Greg Dulli, en segunda o tercera juventud

Por: Abel Farré

Algunos suspiraban por escuchar temas de The Afghan Whigs, otros a la espera del momento The Twilight Singers o The Gutter Twins; pero sin lugar a dudas un denominador común entre ellos y más que tal vez una persona, tener la posibilidad de escuchar una voz.

Porque desde el minuto cero, en cuanto aparece el Sr. Greg Dulli vestido de negro impoluto con acústica en mano en esa Sala Barts de Barcelona, a uno tal vez ya no le importa por cual de sus proyectos se va decantar para arrancar el concierto, pues su voz suena bien en todos los registros.

The Project
The Project

En este caso fue “If I Were Going”, uno de esos temazos de su álbum Gentlemen (1993) de The Afghan Whigs. Con ello nos servía para calentar y para reconocer cada uno de los músicos que lo acompañaban. A su derecha de New Orleans llegaba David Rosser a la guitarra y a la izquierda un poco más apartado de la atmosfera Dulli, el madrileño Jorge Sierra con el bajo.

Sin lugar a dudas se echaba de menos una batería para dar más potencia al directo, pero la intención de Greg Dulli era ofrecer un concierto más intimista, tal y como anunciaba su cartel de presentación “An evening with Greg Dulli”. Pero no por ello fue faltado de intensidad.

Pues a pesar de que la gente aguanto estoicamente en esas sillas de la Sala Barts de Barcelona durante gran parte del concierto; no pudo contenerse con la magnífica “Summer’s Kiss” de los nuevamente venerados The Afghan Whigs. A partir de ese momento faltaría espacio para poder descargar la tensión acumulada.

Pero antes de llegar a ese punto, bonitas historias estuvieron deambulando por el escenario. Ya con “The Body” uno de los pocos temas recuperados de The Gutter Twins, tiraría de la ayuda de los italianos Manuel Agnelli y Rodrigo D’Erasmo, componentes del grupo de rock italiano Afterhours.

El guitarrista Manuel Agnelli ya se había encargado de amenizar la velada en papel de telonero, descargando encima del escenario un buen directo, aunque si tal vez con algunos problemas de sonido cuando su acústica arrancaba con ciertas distorsiones que no acababan de cuajar.

Pero la profesionalidad de los dos componentes de Afterhours, era sin lugar a dudas un sello de garantía del gran Greg Dulli y con ellos se sirvió para que estuvieran presentes gran parte del concierto, y para que tomaran espacio el intercambio de instrumentos.

Pues Greg Dulli no nos cautiva tan sólo a toques de guitarra, sino que con un carácter más soul, también es capaz de sentarse detrás de un piano y hacernos soñar con un stardard de jazz como ‘My Funny Valentine’, adoptado en su día por gente como Chet Baker o Elvis Costello.

En esta faceta de versionar temas, nos sorprendía también con el “Black Is The Colour Of My True Love’s Hair” popularizado por Nina Simone y para terminar, un habitual de los tiempos que corren, Bowie.

Al final del concierto Greg Dulli se quedaba a solas para entregarnos una versión del “Modern Love” de David Bowie, con la cual muchos de nosotros tendríamos que esperar al estribillo para poderla reconocer.

Pero a lo largo también hubieron las canciones siempre, de las que destacaría ese tramo final del concierto con “It Kills” o “Can Rova”, pero también una envidiable “Underneath The Waves” de The Twilight Singers que aparecía en el tercer puesto de su Setlist.

La verdad es que uno finalmente se olvidaba de la ausencia de batería, pues la intensidad que consigue ofrecer Greg Dulli en cada una de sus canciones nos acaban contagiando y nos da a ver que realmente se encuentra en una segunda o tercera juventud.

Los años van pasando y ya con o sin formación se ha pasado últimamente por la Sala Apolo o como nos recordaba el mismo por la Sala Sidecar. Ahora la elegida ha sido la Sala Barts, bajo el Festival Guitar BCN, y sin lugar a dudas el listón sigue creciendo.

Nos esperan aun muchas sorpresas en este festival Guitar BCN, como la llegada de Noel Gallagher; esperemos que tanto él como los otros que nos faltan por venir se sepan contagiar de el espíritu tomado por Greg Dulli, y que siga el Rock’n Roll.

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