Extraño estilo de acrobacia emocional tras "Los universos paralelos"

Por Horacio Otheguy Riveira

A poco de empezar la obra se nos informa del centro neurálgico de la tragicomedia que va a desarrollarse: un niño de cuatro años salió corriendo tras su perro y un coche lo atropelló con resultado de muerte. Sus padres protagonizan el duelo de muy distinta manera. Les acompañan una abuela parlanchina con toque de comedia, y una joven tía con brío y vocación de vivir la vida tal cual venga. De todos ellos, es la madre del pequeño la que se niega a exhibir, expandir, expresar su dolor, y vive un duelo callado, a tal punto que resulta muy poco teatral, con muy bajo interés escénico, ya que silencia su angustia a la par que da muestras de una frialdad propia de una burguesa ociosa sin necesidades económicas, por eso las escenas más importantes, aquellas que son capaces de emocionar, se asientan en el encuentro con el joven que atropelló al crío, exento de castigo jurídico, pero con un gran sentimiento de culpa. Este adolescente trae buena energía a la vida mortecina del matrimonio, y sobre todo, pone en órbita la difícil experiencia teatral con un tema tan delicado y complejo a la vez. El actor Itzan Escamilla es el encargado de aportar la mencionada vitalidad, una notable dosis de emoción en una función lastrada por la propuesta del autor estadounidense David Lindsay-Abaire quien exige huir de la pena, de la posibilidad de transmitir expreso dramatismo.

Con la llegada inesperada del muchacho estalla la ira del padre (memorable Daniel Grao), dispuesto a matarlo, abiertamente furioso contra la aparente generosidad del responsable de la muerte de su hijo, y más adelante, la búsqueda de paz interior por parte de la madre (voluntariosa Malena Alterio con un personaje muy lineal con el que resulta difícil empatizar). Cuando ella sí es capaz de conversar con el chico, algo potente se salta las normas del dramaturgo y corre por los rincones iluminados con tétrica ternura por el maestro Juan Gómez Cornejo: el desasosiego hace acto de presencia y los caracteres opuestos conversan. Se filtra la angustia profunda, se quiebra la soledad del profundo dolor, y se reconquista la esperanza. El conductor del coche que asume su responsabilidad, incluso juzgándose culpable de exceso de velocidad, logra interesar a la madre en una historia que aquel ha publicado en una entrevista en homenaje al niño muerto: la fantástica existencia de una madriguera que conduce a universos paralelos donde todos podremos encontrar una nueva versión de nuestra vida, un camino de esperanza.

En este extraño estilo de acrobacia emocional no parece moverse con comodidad David Serrano, a quien sí le vemos instalado con seguridad al frente de obras muy emotivas como Lluvia constante, Cartas de amor o Billy Elliot. Salvo la iluminación, ya mencionada, de Gómez Cornejo, a la frialdad general, a ratos con toques de comedia ligera, no le ayuda una escenografía y un vestuario muy de clase media, que para nada reflejan el alto nivel de la familia.

 

Daniel Grao, Malena Alterio: un intento fallido de recuperar el placer en un matrimonio emocionalmente roto.

 

Buena gente, del mismo autor, fue el anterior trabajo de este director sobre un material muy distinto: una comedia abierta, extrovertida, también sobre gente que ha de ingeniárselas para no ser destruida cuando vienen mal dadas. Se estrenó en Madrid en 2015, pero en Broadway se dio en 2013, nada menos que siete años después de estos Universos paralelos, Rabbit Hole en el original: «La madriguera», un lugar donde salir de la vida que se tiene y entrar en una alternativa.

Resulta interesante este baile de fechas porque el autor se interesó por el duelo de una mujer y su marido, aunque con gran protagonismo femenino, tras la muerte de su niño, en un ambiente burgués, de clase social acomodada, en la que el dolor no tiene la distracción imprescindible (o la depresión profunda) de quien tiene que salir a buscarse la vida cada día: el marido es un profesional cualificado y ella una ociosa ama de casa. En todas las otras piezas las características sociales son muy distintas, y en Buena gente se une la mala suerte al detalle de ser pobres.

La situación de holgura económica es un hecho que perjudica las buenas intenciones porque si hay un enemigo feroz del teatro es la falta de conflicto, o mejor dicho, en este caso la abstracción del conflicto de llorar a un muerto tan querido sin hacerlo, evitando el dolor, mirando para otro lado cuando este se empieza a deslizar por las paredes del hogar, una sobrecarga que palidece y torna cansinas las escenas. Lo que podría parecer una decisión de puesta en escena es una exigencia del texto, aunque el mismo autor lo adaptó al cine de forma muy distinta (en España, Los secretos del corazón), con una carga de intenso dramatismo al servicio de su protagonista, Nicole Kidman, quien desbordada o inmóvil frente a una lavadora transmite una tensión casi insoportable. Dos visiones completamente diferentes por un mismo autor.

 

La familia al completo: Belén Cuesta, Carmen Balagué (con sus eficaces recursos de comediantes) y Malena Alterio, Daniel Grao (los afligidos padres).

 

Una gran escena entre Malena Alterio e Itzan Escamilla: la revelación de unos esperanzadores universos paralelos. Sobre la mesa, un libro que quizás ella lea, Casa desolada, más de mil páginas de Charles Dickens.

Versión y dirección: David Serrano
Intérpretes: Malena Alterio, Daniel Grao, Carmen Balagué, Belén Cuesta, Itzan Escamilla
Diseño de Escenografía y Vestuario: Elisa Sanz
Diseño de Iluminación: Juan Gómez Cornejo
Ayudante de Dirección: Maite Pérez Astorga
Ayudante de Escenografía y vestuario: Paula Castellanos
Espacio Sonoro: Federico Solá
Traducción: Cristina de la Peña
Casting: Rosa Estévez
Comunicación: María Díaz
Community Manager: Alvaro Vicente
Fotografías y Diseño gráfico: Javier Naval
Fotografías de función: Elena C. Graiño
Producción Ejecutiva: Lola Graiño
Dirección de Producción: Ana Jelin
Una Coproducción de: Producciones Abu, Milonga Producciones, Cuatro Pelucas, Tinnitus, JGR, Daniel Grao, GM Teatros, Verteatro.
ENCUENTRO CON EL PÚBLICO: Con la presencia del equipo artístico de la obra. Presenta y modera: Rosa María Mateo. JUEVES 5 DE OCTUBRE, AL FINALIZAR LA REPRESENTACIÓN. Entrada libre.
MARTES 10 DE OCTUBRE: Descubriendo los universos paralelos. Una charla con el director David Serrano.
Teatro Español. Sala Principal. Hasta el 15 de octubre de 2017

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