El arte de ‘funamviolar’ por las ingeniosas cuerdas de tres actrices-músicas

Por Horacio Otheguy Riveira

No sólo inventan un mundo escénico musical sin palabras, bien nutrido de ironía, sino también un verbo encantador. Vienen de la música académica y rompen sus férreas ataduras, pasándose al clown, sin abandonar el rigor que imponen sus instrumentos, pero en su andadura de teatro-circo se sienten funambulistas, es decir, acróbatas que dominan varias destrezas, pero sobre todo la de sus instrumentos de cuerdas: viola, violín, contrabajo, y allá van, funambiolistas que funamviolan con tanto amor por lo que hacen que siembran el espacio en que se mueven de un encanto tan inesperado que nos agasajan con una palabra machacada por crímenes que no vienen a cuento: violar, sitio plantado de violetas (DRAE).

 

 

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No cantan Violetas imperiales, pero podrían, y es que pueden con todo. Tan entregadas como están al mundo del show que saborean el runrún del cabaret marcándose el Can Can de Offenbach, lo mismo que unas hermosas piernas desnudas se calzan zapatillas de punta y se deslizan por el suelo enamorando un clásico del ballet.

Una de ellas canta nada menos que You don’t know what love is, que hiciera popular Billie Holiday en 1958, y otra se enamora de su contrabajo y lo convierte en hombre irresistible a ritmo de La cumparsita, el popularísimo tango de Matos Rodríguez para hacer con el instrumento-macho cuanto quiere, por primera vez una mujer llevando el compás con libido subida y libre, y voltereta incluida.

Irresistibles en su conquista del torbellino de la música, saben poner freno a una pasión que no debe despilfarrar su energía, por tanto inician viaje con un angustioso Massenet que no tarda en darse un revolcón con Mozart para entregarnos la poderosa fascinación del Libertango de Astor Piazzola, maestro con el que terminan interpretando su sobrecogedora Fuga y misterio, después de una hora y cuarto de fabulosa variedad de estilos.

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Cambios de vestuario, modestos ingenios escenográficos, una dirección con ritmo brillante, y un talento actoral que, desde su debut en 2013, continúa evolucionando. Lo dicho: pueden con todo sin estridencias ni soberbia, maravillosamente dispuestas a venir al teatro a jugar con su rigor y su esfuerzo, hábiles también en el arte de hacer fácil lo más difícil. Y los espectadores se lo agredecen efusivamente, llenan los teatros, a la salida se sacan fotos con ellas como niñas traviesas y a la vez atractivas mujeres, y además —como si todo esto fuera poco— los premios les ayudan a expandir su talento:

Premio Max como Espectáculo Revelación 2014.

Premio Asociación Artes Escénicas de Andalucía como Espectáculo Revelación 2015.

Mejor Espectáculo Musical Talent Madrid 2013.

Mejor Espectáculo de Sala, Feria de Castilla y León 2013.

Recomendado por la Red de Teatro Española (2013-2016).

Premio de Música 2016 otorgado por el periódico Avuelapluma de Cáceres.

Premios Teatro del Mundo 2016 otorgado por la Ciudad de Buenos Aires, Argentina al Mejor Espectáculo Extranjero.

[NOTA: en la función a la que asistió este cronista, la violinista y cofundadora del grupo Ana Hernández fue sustituida por Sarai Pintado, perfectamente integrada en la dinámica del equipo]

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THE FUNAMVIOLISTAS

Creado y producido por: Ana Hernández, Lila Horovitz, Mayte Olmedilla

Dirección: Rafael Ruiz
Reparto: Ana hernández/Sarai Pintado: violín;Mayte Olmedilla: viola;Lila Horovitz: contrabajo
Diseño de vestuario: Maite Agorreta y Natalia Alonso

Diseño de escenografía: Marcos Carazo Acero

Iluminación: Nuria Henríquez y Miguel Ruz Velasco

Diseño de sonido: Sergio Casanova y Enrique González

Diseño gráfico y fotografía: David Ruiz

Teatros Luchana, Madrid

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