Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era una mariposa
o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu.
––“Sueño de la mariposa”, Chuang Tzu
 
“La literatura está llena de sueños que recordamos mejor que los nuestros”, escribió Francine Prose para el New York Review of Books a propósito del tema. Y sí, allí está el inolvidable sueño de Gregorio Samsa en “La metamorfosis”, el sueño de Alicia en el país de las maravillas, los sueños de las obras de Shakespeare o la genial vuelta de tuerca en el sueño de Anna Karenina. Y están, por supuesto, los sueños proféticos del Oriente y los alegóricos de la Edad Media. Pero la pintura también está repleta de sueños memorables, perturbadores, persuasivos, cuadros donde muchas veces vemos incluso al cuerpo mismo que sueña con el elemento del sueño incorporado en una variedad de maneras.
Traducir algo tan intangible como un sueño, en que la mente es a la vez el teatro, los actores y el auditorio (y el autor de la fábula que ve), ha sido un ejercicio atractivo para los mejores escritores y artistas. “Coleridge dejó escrito que las imágenes de la vigilia inspiran sentimientos, en tanto que en el sueño los sentimientos inspiran las imágenes”, dice Borges en su prólogo al maravilloso Libro de sueños, que recopila sueños en la historia de la literatura universal. El arte está permeado de sueños: la noche penetra en los oficios del día.
La siguiente es una breve selección de obras literarias y pictóricas de ese “arte de la noche” que ha influido a tantos artistas a crear algunas de las mejores piezas que tenemos hasta ahora.
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La pesadilla, Henry Fuseli (1781).
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Libro de sueños, Jorge Luis Borges (1976)
Una magnífica recopilación de sueños y pesadillas. “Este libro de sueños que los lectores volverán a soñar abarca sueños de la noche ‒los que yo firmo, por ejemplo‒, sueños del día, que son un ejercicio voluntario de nuestra mente, y otros de raigambre perdida: digamos, el Sueño anglosajón de la Cruz”, comenta Borges en su prólogo.
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Sueño, Odilon Redon (1878 – 1882).
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Sueños de Einstein, Alan Lightman (1993)
El autor hace un collage ficcional de historias soñadas por Albert Einstein en 1905, cuando trabajaba en una oficina de patentes en Suiza. Imagina qué soñaba el científico mientras creaba su teoría de la relatividad, su nueva concepción del tiempo.
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El sueño del artista, George H. Comegys (1840).
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Sandman, Neil Gaiman
El “hombre de arena” (sandman) es ya un personaje mítico del folclor del norte de Europa que, al espolvorear arena en los ojos del soñador, le trae buenos sueños mientras duerme. En la fascinante novela gráfica en serie de Gaiman, el personaje Sueño, también conocido como Morfeo, es tanto el rey como la personificación de todos los sueños e historias, de todo lo que no está en la realidad.
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Imagen principal: Job’s Evil Dreams, by William Blake (1805).