Diario de un escritor bifurcado

Por Pedro Pujante.

MAC Y SU CONTRATIEMPO DE ENRIQUE VILA-MATAS

La literatura como enmascaramiento en la obra de Enrique Vila-Matas es una de sus más gruesas señas de identidad. El juego de ocultamiento del autor se puede registrar desde sus más tempranas novelas. Novelas en las que, como ha planteado Pozuelo Yvancos, figuran un yo, estrategia de la que se valen algunos autores para mistificar su persona y fantasear sobre sí mismos sin renunciar del todo a su propia identidad.  Las Novelas de EVM funcionan como capítulos sueltos pero coherentes de su Obra Total. Así, Mac y su contratiempo se constituye como una suerte de epílogo o epítome de toda su producción literaria anterior.

Como en el momento de escribir esta reseña la bibliografía dedicada a la novela ya sobrepasa el medio centenar de críticas y entrevistas parece redundante resumir el argumento o apuntar sus más evidentes hallazgos sin caer en la repetición. Yo me he acercado al libro con la curiosidad del vilamatiano que hay en mí y con la sospecha de que era imposible escribir una gran novela después de Kassel, después de EVM. Me equivoqué, afortunadamente. EVM ha compuesto uno de sus más interesantes, divertidos y adictivos libros. Un relato dual, caleidoscópico y múltiple que se despliega sobre sí mismo, sobre sus temas de siempre pero que al mismo tiempo es original. Porque Mac es un libro de libros escrito por un escritor de identidad bifurcada que se enrosca en una nostalgia ficticia.

Dualidades

La dualidad marca esta vida imaginaria/real, de un escritor/abogado que no es escritor. Un ventrílocuo, intertextualizador como el propio EVM, que carece de voz propia y que siempre está en busca de una voz.

En este sentido, las dualidades son numerosas. Desde el propio tema de la repetición, un eco en la historia de la literatura, que aquí se trata de rastrear al mismo tiempo que se pretende anular. Un libro sobre la repetición que, paradójicamente, es fresco y original.

Esta novela constata una de las dualidades que son características en el corpus vilamatiano. Escrita como un diario secreto desemboca hacia nosotros en la forma más pública que existe en literatura: el libro publicado. Así, la voz íntima de un narrador explota y el susurro se vuelve apelación directa al lector.

Vila-Matas no escribe un libro, escribe el comentario de un libro. Sin embargo, esta gran digresión es un relato en sí mismo. Juego borgeano de exégesis imaginaria, en el que el narrador reencarna a Pierre Menard, pero un Menard que de algún modo no busca rescribir el Quijote sino una obra suya anterior. En el juego especular de semánticas ambiguas, este libro es una novela y un libro de cuentos al mismo tiempo. Es un libro real y no lo es. Es un diario y no lo es, es un tratado sobre la literatura oral pero que se mantiene solo en el equilibrio de la prosa escrita. Es una concatenación de cuentos, cuentos de cuentos en puesta en abismo, pero también es una novela. Es un experimento pero sin perder las formas de la novela, entendiendo esta como un relato extenso e imaginario.

El narrador es un experimentado principiante, que conoce los secretos de la literatura pero que jamás ha escrito nada. Que repite hasta ser original. Cuyo mayor triunfo es su fracaso vital.

EVM continúa construyendo su propia identidad a través de su obra. El intertexto, la cita feliz, la mirada a la obra de los demás, de nuevo sirve para forjarse una identidad de autor. Porque la literatura, como dijera Lugones, no es otra cosa que la invención del propio autor. En todo caso, los 54 capítulos de Mac y su contratiempo son el intento luminoso y certero, divertido y genial de un escritor para ordenar su vida. La vida  hecha literatura. Porque Vila-Matas es pura literatura.

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