Ángeles menores, de Antoine Volodine

Por Pedro Pujante.

amenorsEn un mundo extraño, apocalíptico, gris y sucio todavía hay personas que tratan de llevar una existencia –o resistencia-. Gente que vive cientos de años,  que acumula experiencias, que busca la verdad mediante prácticas mágicas, que busca reproducirse con experimentos descabellados, porque quizá la natalidad ha dejado de ser una realidad.

En Ángeles menores, Antoine Volodine (Lyon, 1050), construye un universo exótico –en realidad él mismo ha venido en denominar su estilo ‘post-exotismo’-. Mediante fragmentos, breves capítulos que en vez de sumarse a una narración lineal, parecen buscar un impacto visual desde distintas ópticas. Cada capítulo está titulado con el nombre de uno de los personajes. Nombres extraños: Wulf Ogoine, Freek Winslow, Adzmund Oischel…

El mundo que Volodine traza con maestría podría ser el futuro distópico, aunque las referencias espaciales o cronológicas han sido obliteradas. También, para crear una atmósfera más caótica si cabe,  el narrador salta de la primera a la tercera persona, cambia de nombre o se mete en el pellejo de un tercero. La (faltad de) identidad, que es lo de menos, deja su reguero de intriga a lo largo de estas leves epopeyas de la desolación, vidas de ángeles menores en un infierno sin nombre.

Pero a pesar del caos, la estética que rige Ángeles menores es coherente. De hecho el gran valor de este libro reside en su factura, una mezcla de fantasía y realidad, en la que lo onírico parece ejercer un gran peso, haciendo que su lectura, por momentos hipnótica, se nos antoje un viaje cruel hacia un lugar desolado, improbable, oscuro y terrible, pero tangible, plausible. El mundo, tras una gran crisis en la que los valores del capitalismo han sido abolidos, y los campos de concentración son una rémora en la memoria de los últimos habitantes de la Tierra. Habitantes centenarios, que deambulan en la bruma, a veces sin saber si se hallan en otro tiempo, en el sueño de un tercero, o antoine_volodineembarcados en una excursión transitoria a otra realidad.

Antoine Volodine, a pesar de ser un escritor con varias novelas de ciencia ficción en su haber, ha desarrollado un estilo muy personal, cuya literatura no se apresa bajo los epígrafes de un género reconocible. Su prosa roza a veces el barroquismo pero no llega a ser cargante. Al contrario, una gran riqueza verbal, que se alimenta de una exuberante imaginación, hace que estas narratos espectrales configuren una novedosa narrativa, un mundo inusual, sin referentes, en el que los símbolos han dejado de surtir efecto y cuyo significado  habrá de cifrarse por medio de un discurso propio.

Ángeles menores es un libro de relatos entrelazados, o una novela fragmentaria, que sirve de testamento de un oscuro futuro, tan hábilmente figurado que tenemos la sensación de que su autor lo ha visitado.

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