Chesterton: un destilado de sorbos felices

José Luis Trullo.- Enrique García-Máiquez y Luis Daniel González protagonizan en Un buen puñado de ideas una gesta editorial que no podemos soslayar. Se trata de una ingente selección de fragmentos espigados de las obras del escritor inglés G. K. Chesterton (muchos de ellos de vocación inequívocamente aforística, otros más digresivos), ordenados de manera temática, a modo de diccionario ampliado de conceptos fundamentales de la cultura humana: desde Amistad hasta Yo, pasando por Amor, Arte, Conciencia, Democracia, Dios, Felicidad, Historia, Justicia… El resultado es un libro monumental, enciclopédico incluso, que exige ser paladeado a pequeños sorbos, prestando atención a cada frase, a cada palabra, pues todas y cada una de ellas han sido destiladas y aquilatadas con la precisión y la sabiduría del consumado pensador en su alambique.
Bien es verdad que, como los editores nos advierten (tanto en el prólogo como en el epílogo al volumen), los textos que aparecen aquí compilados no fueron concebidos en su origen como frases autónomas, susceptibles de ser desgajadas del todo en el que se inscribían. Ahora bien, ello no es óbice para que dichas frases no puedan desplegar su propio vuelo de forma independiente, atributo propio y connatural del aforismo. De hecho, ya Miguel de Unamuno nos advirtió de que “no se piensa sino en aforismos”, de modo que éstos se erigirían en islotes de certeza por debajo de los cuales se trabaría una subyacente unidad que no necesariamente debe hacerse explícita. De hecho, no sería abusivo proponer que un ensayista, a la postre, no es sino un aforista frustrado, o poco sutil, o que no confía en la inteligencia del lector.
El libro, desde luego, funciona estupendamente, no sólo por la brillantez de los pasajes seleccionados, sino por la pasmosa actualidad que detectamos en no pocos de ellos. A modo de ejemplo, he seleccionado algunos por lo vigentes que pueden resultar; tanto, que incluso es más que probable que, a pesar de haber sido escritos hace casi cien años, logren escandalizar los sensibles oídos de muchos lectores (¡y lectoras) del siglo XXI.
 
Las adivinanzas de Dios son más satisfactorias que las respuestas del hombre.
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La religión puede ser definida por aproximación como lo que nos hace felices sobre las cosas que importan.
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Es a menudo un error estratégico silenciar a un hombre, porque deja al mundo bajo la impresión de que tiene algo que decir.
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Tal vez no exista ningún círculo en que las mujeres sean tan sentimentales y sumidas como en los círculos inconformistas.
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A veces llamamos progreso a lo que no es ni siquiera moda, sino fatiga.
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Es inútil hablar siempre de la alternativa entre la razón y la fe. La razón misma es una cuestión de fe.
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Hay dos clases de gente: la que acepta dogmas y lo sabe, y la que acepta dogmas y no lo sabe.
 
No me caben demasiadas dudas de que la vigencia del pensamiento chesternoniano se debe menos a que fuese un adelantado a su época como a que la nuestra muestra alarmantes señales de estancamiento, incluso de regresión. Es por ello que volver a los clásicos (o releerlos sin cesar si, como es mi caso, nunca los he abandonado) puede ser una irónica forma de comprender la actualidad.
 
G.K. Chesterton, Un buen puñado de ideas. Edición de Enrique García-Máiquez y Luis Daniel González. Renacimiento, colección A la nínima. Sevilla, 2018, 470 págs.

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