La vida y la muerte en el universo de Frida Kahlo por Úrsula Murayama

Por Horacio Otheguy Riveira

Momentos mágicos, dulces, reideros y penosos con la cadencia de una muerta que regresa con la larga fila de espíritus que amó y que, como ella ahora, no tienen otra voz que la que le presta el escritor Humberto Robles, gran autor mexicano con larga producción, quien expresa amor y conocimiento de causa en esta conmovedora experiencia teatral titulada: Frida. Viva la vida. Homenaje espléndido para quien murió a los 47 años y dejó una estela de impresionante emoción desde México al entero mundo que la sigue recibiendo con los brazos abiertos desde mucho antes de su partida en 1954.

El cuerpo herido de Frida Kahlo se pasea entre las mesas del legendario Café Central de Madrid, acompañado por piano y violín. Un cuerpo solitario entre mucha gente: soledad larga en el dolor y la ausencia del amor más profundo. La muerte cercana y lejana, su pasión por vivir, su gozo entre sombras tortuosas que le llegaron siempre de fuera. Entre las mesas donde la gente la mira embobada, dolorida también y a ratos sonriente por compartir su sentido del humor, esta Frida renace en escena gracias al talento de Úrsula Murayama: actriz que desanda momentos mágicos y terribles con la cadencia de una muerta que regresa con la larga fila de espíritus que amó y que, como ella, no tienen otra voz que la del autor de la obra: Humberto Robles, gran autor mexicano con larga producción, que expresa amor y conocimiento de causa en esta conmovedora experiencia teatral titulada: Frida. Viva la vida.

La pintora internacionalmente aplaudida no se toma en serio, como si su éxito hubiera surgido de la pura locura de surrealistas franceses que confundieron «mi arte visceral con sus propios delirios». Pero le vino bien para mantenerse en pie después de la poliomielitis infantil y del accidente de juventud donde perdió la virginidad con un metal que le atravesó parte de la columna…

Tortura en tiempos de medicina precaria, y amores intensos, y el arte que la acoge con furia y embeleso en medio de una soledad enfermiza que se carcome pero también se besa, buscando el puro amor por sí misma entre llagas y cicatrices…

Me tengo que poner bien guapa, de plano echando tiros… pa’ los muertos ora que lleguen y no digan: «¡Válgame, qué vieja tan fea!… tiene los dientes negros y está coja…» Pa’ los vivos, que tampoco vengan y anden cuchicheando… «Vela, está como para los perros… apesta a aguardiente… le hieden las llagas… si tan siquiera se depilara el bigote…» ¡Así como Cantinflas me veo mejor, bola de envidiosos…! Una vez me quité el bigote y Diego casi me desuella viva… me corté el pelo y me fue de la chi… fosca… «Si te quise fue por el pelo, ahora pelona ya no te quiero…» Pero sobre todo quiero verme rete chula pa’él, pa’l sapo, que vea a su Fridu, peinada y arreglada, no como una más del montón, huarachuda, chancluda… Aunque esté coja… ¡Óime bien, Diego María de la Concepción Juan Nepomuceno Estanislao de la Rivera Barrientos Acosta y Rodríguez: aquí tienes a tu princesa maya dispuesta a ser arrojada a un cenote sagrado, tu soldadura zapatista, más mexicana que’l maguey azul, que el chile de bola! ¡Y viva México, jijos de su chingada madre! (Muerde un chile) ¡Ah, qué enchilada me voy a dar! 

 

Inteligente, peleona, rompedora, moderna, lúcida, vuelve de la muerte, se burla de los morideros, pero también se confiesa débil, tan vulnerable, cuando junto a la foto de Rivera habla con él rogándole que le cuente mentiras a la mismísima muerte pelona cuando venga a buscarla, de pronto temerosa de marcharse, aferrada a la vida con uñas y dientes.

Acompañada de sus canciones favoritas, personaje y actriz se funden gozosamente en una intimidad tan dolorosa como inmensamente tierna, a tal punto que acaba la sesión sacando a bailar a algunos espectadores, un entrañable vals donde Úrsula/Frida nos lleva portando una de sus enigmáticas sonrisas…

 

