Tu hijo (2018), de Miguel Ángel Vivas – Crítica

 
Por José Luis Muñoz.

La cinematografía española parece enamorada del thriller y todos tenemos películas patrias más que notables en la cabeza que nada tienen que envidiar a títulos de ese género realizadas en Estados Unidos o en Francia, por ejemplo. Días contados, Nadie hablará de nosotras cuando hallamos muerto, La caja 507, No habrá paz para los malvados, La isla mínima, Que Dios nos perdone, pueden figurar en una lista de oro.

Miguel Ángel Vivas (Sevilla, 1974) tiene una larga trayectoria como realizador de thrillers y series de televisión, una de ellas, precisamente, Vivir sin permiso, con José Coronado. El actor madrileño, que parece estar en plena racha creativa (como al buen vino, los años lo han mejorado y le han abierto caminos más allá del de galán), es el protagonista absoluto de Tu hijo, una historia que gira en torno al cirujano Jaime Jiménez (José Coronado), cuya vida da un giro por la paliza que deja en estado vegetativo a su hijo Marcos (Pol Monen) a la salida de una discoteca. El médico, un ciudadano pacífico y cumplidor de la ley, buscará la venganza cuando la policía se desentiende del caso, se meterá en ambientes peligrosos y ajenos y acabará descubriendo aspectos escabrosos de su adolescente hijo, pero tira más la sangre que cualquier cuestionamiento moral.

Miguel Ángel Vivas conduce este thriller sin desmayo, lo dota de una impecable factura visual (magníficas las secuencias nocturnas de ese padre vengativo siguiendo a los agresores de su hijo) y consigue que el filme vuele rápido si obviamos algunos aspectos de peso que lo lastran: no está nada definida la relación familiar del doctor protagonista con su familia, más bien gélida o inexistente (no hay calor en ese hogar en el que el doctor Jaime Jiménez suele comer sólo y se mete en el lecho matrimonial sin cruzar una sola palabra con su esposa (Ana Wagener). Más grave, imperdonable, porque destroza literalmente el rumbo del filme hacia el desenlace, es ese inserto de la violación de la novia de Marcos (Esther Exposito), grabada con móvil, como las hazañas de la tristemente célebre panda de La Manada, que resulta un pegote cinematográfico por la pésima actuación de todos los actores intervinientes.

Tiene momentos notables Tu hijo como la secuencia en la que el que el protagonista frecuenta una y otra vez la discoteca en donde su hijo recibió la paliza y es un extraño en un gueto de jóvenes que asedian su coche como si fuera un animal de otra especie, o cuando acude al barrio marginal para contratar los servicios de un matón gitano cuyo hijo ha salvado en el hospital. Son quizá esos los apuntes más interesantes del film, cuando el protagonista, cegado en su afán de venganza, decide cruzar fronteras y adentrarse en mundos hostiles, como el Imanol Arias de Tiempo de silencio de Vicente Aranda sobre la novela de Luis Martín Santos.

Tu hijo, salvando distancias geográficas y argumentales, recuerda a la excelente película En el valle de Elah de Paul Haggis en la que un militar descubre una escalofriante zona de sombras de su hijo asesinado. Tommy Lee Jones opta por poner boca abajo la bandera de las barras y las estrellas ante esa ausencia de valores absoluta que corroe la sociedad americana y se ha acentuado en sus últimas guerras imperiales. José Coronado se limita a ponerse incondicionalmente al lado de su hijo, obviando su conducta.

De nuevo un gran recital de éste actor español que, hay que decirlo, está muy mal acompañado por los actores secundarios del filme en lo que para mí es un error de casting.

 

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