ALCINE 45. Certamen Europeo de Cortometrajes

 

Por Jaime Fa de Lucas.

alcine 45El fin de semana del 6 al 8 de noviembre tuve la suerte de poder acudir a todas las proyecciones del Certamen Europeo de Cortometrajes del Festival ALCINE 45, que tiene lugar en Alcalá de Henares. La verdad es que me esperaba cortometrajes muy flojos y pocos espectadores, pero todo lo contrario, calidad cinematográfica y buena asistencia. El nombre de los ganadores salió el pasado 13 de noviembre:

Primer premio ALCINE:

Superjednostka, de Teresa Czepiec. En forma de documental, desnuda los presupuestos ideológicos de la “máquina de habitar” del arquitecto Le Corbusier, quien aseguraba que sus edificios eran arte y que conseguían hacer a la gente más feliz y más sana. Un recorrido por uno de sus edificios en Katowice, Polonia, desmonta todos esos valores positivos. Si bien fue uno de los cortos más destacados, no me atrevería a afirmar que fue el mejor.

Segundo premio ALCINE y Premio del público:

Des millions de larmes, de Natalie Beder. Un encuentro muy ameno entre una chica aventurera y un anciano. Posiblemente el corto mejor narrado y más sorprendente del certamen. Muy preciso en sus recursos y en el logro de sus objetivos. También utiliza metáforas muy interesantes, conectando el aspecto visual y emocional de los personajes. Muy bueno. Posiblemente éste fue el mejor corto de todo el certamen. Bien por el público.

Tercer premio ALCINE:

Café Froid de Stéphanie Lansaque y François Leroy. Paranoia de una chica asiática rodeada de insectos, roedores, café frío… Muy oscuro, violento y con ganas de llamar la atención. Cercano a la mentalidad de Gaspar Noé –el aspecto visual de los créditos finales se asemeja al principio de Enter the Void–. En mi opinión, este corto fue de los peores que se proyectaron, si no el peor. Creo que los susurros del público tras la proyección decían lo mismo. Incomprensible tercer premio.

Para no cometer injusticias, además del palmarés, he seleccionado otros cortos que deberían ser mencionados:

Los mejores:

Lost Village, de George Todria. Me recordó mucho a Tarkovski, incluso se aprecia un guiño a El espejo (1975), una de las películas del ruso. Un pueblo perdido, una pareja entrada en años que vive en una casa aún más perdida y que se inquieta al ver cómo las otras casas se iluminan. Gran fotografía, contenido potente, solidez metafórica… de lo mejorcito del festival.

A Single Life, de Joris Oprins, Job Roggeveen y Marieke Blaauw. Corto de animación que apenas duró cinco minutos. Una chica recibe un disco de vinilo que le otorga ciertos poderes. Rápido, ágil, efectivo. Una pequeña joya.

Shipwreck, de Morgan Knibbe. Se trata de un corto documental que captura las reacciones de los familiares de inmigrantes justo después de un naufragio ocurrido en Lampedusa, tras uno de esos intentos desesperados por entrar en Italia de forma irregular. De hecho, está dedicado a las víctimas de estos naufragios. Lo genial es que un simple gesto con la cámara, repetido constantemente, da una cualidad poética a esta realidad tan cruda.

Los más destacados:

Listen, de Hamy Ramezan y Rungano Nyoni. Una inmigrante árabe recurre a una intérprete para intentar denunciar a su marido por malos tratos en una comisaría danesa. Pone de manifiesto las complicaciones de la mujer árabe para escapar de los valores culturales obsoletos y acogerse a la justicia que ofrece Europa.

Ártún, de Gudmundur Arnar Gudmundsson. La rebeldía de unos niños islandeses que se acogen a la anarquía y al punk a su manera. Relato muy entrañable que despierta algunas carcajadas y que sabe cómo conectar con el espectador.

Los más arriesgados:

Olav, de Jacinta Agten. Un hombre y su madre tienen una relación muy peculiar. Similitudes con Canino (Giorgos Lanthimos, 2009), pero con más excentricidades y mayor toque de humor. No apto para un público conservador. Quizás le sobra provocación y le falta algo de contenido.

Planet Sigma, de Momoko Seto. A través de la grabación de insectos y plantas se genera la sensación de que se trata de otro planeta, o como mínimo, que ese mundo es como si fuera otro planeta. Time-lapse, zooms extremos, cámara lenta, música estridente… diferentes recursos que consiguen transmitir la idea y que generan una secuencia muy interesante desde el punto de vista estético.

Tik Tak, de Ülo Pikkov. Animación hecha con stop-motion sobre un relojero y una rata. Me recordó en cierta medida a las obras de Trnka y Svankmajer. Arriesgado porque no es lo habitual, pero deja un buen sabor de boca.

¿Ehh?:

Mencionar que el corto Mañana no es otro día, de David Martín de los Santos, el cual pude ver porque también participó en el Certamen Europeo, se llevó cuatro premios del Certamen Nacional y su calidad deja mucho que desear. Todo el peso recae en el diálogo y resulta que las conversaciones son inanes y el guión bastante estrambótico, sobre todo al final.

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