8 consejos para dormir mejor

¿Tú también tienes problemas para dormir y descansar? No es extraño: este es un problema cada vez más común en nuestra época. Algunos de nuestros hábitos contemporáneos, e incluso cierta actitud de impaciencia ante la vida, han afectado notoriamente nuestra capacidad de encontrar el reposo imprescindible para conciliar el sueño.
A continuación te compartimos 8 consejos, emitidos por la Johns Hopkins Medicine School, que sin duda mejorarán la calidad de tu descanso. Se trata de recomendaciones sencillas y fáciles de poner en práctica. Recordemos que la calidad de tu sueño determina, en buena medida, la calidad de tu vida despierto.
Duerme con una lámpara de mano a tu alcance
No se trata de que estés listo para una emergencia, sino de algo mucho más sencillo: si tienes que levantarte por la noche (al sanitario, que puede ser lo más común), usar una lámpara de mano evitará que enciendas otras luces mucho más intensas y, con ello, afectes tu ciclo de descanso y tus ritmos circadianos.
Destierra de tu habitación todas las pantallas que emiten luz
En nuestra época, una de las grandes amenazas al descanso nocturno es la miríada de gadgets que nos rodean: teléfonos, tablets, pantallas de televisión, relojes inteligentes… los cuales tienen al menos dos efectos serios sobre nuestra capacidad de conciliar el sueño. Por un lado, la luz que emiten, lo suficientemente intensa como para hacer creer a nuestro cuerpo que aún es de día y que, por lo mismo, debe seguir alerta. Por otro, en relación con esto mismo, el estado de atención/distracción constante al que nos llevan dichos dispositivos, alejado diametralmente de la calma que suele requerirse para ingresar a los dominios del descanso efectivo.
Si duermes con un reloj despertador al lado, oculta su pantalla
En el sentido del punto anterior, quizá haya al menos una pantalla que no puedas expulsar de tu habitación: la del reloj digital que te despierta por las mañanas. Si es el caso, al menos gíralo para que su luz –aunque sea escasa– no dé de frente a tu rostro. Si tu reloj despertador es tu teléfono, intenta alejarlo lo más posible y colocarlo con la pantalla hacia abajo.
Si duermes con calefacción, busca una temperatura templada
Contrario a lo que podría creerse, la mejor habitación para dormir no es una habitación cálida, sino cuya temperatura sea más bien fresca. Si duermes con la calefacción encendida o programada para activarse en algún momento de la noche, intenta que la temperatura promedio de tu cuarto oscile entre los 12 y los 23°C (54ºF-75ºF).
Cubre tus ventanas con cortinas realmente opacas
Como vemos, un factor imprescindible para una noche de descanso auténtico es la ausencia casi total de luz. Si es posible, cubre las ventanas de tu habitación con cortinas verdaderamente opacas que te aseguren una oscuridad absoluta.
Procura no dormir con tus mascotas
Muchas personas tienen la costumbre de que sus mascotas duerman con ellas, en la misma habitación y a veces en la misma cama. Los animales de compañía, sin embargo, tienen ciclos de sueño muy distintos a los del ser humano, y tanto los perros como los gatos suelen despertar y moverse activamente varias veces en una noche. Si es tu caso y de verdad quieres aprovechar las noches para descansar, quizá debas reconsiderar admitir a tu mascota en tu habitación.
Reemplaza tu colchón y tus almohadas, y procura dormir con ropa de cama limpia
Diversos estudios señalan la importancia de renovar todo lo que atañe a los aditamentos que empleamos para dormir. La vida útil de un colchón suele ser de hasta 10 años, dependiendo de su calidad, y en cuanto a las almohadas, se recomienda reemplazarlas cada 2 años. Asimismo, la higiene en sábanas, edredones, cobijas, pijamas y demás ropa de cama te asegura noches reparadoras y saludables, pues un ambiente limpio suele ser más acogedor.
Intenta siempre tender tu cama
Un hábito tan sencillo como tender la cama puede provocar un gran efecto en tu disposición para el descanso. Llegar a tu casa y encontrar tu cama bien tendida puede resultar mucho más alentador para dormir que verla hecha un caos y enfrentarse al deber de acomodarla. Si lo dudas, un estudio realizado por la National Sleep Foundation de Estados Unidos encontró evidencia de dicho fenómeno: la calidad del sueño mejoró en los individuos que manifestaron el hábito de tender su cama todas las mañanas.
A manera de conclusión sólo agregamos que el sueño y el descanso necesitan también de su propio tiempo, sus circunstancias, acaso incluso sus ritos propiciatorios. En vista del ánimo imperante en nuestra época, quizá, para dormir, sea necesario atrevernos a aceptar que queremos descansar, que necesitamos descansar.
 
 

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