'Sol de mayo', buenas noticias para la novela negra

Por Javier Sánchez Zapatero.

Título: Sol de mayo

Autor: Antonio Manzini

Traducción: Julia Osuna Aguilar

Editorial: Salamandra, 2017

La serie de novelas escrita por Antonio Manzini y protagonizada por Rocco Schiavone es, sin duda, una de las mejores noticias de la novela negra europea de los últimos años. En un momento en el que género, a pesar de su innegable popularidad entre los lectores, camina a casos agigantados hacia la fosilización, convirtiendo muchas de sus obras en acartonados estereotipos en los que pesa más el costumbrismo que el cuestionamiento social y en los que la construcción de la trama criminal cada vez parece más endeble, las obras protagonizadas por el subjefe de policía romano destinado al septentrional valle alpino de Aosta han supuesto un auténtico –y necesario– soplo de aire fresco.

Sol de mayo, la cuarta novela de la serie publicada en España, repite los valores que alumbraban a sus predecesoras. Es, en consecuencia, una obra bien escrita –y presentada en español gracia a una estupenda traducción–, cargada de ironía, humor e inteligencia, que se lee con amenidad y ritmo, y que tiene en la composición de su protagonista y en la construcción de la intriga sus principales valores. En primer lugar, Rocco Schiavone se presenta como un personaje anclado en la mejor tradición del género negro, pero al mismo tiempo profundamente original. Malhumorado y socarrón, el subjefe de policía es incapaz de acostumbrarse al clima y a las rutinas de su nuevo destino, y pasa los días añorando su vida pasada en Roma, poniendo de manifiesto que recordar suele llevar aparejado dolor. Junto a su carácter y a esa sensación de desconsuelo que parece no abandonarle jamás, Rocco destaca por su espíritu transgresor; por el profundo humanismo con el que afronta las investigaciones policiales, que le lleva a tener una propia ética que le permite saltarse la ley cuando la cree injusta; y por la aplicación de una metodología que combina la intuición con el tesón, la aparente imagen de dejadez con un férreo compromiso con el trabajo y con la sociedad. Y en segundo, la obra desarrolla una trama criminal perfectamente trenzada y verosímil, con una estructura narrativa capaz de ir dosificando los avances de la investigación. A través del relato de las rutinas del trabajo policial, el lector va entrando en contacto con el desarrollo de la pesquisas, aventurando hipótesis sobre quién habrá sido el culpable y otorgando así a la lectura el valor lúdico que siempre ha de tener la novela negra.

Evidenciando su carácter serial, “Sol de mayo” retoma tramas iniciadas en “Una primavera de perros”. Así, el caso que ha de resolver Schiavone –un asesinato en la cárcel– está relacionado con la investigación narrada en la anterior novela, que llevará al personaje a indagar en un entramado criminal que subraya algunas de las principales problemáticas del país italiano, desde la penetración social de ciertos clanes mafiosos hasta la corrupción. Lo profesional y lo personal se unen en la novela, que además de relatar las averiguaciones llevadas a cabo para resolver el caso muestra la evolución del personaje, quien, más allá de la máscara irónica con la que parece enfrentarse a quienes le rodean, esconde un océano de melancolía marcado por el doloroso recuerdo de su vida pasada en Roma.

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