¿Sabes si tus personajes tienen «alma»? Sigue leyendo para descubrirlo

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Estos días estoy releyendo algunas novelas de Alicia Giménez Bartlett porque comienzo a preparar mi tesis para el doctorado, y esta autora será una de las claves esenciales.

Además, cada poco tiempo me gusta echar mano de algunos libros que ya he leído y que en su momento me impactaron, y ahora estoy regresando a la novela negra.

Por estoy sumergiendo otra vez en algunas de las obras de Bartlett, como «Un barco cargado de arroz», «Crímenes que no olvidaré» o «Ritos de muerte».

Y estoy redescubriendo un personaje que me tiene fascinada, Petra Delicado, la protagonista femenina de sus novelas. Es una inspectora de Policía irónica, descarnada, ácida, desencantada con la vida… pero que tras esa imagen esconde una gran sensibilidad y un enorme anhelo por ser feliz.

¿Que por qué te hablo de este personaje? Pues porque creo que tiene «alma», tiene ese algo que es capaz de atraer al lector, tiene una personalidad que gusta o que el lector odia, pero que no deja indiferente.

 

Seis trucos prácticos para trabajar tus personajes

Seguro que a ti también te ha sucedido con algunos de los personajes de novelas que has leído, esos que, una vez acabado el libro, te cuesta olvidar porque te han encantado, y que incluso después comparas con otros protagonistas de otros libros.

Darle vida a los personajes no es sencillo,  porque va mucho más allá de una mera descripción física o psicológica, y muchísimo más allá de los diálogos, como veremos después.

Pero puedes seguir algunas rutinas que te ayudarán a crear personajes más profundos, capaces de atrapar a tu lector.

Verás, estas son algunas de ellas:

1-El protagonista debe ser atractivo. Pero no solo se trata de que sea guapo, alto, delgado o musculoso, sino que tiene que tener una personalidad que enganche. Puede ser un malo malísimo que haga sufrir al lector con su forma de ser, o un súper héroe que salve al mundo, eso no importa. Lo más importante es que tenga una personalidad bien trabajada.

2- El protagonista debe recurrir con cierta frecuencia al pasado que ha intentado cambiar. Aportar datos del pasado de los personajes siempre es una muestra de que el alma del personaje está correctamente construida, y que no está creado solo en el presente, sino que también tiene proyección en el pasado, y puede que en el futuro. Por ejemplo, puedes recurrir a la niñez, a la juventud, a escenas de un pasado que tú consideres relevante y que pueden marcar la personalidad del protagonista.

3- Debe ser listo, pero no hacer ostentación de su inteligencia. Si no, podría convertirse en un personaje presuntuoso, y eso no suele gustar a los lectores. Por tanto, listo sí, inteligente, también, pero no crees un personaje egocéntrico, presumido, que provoque el rechazo.

4- Debe tener también alguna imperfección porque si es demasiado perfecto, no resultará creíble. Este punto es fantástico, porque a veces creemos que un personaje, para que atraiga al lector, ha de ser perfecto en todos los sentidos. Nada más lejos de la realidad. Cuanto más imperfecto es un personaje, más gusta a los lectores. Y si no, piensa en los detectives de la novela negra clásica, por ejemplo. Eran hombres desencantados, aficionados al bourbon, fumadores empedernidos, mujeriegos, solitarios, casi asociales… pero que gustaban muchísimo al lector por su capacidad deductiva.

5- Es importante que haya un número adecuado de personajes secundarios que actúen en función de los principales, que los apoyen/ amen/ admiren/ odien. Siempre debe existir un Sancho Panza para un Quijote. En el caso de Petra Delicado, su opuesto es Fermín Garzón, un hombre sencillo, con ademanes bruscos, con una vida difícil, pero que trata de ser feliz por encima de todo.

Estos personajes secundarios son los que, en muchas ocasiones, le aportan el brillo a los protagonistas, así que no te olvides de ellos cuando escribas tu novela.

6- Crea buenos diálogos. La función esencial de este elemento es doble: por una parte, los diálogos le aportan agilidad al texto; por otra, determinan la personalidad de los personales. Pues teniendo esto en cuenta, no hagas diálogos huecos, vacíos, en los que las conversaciones no aporten nada.

Por el contrario, utilízalos para dar pistas sobre la personalidad de tu protagonista y que el lector sepa cómo piensa a través de ellos. Te recomiendo que le eches un vistazo también a este artículo en el que te cuento cómo crear diálogos que caractericen a tus personajes.

Ya ves que crear personajes con alma no es sencillo. Atrapar al lector, tampoco. Pero estoy segura que con estas pequeñas pautas ya tendrás una base sobre la que trabajar.

Soy Amalia Sánchez, periodista y creadora de Grupo Hera Ediciones (http://www.heraediciones.es). Para agradecerte que estés aquí, te voy a hacer un regalo: Mi ebook «Cómo seducir a una editorial. Unos consejos (que nadie te ha contado para conseguirlo). Descárgalo gratis  en http://www.heraediciones.es/descarga-tu-ebook-gratis y empieza a conquistar.

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