Atracción por lo desconocido

Por Jorge Mur.

Rafael M. Milani nació en 1989 en São Paulo, Brasil, donde todavía reside. En 2008 se hizo con su primera cámara fotográfica. Desde entonces, según sus propias palabras: “nunca he dejado de experimentar con la fotografía”.

¿En qué momento  y por qué decidiste tomar fotografías?

Hubo un breve período de tiempo, cuando tenía 10 años, en el que soñaba con ser uno de esos fotógrafos especializados en la vida salvaje, pero fue algo que cayó en el olvido hasta muchos años después, cuando estaba en la universidad estudiando cine. Allí obtuve mi primera cámara “real”, y enseguida me di cuenta de que la fotografía, como medio, me ofrecía más posibilidades que el cine para explorar y experimentar. Era algo que podía hacer solo y con mis propios recursos, lo cual fue bastante liberador, y poco a poco me volví muy apasionado. Llevaba mi cámara a todas partes y, a pesar de que todas las fotos que hice durante esos primeros años eran “basura”, me divertí mucho haciéndolas. Así que al principio, supongo que mi interés por la fotografía tenía más que ver con el proceso que con los resultados.

¿Qué es lo que más te atrae de la fotografía?

Hablando desde la perspectiva de un fotógrafo, me gusta la capacidad que tiene para hacerte salir y ver el mundo. Te empuja fuera de tu zona de confort y te obliga a enfrentarte a la vida real. Pero todo esto expresado de una manera muy material. El tipo de trabajo que me gustaría llevar a cabo no se puede hacer dentro de un estudio, así que tengo que salir físicamente, caminar, mirar cosas. Es casi una excusa para vivir.

Fotografiamos lo que nos interesa, por lo que mi trabajo es definitivamente un reflejo directo de mis intereses y gustos personales.

Algunas de tus fotografías están envueltas en una especie de niebla, como si hubiera manchas. ¿Qué te acerca a esa estética?

Desde niño me atrae lo misterioso o desconocido. Creo que la estética de la que hablas explora de alguna manera eso. Puedes mostrar un tema sin describirlo realmente, de forma que existe un margen para que la imaginación del espectador participe.

¿Qué te obsesiona en la vida? ¿Algunas de esas cuestiones aparecen en tus fotografías?

No sé si lo llamaría una obsesión, pero creo que ese cariño infantil hacia lo misterioso todavía me conmueve. Siempre me he sentido atraído por artistas cuyo trabajo tiene una sensación de extrañeza y asombro, y eso es lo que trato de transmitir con mis propias imágenes.

Las imágenes de Rafael supuran misterio. No hay duda. Plantea escenas que beben de lo onírico. Aparecen manchas; grumos difusos que impiden captar los detalles; figuras que se desvanecen; atisbos de ellas; sombras. Se trata de que no todo brille.

Nos cuenta, además, que encuentra la inspiración en la naturaleza, en la música y en la literatura. Le apasiona la observación de las aves. De hecho, guarda una lista con todas las especies de aves que ha visto, y está en unas 360 hasta la fecha. Le hace feliz descubrir nuevos lugares, autores, artistas, música, especies de aves… Cualquier nuevo conocimiento le hace sentir satisfecho.

¿Tu principal pregunta sin respuesta en la vida?

Una pregunta complicada… La humanidad se ha hecho a sí mismas grandes preguntas a lo largo de los siglos: ¿el tiempo tuvo un comienzo? ¿Había algo antes del universo? ¿El universo tiene un final? ¿Hay otros seres inteligentes por ahí? ¿Hay vida después de la muerte? ¿Hay un dios?
Pero lo que sucede con estas preguntas es que cada respuesta posible resulta inquietante. Un simple “sí” o “no” a cualquiera de ellas sería igualmente aterrador. Así que supongo que me decantaría por algo más simple y mundano. Un verano, hace unos años, apareció un ave nocturna en un bosque cerca de mi casa. No era un búho o un halcón nocturno. El nombre común para esto es “mãe-da-lua”, que significa “madre de la luna”. Los nativos lo llamaron “pájaro fantasma”.
No sé dónde pasó ese día, pero casi todas las noches, durante tres o cuatro meses, estaba posado en los mismos árboles, y lo vi y fotografié unas cuantas veces durante ese período. Luego, cuando llegó el otoño, desapareció y nunca volví a verlo. Lo cierto es que me gustaría saber más sobre ese pájaro. De dónde vino, a dónde fue a pasar el invierno y por qué nunca regresó.

 
Para conocer más sobre Rafael: http://cargocollective.com/rafaelmilani
 
Todas las fotografías han sido reproducidas bajo el permiso de su autor.

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