Una historia erótica de Versalles

«La deshonra de las amantes y el peligro de provocar grandes escándalos en una capital tan poblada, y tan llena de diferentes mentalidades, contribuyó en no poca medida a alejarlo [al rey, de París, en favor de Versalles]».

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Lugar de placer, deseo y libertinaje y centro de poder, Versalles fue un escenario fundamental en la historia (y en la historia erótica) de Francia. Así lo contemplan Michel Vergé-Franceschi y Anna Moretti en su trabajo Una historia erótica de Versalles (Editorial Siruela), del que fue centro de poder, pero también del placer. Un acercamiento diferente, original y seductor a la historia del palacio desde el reinado de Luis XIV hasta el declive y, finalmente, el abandono de este escenario.

«Cuando Luis XIV descubre el amor, Versalles es un palacio anticuado que recuerda a la plaza de los Vosgos de su antepasado Enrique IV, de ilustre memoria. Tiene muros de ladrillo rojo, como los palacetes de la susodicha plaza, donde nació madame de Sévigné y donde Víctor Hugo se deleitará escribiendo la biografía de una cortesana muerta víctima de un desgraciado aborto: Marion Delorme».

A mediados del siglo XVII, Luis XIV muestra interés por Versalles, donde su padre tenía un modesto pabellón de caza. Allí da rienda suelta a sus primeros amores con la tímida Louise de La Vallière. Después, muy a pesar de Colbert, decide acondicionarlo y convertirlo en lugar de recreo de su juventud, el sitio donde vivirá el desenfreno amoroso de la edad. De la voluptuosa madame de Montespan a la ardiente madame de Maintenon, amantes, favoritas o aventuras de una noche se suceden entonces en un irrefrenable torbellino. En las acogedoras alcobas decoradas por Le Brun o detrás de los propicios bosques de los jardines diseñados por Le Nôtre se corteja con auténtico fervor.

El Versalles de Luis XIV es magnífico, vasto e imponente: la Galería de los Espejos, la Cámara del Rey, la capilla y los Grandes Apartamentos desprenden magnificencia. Rezuma belleza y majestad. Los Pequeños Apartamentos, con acogedoras alcobas y cortinas muy oportunas, son el telón de fondo de múltiples escenas eróticas y amorosas. Las señoritas del Parque de los Ciervos se disputan, con el filtro selectivo de Madame de Pompadour, el honor de que el insaciable Luis XV se fije en ellas.

Más tarde, el blando Luis XVI sufre para poder honrar a María Antonieta y, en vísperas de la Revolución, se aproxima el final de la «pequeña Sodoma» de libertinas costumbres. En octubre de 1789 las puertas del Palacio de Versalles saltarán hechas pedazos y la familia real se verá obligada a abandonarlo.

«Versalles fue, para empezar, el picadero apartado y falsamente discreto del joven Luis XIV, de veintitrés años entonces. Un lugar de placeres y libertinaje a menos de veinte kilómetros de París. Un lugar no forzosamente de auténticas orgías, pero sí de auténtica libertad».

Michel Vergé-Franceschi es un historiador especializado en historia marítima de los siglos XV a XVIII. Director del laboratorio de historia marítima del CNRS-Paris IV-Sorbonne-Musée National de la Marine y profesor de Historia Moderna en la Universidad de Saboya (1986-2000), actualmente es profesor en la Universidad François Rabelais de Tours. En 2014 recibió el Premio Historia de la Biografía. Anna Moretti es doctora en Estética por la Universidad de Córcega, especialista de la femineidad y la sensualidad en la literatura.

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Una historia erótica de Versalles.  Michel Vergé-Franceschi y Anna Moretti.  Editorial Siruela, 2017.  256 páginas.  23,95 €
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