3 corazones (2014), de Benoît Jacquot

 

Por Ana M. Caballero Botica.

3-corazonesEn cuestiones de amor el destino es cuanto menos caprichoso. Y si no que se lo digan al triángulo protagonista de 3 corazones, última película del director francés Benoît Jacquot (Adiós a la reina). Jacquot propone todo un ménage a trois, encabezado por Charlotte Gainsbourg, Chiara Mastroianni y Benoît Poelvoorde, cargado de tintes melodramáticos que bebe de referencias de un cine clásico y muy francés.

Perder un tren no siempre supone una oportunidad perdida, mas al contrario, Marc (Poelvoorde), un inspector de Hacienda, conoce en las solitarias calles de una ciudad de provincias a Sylvie (Charlotte Gainsgbourg), una especie de fantasma errante por el que siente una instantánea atracción. Conscientes de este sentimiento mutuo deciden verse de nuevo transcurridos unos días, en París, a una hora y dejando todo lo demás al azar. Pero ese margen aleatorio –por otra parte, muy propio del romanticismo– trunca el encuentro y será el culpable de desencadenar un desajuste emocional entre estos dos polos atrayentes y un tercero en discordia.

El último vértice lo conforma Sophie (Mastroianni), la hermana de Sylvie, que casualmente se cruza en la vida de Marc cuando éste decide regresar a la ciudad donde conoció a esa misteriosa mujer por la que sintió un deseo irrefrenable. Benoît se vale de todos estos elementos para construir un relato que se sustenta en el desconocimiento por parte de los  implicados en la existencia y los lazos afectivos establecidos entre ellos añadiendo a este lío amoroso a la madre de las hermanas, interpretada por Catherine Deneuve.

Ahora bien, pese a los esfuerzos del cineasta por mantener la tensión, lo cierto es que este melodrama flojea por la creación de situaciones que resultan, cuanto menos, forzadas y con tendencia a caer en lo inverosímil. Asimismo la puesta en escena resulta bastante vaga, especialmente en el caso de la contextualización y construcción de ciertos personajes como el de Gainsbourg.  Si la pretensión era mostrar a una mujer que encarna en cierto modo el fuego y el deseo, el vestuario –de dibujo animado– no contribuye precisamente a ello.

Nada que objetar en el apartado interpretativo, salvo en el de Poelvoorde, quien resulta un tanto incómodo y sobreactuado saliéndose de su habitual registro cómico. Por el contrario,  el magnífico trío de actrices consigue salvar un filme que a la postre resulta frío e irregular y  termina perdiéndose en esa disposición desordenada de las piezas y los elementos emocionales. De no ser por ese reparto de relumbrón y ciertos referentes al cine francés de Truffaut o Rohmer, 3 corazones no pasaría de ser un producto de sobremesa.

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