The Goose (2018), de Mike Maryniuk – Crítica

 
Por Jaime Fa de Lucas.
The Goose, el ganso, es el título y el apodo del protagonista de esta obra surrealista que combina infinidad de técnicas audiovisuales para desarrollar, a su manera, la historia de un chaval mudo que ansía encajar en el mundo que le rodea. La influencia de Guy Maddin es evidente en todos los aspectos, algo que queda más claro teniendo en cuenta que Mike Maryniuk y Maddin nacieron en el mismo lugar –Winnipeg, Canadá–.
El protagonista lo intenta todo para poder comunicarse: hipnosis, métodos tecnológicos –las secuencias con la pantalla que se conecta a su cerebro son graciosas e ingeniosas–, técnicas esotéricas con cristales, etc. Por el camino hay detalles metaficcionales, viajes psicodélicos, guiños al cine mudo y un fraude: descubre que su padre no es en realidad quien dice ser, sino un mero ventrílocuo.
En general, The Goose está llena de técnicas interesantes y humor absurdo de calidad. Además presenta un tejido de conexiones disparatadas que dan cierta riqueza al conjunto y que como mínimo hacen que sea sugerente. El problema es que poco a poco se va desinflando, sobre todo por culpa del escaso hilo argumental y del desaprovechamiento de la figura del mudo en términos conceptuales. Finalmente, acaba siendo una obra, no redonda, sino oblicua en todos los sentidos.
 

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