Leer nunca fue moda

tomado de: Yellowbreak.com
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Con los nuevos tiempos, el libro ha tenido ciertas modificaciones, por ejemplo el hecho de poder comprarlos a nivel digital y que también se puedan adquirir sin invertir un peso es un avance que para muchos no es bueno, pero es la forma en que los libros también van en la misma línea de los cambios sociales y culturales. Aún se siente ese dualismo entre si es bueno el libro físico o el libro digital, si la nueva era va acabar con los libros físicos por aquello del medio ambiente y todo lo que ha relucido con el nuevo milenio. Algunas personas les encantan leer bajo un árbol, en un paradero de bus, en un café, en la cama bajo las cobijas, en el living a media luz, en la noche o en la mañana, en la tarde o al amanecer, no importa pero el hecho es leer. Otros no se preocupan por la versión del libro, cargan sus IPod, tabletas, celulares de libros descargados de páginas o aplicaciones, algunos van a las grandes librerías y llenan su carrito virtual de dos o tres libros y pasan su mes entero descubriendo la nueva lectura.

A la final, la pelea sobre que es mejor: el libro digital o el libro físico es un sinfín que no tiene sentido, cada quién lee como le parezca mejor. El asunto radica en que esta era digital trae consigo un problema mayor: los lectores light. Si bien es cierto que en la historia de la humanidad siempre ha existido la lectura fácil, de digestión sencilla y sin muchos elementos literarios, también es claro que es con la era digital que se expande el mundo para estos autores que juegan a ser escritores. Historias básicas, personajes pocos desarrollados, escenarios que no tienen protagonismo en las historias, problemáticas simples y sobre todo, una torpeza sintáctica que muchas veces, enredan más al lector generándole así un apego y un fanatismo descomunal.

En la actualidad la mayoría de los jóvenes no son lectores en el sentido profundo de la palabra, si hablamos del acto de sentarse y mover los ojos de izquierda derecha y sentir emociones, entonces sí es un acto de lectura, pero si el asunto es analizar y poner en proyección un ejercicio crítico y fundamentado del libro, del contexto, de la evolución o problemática de los personajes, la literatura juvenil se queda corta. La literatura juvenil es como una telenovela colombiana o mexicana, sus historias son tan básicas, que desde los tres primeros capítulos se puede prever el final, sino se prevé el final, se entiende que eso va estar más enredado que va a necesitar de mucho tiempo para poder entender aunque sea un poco, el nudo en el que se ha metido ese lector.

Leer se ha convertido en la actualidad en una moda, en un asunto de mercadeo, en una asunto de llamar maza, de convocar a los jóvenes y adultos a que crean que están leyendo con seriedad cuando en verdad, están forjándolos a que pierdan su tiempo en una historia que no necesita ser pensada, ni analizada, ni masticada, simplemente sigue derecho desde los ojos hasta pecho, algunas veces se atora y altera el corazón y otras veces sigue como si nada por más de 300 páginas sin molestia alguna hasta que se acaba y el mundo sigue igual, nunca cambió. Muchos de estos lectores consumen y consumen esos libros sin saber por qué ni para qué, ellos gastan su dinero como si fuera Macdonals, Apple o los zapatos del momento, este tipo de literatura está al mismo nivel que el capitalismo, pues el asunto es consumir, tragar entero.

Leer no es una moda, decir a los cuatro vientos que lees un libro de 400 páginas en un día no es un acto heroico, pelear por las redes por un personaje porque se “enamoró” no es ser lector, pertenecer a un grupo de alabanza de este tipo de libros no es ser un lector, nada de lo que hacen muchos lectores jóvenes, no tiene nada que ver con el hecho verdadero de leer. Escritores de medio pelo que publican su sagaz y se llenan de dinero no son más que explotadores del concepto literatura. Leer es un ejercicio de autorreflexión, un ejercicio constante entre entender que sucede en la trama, de no dejarse perder en el camino, de jugar con los símbolos, las construcciones literarias, los contextos históricos, la historia de la misma literatura, la importancia de esa novela o historia en su momento, en este momento, en el futuro. Leer es un acto que cambia la vida, no que busca un espacio en un grupo de personas determinadas, leer es entrar en un cuarto en llamas y tener la confianza como Teseo, que se puede hallar la salida y escapar, correr aunque las heridas sean profundas, correr y encontrarse con una Ariadna, saltar para despojarse de una historia que en verdad marca, no que rasguña y da la sensación de sentirse morir como muchas de esas historias que vemos hoy en día.

por: Juan Camilo Parra

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