Escucha un ruido que le llama la atención.
— ¿Eres tú, Diego…? ¡¿Dieguito…?! ¿’tás allí…? ¡Diego! ¿Ya llegaste o ya te juiste…? Ah, qué sola se siente una cuando está tan sola… buten de abandonada… cual hoja al viento… Ay, mi Diego… ¿»Mi» Diego…? Nunca ha sido ni será mío… Es de él mismo… ¡Mi niño! Vente pa’ acá un ratito… Te estoy haciendo unos tamalitos en hoja de plátano, pa’ chuparse los dedos… Y puedes chupar los míos… Saben mejor que la carne de venado… Me puedes besar aquí… O acá… Si te portas bien, hasta te doy un besito… En una de esas… (se alza la falda) puedes llegar más lejos… ¿No quieres una «copiosa»? ¿Un curado de apio fresquecito…? ¿Un taquito con huitlacoche…? ¿Eh…? (Pausa) ¡Me lleva la china Hilaria! ¡Vieja arrastrada, eso es lo que soy! ¡Méndiga mendiga, dependiente; nomás enchinchando al prójimo con mis rezongos, rogona! ¡Aquí te espero, panzas, con la tragadera y con el sexo abierto…! ¡¿Qué culpa tienes de tener una esposa tullida y chiquiada?! No, my darling, no, tú sigue pintando tus monotes… No te fijes ni te acongojes… yo sé que tienes que fregarte el lomo para traer la centaviza y mantener a esta vieja achacosa… Para eso tienes a tu chicuita, pa’ que te tenga calientitas las tortillas, calientito el champurrado y calientita la camita… yo hago de tripas corazón y de espinazo la cadera…
Se sirve más tequila.
Ya lo dijo Diego: el alcohol y la religión no son buenos estupefacientes.

 

La acción transcurre en un día de muertos en la cocina de la Casa Azul de Coyoacán. Mientras Frida cocina y espera a sus invitados ella evoca a Diego, Trotsky, Breton, Rockefeller, París, Nueva York, el recuerdo del accidente y surge inevitablemente la presencia de la Muerte. El humor, la risa, el tequila, las pinturas, sus “cuatachones”, los aromas, sus recuerdos, sus miedos, sus dolores y fundamentalmente su alegría de vivir son una constante a lo largo de la obra.
Muchos de los textos de la obra fueron extraídos de cartas y escritos de Frida; son literales sus impresiones sobre París, Estados Unidos, México, André Breton, lo que pensaba sobre los artistas y los intelectuales, la narración del accidente; el texto está salpicado de títulos de cuadros de Frida, así como frases o poemas escritos en su diario. Creo que la voz de Frida se deja escuchar nítida y verazmente en este monólogo. (Humberto Robles).

Café Central. Kabaret-Matinée. A las 13 horas de los días 23, 24, 30 y 31 de diciembre 2017. 

Úrsula Murayama (Ciudad de México), después de una amplia formación teatral en México y Cuba, participa en diferentes telenovelas y protagoniza varias películas Hijos del viento (José Miguel Juárez), Sin azulPeleas de gallos (Joel Juárez) y El último profeta (Juan Antonio de la Riva), además de varias obras de teatro como Los perros de DiosSusurros de inmortalidad

Se traslada a Madrid, donde colabora en varias películas y series de televisión (Las trece rosasMi hijo ArturoEl comisario), también realiza el monólogo La mujer sola (Darío Fo) que se representa en varios centros culturales de la Comunidad de Madrid. Interviene en la obra Mujeres de arenaLa venganza de la Menda, además de explorar en el formato microteatro.

Con Frida Kahlo: Viva la vida, Úrsula vuelve a las tablas con la aventura de dar vida a la gran pintora mexicana, a través de un interesante monólogo escrito por Humberto Robles y que se representará en sesión de kabaret matinée, los días 23, 24, 30 y 31 de diciembre, con Celia Laguna al piano, Alejandro L. Domínguez al violín, con diseño de iluminación de Pilar Velasco, y vestuario de Hilda González. Se podrá disfrutar del ambiente festivo, la gastronomía mexicana e incluso los famosos calambres con los que comenzar el año con la energía renovada.

Texto dedicado a Natscha de León y Ludmila Ilínichna Shlëmina
Premio Mejor Iniciación Dramática por la APT (Asociación de Periodistas Teatrales),
2001. Obra montada en México (2001-2003), Puerto Rico (2004-2005), Uruguay (2004-2008), Brasil (2007), Reynosa (2007), México (2007), Torreón (2008), Londres y Festival de Edimburgo (2008).

Reservados todos los Derechos ante SOGEM (Sociedad General de Escritores de México)

Para saber más:
Entrar en el Museo Frida Kahlo
Leer: El diario de Frida Kahlo. Un íntimo autorretrato; Biografía por Rauda Jamis; Biografía ilustrada por María Hesse.
Ver las películas documentales: Alemania, 1982, Frida Kahlo, de Helia Hershon y Roberto Guerra;
Reino Unido, 1984, Frida Kahlo y Tina Modotti, de Laura Mulvey y Peter Wollen; Francia, 2011, En casa de Frida Kahlo, de Xavier Villetard; y los largometrajes:  Frida: naturaleza viva, 1983, de Paul Leduc, México; Frida, 2002, Estados Unidos, de Julie Taymor.
 

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