El tenis como experiencia religiosa

Por César Malagón (@malagonc)
El tenis como experiencia religiosa
David Foster Wallace
Literatura Random House
Traducido por Javier Calvo
112 páginas

Decir que el suicidio de David Foster Wallace en septiembre de 2008 dejó un hueco enorme en el panorama narrativo estadounidense no es decir nada nuevo. La depresión con la que el neoyorkino tuvo que convivir durante 20 años truncó una carrera que se presumía arrolladora tras la publicación de La broma infinita en 1996. Y aunque siempre es bueno leer las mejores obras de cada autor para hacerse una idea de su verdadero potencial, en ocasiones la lectura de un libro menor también puede ser una buena carta de presentación para introducirte en su bibliografía. Y por eso mismo, aunque parezca extraño, entro en la obra de uno de mis autores pendientes con la lectura de El tenis como experiencia religiosa, este pequeño libro compuesto por dos textos dedicados al deporte de la raqueta.

Hay que explicar que el idilio entre deporte y escritor viene de los tiempos de juventud, época en la que se planteó incluso el pasar a ser tenista profesional. Y pese a desechar finalmente esa idea, queda en estos dos escritos parte del amor que le profesó a este deporte. El primero de ellos, “Democracia y comercio en el Open de los Estados Unidos”, el tenis sirve como excusa para hablar de la repercusión económica que un evento como este genera en la ciudad de Nueva York. Estamos en 1995, y David acude a Flushing Meadows para ver el partido de tercera ronda entre Pete Sampras y Mark Philippousis. Pero las referencias tenísticas no pasan de una breve loa a Sampras y un igual de breve análisis comparativo de ambos tenistas. Lo que realmente quiere el escritor es describir hasta el más mínimo detalle todo lo que se mueve alrededor del evento.

Foster Wallace se convierte en un avezado espectador, que analiza hasta el más mínimo detalle, desde los elevados precios de la comida hasta el perfil sociológico y psicológico del espectador que acude al evento. Escrito en tono desenfadado e irónico, presenta al lector el lado más frívolo y menos deportivo del US Open. Quizá el tenis no tenga la culpa del marketing caníbal que genera durante un Grand Slam. O visto de otro modo, quizá el problema está en que esas campañas de mercadotecnia tampoco tienen en alta estima el deporte que intentan patrocinar. Aunque nada de esto debería extrañarnos, pues los americanos son especialistas en montar espectáculos deportivos donde el deporte en sí es quizá el elemento más prescindible, como demuestran año a año en eventos como la SuperBowl (¿alguien recuerda qué equipo ganó el año pasado?).

El otro texto, “Federer, en cuerpo y en lo otro”, es un análisis de la figura de Roger Federer, el mejor tenista de la historia, a través de la final del torneo de Wimbledon del año 2006 en la que derrotó al español Rafa Nadal. Como bien han demostrado estos dos tenistas hace pocas fechas en el Open de Australia, su rivalidad pasará a la historia de este deporte, y fue en finales como esta de 2006 donde empezó a cimentarse la leyenda. Para el autor, Roger Federer es capaz de elevar el tenis a la categoría de arte. Su forma de jugar, tan plástica y rozando siempre la perfección, saca del autor las mejores palabras posibles. Igual que en el primer texto el tenis era algo secundario, en este David Foster Wallace se centra en aspectos más específicos, quizá difíciles de entender para los no aficionados, como son el análisis del juego (más fondo y menos saque y volea) o como la percepción cinestésica hace de Federer un jugador total.

Lo bueno de El tenis como experiencia religiosa es que sirve para refrendar lo que descubrí con Open (las memorias de Andre Agassi); este deporte es bello en directo, pero también plasmado por escrito. Y también sirve para convencerme de que David Foster Wallace es un escritor al que tengo que descubrir más a fondo. Quizá las más de mil páginas de La broma infinita echen por tierra las ganas de leerla, pero no hay duda de que allí encontraré la brillantez que se vislumbra en estas crónicas tenísticas.

2 thoughts on “El tenis como experiencia religiosa

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *