El oprobio del hambre

«El hambre y la pobreza son inseparables, y a pesar de los muchos avances auténticos en la reducción de la pobreza en muchas partes del sur global, es muy poco probable que sean sostenibles si el incremento en el precio de los alimentos básicos supera apreciablemente el aumento de ingresos de los pobres como resultado de sensatas políticas de desarrollo».

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El oprobio del hambre, de David Rieff.

Actualidad editorial:

El analista político, periodista y crítico cultural estadounidense David Rieff, se plantea en su trabajo El oprobio del hambre (Editorial Taurus), un estudio sobre alimentos, justicia y economía que, en pleno siglo XXI, busca responder a algunas preguntas clave: ¿es ingenuo creer en el fin de la pobreza extrema y el hambre generalizado? ¿Seremos capaces de proporcionar alimentos a nueve mil millones de personas (dos mil mas que hoy) en 2050? El oprobio del hambre es un toque de atención al optimismo reinante en el ámbito del desarrollo y al consenso que entres sus principales defensores domina: la posibilidad de erradicar, definitivamente, la pobreza en el mundo, y su principal consecuencia, el hambre –que según ellos, está más que nunca a nuestro alcance–. La crisis alimentaria de 2007 y 2008 caracterizada por un aumento súbito del precio de los alimentos a nivel global, ha reabierto la discusión sobre tal posibilidad.

«Vivimos una época en la cual la esperanza y el optimismo a menudo se presentan como la única actitud moralmente lícita que puede adoptar toda persona de consciencia y buena voluntad». Mientras los defensores de los derechos de los alimentos (muchos asociados a partidos verdes, en países tanto ricos como pobres), así como los partidarios de los cultivos tradicionales, rechazan la intervención de la tecnología y la agroindustria, numerosos economistas predicen que con las políticas adecuadas, la pobreza en África puede acabarse en veinte años. Los filantrocapitalistas Bill Gates y Warren Buffet invierten miles de millones en tecnología, confiando en ésta para resolver el problema. Por su parte, David Rieff, tras treinta años de estudio y elaboración de informes sobre ayuda humanitaria y desarrollo, pone en el punto de mira las pretensiones de ambas partes y se pregunta si alguno de estos esfuerzos va a resolver la crisis. El cambio climático, los gobiernos inestables que reciben ayuda, la íntima relación entre el sector filantrópico y gigantes agrícolas como Monsanto y Syngenta, son algunos de los factores, a menudo ignorados, que él incorpora al debate.

«Si no se producen cambios significativos en el sistema alimentario mundial, una crisis mundial del suministro alimentario absoluto podría ocurrir en algún momento entre 2030 y 2050 cuando, según las estimaciones más prudentes, la población mundial habrá aumentado de siete mil millones en 2012 a nueve o quizás incluso diez mil millones». A lo largo de su ensayo Rieff insiste sobre distintos hechos que deberían mover a donantes y responsables políticos a reconsiderar sus estrategias de lucha contra el hambre y la pobreza extrema, así como a replantear las metas poco realistas de ciertos programas. El oprobio del hambre no se toma al pie de la letra las preciadas afirmaciones de cada una de las partes. A este reto crucial para el futuro de la humanidad, Rieff ofrece una respuesta positiva pero cautelosa: la respuesta a la pregunta central es sí, siempre y cuando no confundamos nuestras esperanzas con la realidad ni las buenas intenciones con capacidad.

David Rieff (Boston, 1952), licenciado en historia por la Universidad de Princeton, es analista político, periodista y crítico cultural. Sus artículos se han publicado en importantes medios, como The New York Times, The Washington Post, The Wall Street Journal, Le Monde, The Atlantic Monthly, Foreign Affairs o El Pais. Es hijo de Susan Sontag.

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El oprobio del hambre.  David Rieff.  Editorial Taurus, 2016.  432 páginas.  23,90 €

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