo de Work in progress con la intención de “desmitificar el proceso de creación del artista contemporáneo”, en palabras de la comisaria de la muestra. Esta intencionalidad en el acercamiento del arte contemporáneo al público hace que la interpretación cambie. Si antes no hablábamos de artistas que explicaban sus obras, ahora no solamente lo hacen sino que podemos colaborar en la creación de muchas de ellas.

Las plantas de Jorge Perianes (que se configuran como su leit motiv en sus obras) nacen de grietas atraídas por unas inquietantes luces rojas que traen a la luz la vida de estas plantas. Es un relato sobre el tiempo y cómo la naturaleza entra dentro del museo y allí se abre camino. En un continente construido por la mano del hombre, se configura la propia construcción natural. Esa simbiosis entre naturaleza, arte y museo se consigue por medio de una maravillosa instalación.

Fernando CasásOtra de las artistas presentes es Sara Coleman[4]. Con su obra “Filogenia”, esta creadora formada en el mundo de la moda nos presenta, través de la técnica de la tricotosa, una cordillera formada de hilo, creando luces y sombras. Una obra adaptada al propio espacio, como ya había realizado en la anterior edición de esta exposición en Santiago de Compostela. Esa sensación de poder recorrer una obra sin miedo al poder “estar” tal y como Paula Cabaleiro comenta.

Toda esta exposición con el total de los artistas que en ella han trabajado (Carla Andrade, Vari Caramés, Fernando Casás, Sara Coleman, Iago Eireos, Elena Fernández Prada, Ruth Montiel Arias, Carme Nogueira, Lois Patiño, Pamen Pereira, Jorge Perianes, Manuel Sendon) es evocadora, es la esencia propia de la naturaleza y de cómo, según cada artista, según cada mirada, puede cambiar su interpretación.

La integridad de la naturaleza como portadora de sentimientos es lo que hace que cada una de estas obras sea una pieza esencial en la reinterpretación del nuevo paisajismo en el arte.

 

[1] Las imágenes de Elena Fernández Prada son de la obra colgada en su propia página web: http://elenafernandezprada.com

[2] Imágenes tomadas del facebook de la exposición: https://www.facebook.com/enretornoapaisaxe

[3] Imágenes tomadas del facebook de la exposición: https://www.facebook.com/enretornoapaisaxe

[4] Imágenes tomadas del facebook de la exposición: https://www.facebook.com/enretornoapaisaxe

 

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