KOKORO

Por Owen L. Black.

kokoroIntentar resumir en unas pocas líneas cómo se puede llegar a la auténtica esencia de algo es una tarea complicada. Intentar llevarlo a cabo en un libro que aparentemente no cuenta gran cosa, puede parecer todo un logro.

Logro que intenta conseguir Natsume Soseki (1867-1916) en uno de sus últimos trabajos, Kokoro (1914). En la edición que yo he leído de la editorial Impedimenta, el propio traductor, Fernando Cordobés, señala que el significado de la palabra que da título al libro va mucho más allá que simplemente corazón.

Y es la impresión que uno tiene tras leerse el libro, que hay demasiadas capas y puertas que se van abriendo hacia el interior de unos personajes atrapados en medio de un mundo que está cambiando.

Kokoro puede dividirse fácilmente en tres partes. Las dos primeras son narradas por un joven estudiante de la Universidad Imperial de Tokio, que tras un encuentro casual con un hombre mayor durante sus vacaciones de verano, comienza una relación de amistad que continua a su regreso a Tokio. Esta primera parte se compone de los retazos de recuerdos del joven sobre los encuentros que tiene con Sensei. Un personaje que va acrecentando su halo de misterio y fascinación ante los ojos del estudiante y a cada página que el lector concluye.

La segunda parte del libro son los recuerdos del mismo joven tras graduarse en la universidad y regresar a su casa, un pueblo. Aquí nos encontramos ante un choque generacional y de visión del mundo, entre el estudiante que mira a su alrededor de manera muy diferente de como lo hacen sus padres, gentes humildes y rurales que se sienten desconcertadas ante los nuevos cambios sociales prodecentes del contacto con Occidente.

Pronto ambos puntos de vista chocaran y el joven solo sentirá la necesidad de huir hacia adelante ante un mundo y una forma de vivir que agoniza igual que el emperador Meiji lo hizo en el verano de 1912.

Esa era de cambios fue para el Japón feudal de los Tokugawa el principio del fin, en 1868 su negativa a participar en el mundo terminó y supuso toda una ruptura mental para el pueblo japonés que intentaba seguir teniendo una identidad a la vez que luchaba por integrarse en la nueva concepción del mundo, sin ser un premio más para las potencias occidentales.

Todo ese desconcierto lo apreciamos claramente en la tercera parte del libro, cuando el protagonista recibe una carta de Sensei que le explica su vida y todo aquello que siempre le quiso preguntar pero que nunca se atrevió.

En esta tercera parte, Sensei muestra su realidad y sus pecados de juventud, acciones que realizadas de un modo inconsciente le terminarán pesando el resto de su vida y de las que nunca se podrá librar.

Kokoro, libro sencillo y ameno de leer, expone tras toda esa sencillez la gran complejidad que puede tener una mente humana. Y el intento de su autor, Soseki, por llegar a la esencia de un modo de vida y su época.

Un imprescindible que se merece una oportunidad y que es una gran puerta de entrada a la literatura japonesa.

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