‘Querida señorita bird’, de A.J. Pearce

IRENE MUÑOZ SERRULLA.

Emmeline Lake sueña con trabajar como periodista, y a ser posible en el centro de la batalla, literalmente, para poder trasladar la realidad de una guerra que está devastando la ciudad de Londres con bombardeos prácticamente diarios. Y consigue su oportunidad.

Emmeline encuentra un anuncio de trabajo y no duda demasiado en enviar su candidatura. Tras la entrevista, es contratada para uno de los principales periódicos del momento, o eso creía ella. En realidad ha sido contratada para mecanografiar cartas, relatos y similares en La amiga de la mujer, una revista para mujeres en la que la señora Bird da consejos a mujeres que escriben con su nivel de angustia y desesperación propio por diferentes asuntos: amor, desamor, la propia guerra, circunstancias del día a día… Al principio su tristeza y perplejidad, al darse cuenta de que no es la nueva reportera de guerra que ella esperaba, es evidente, pero el espíritu colaborador en esos años de guerra está por encima de todo, y si puede ayudar a otras mujeres aunque solo sea mecanografiando las respuestas de la señora Bird, eso es lo que hará. Sin embargo, la señora Bird se muestra como un sargento de hierro de la correspondencia femenina, y acepta menos temas de los que tiene vetados. Emmeline no lo entiende, y no puede ceñirse a las normas.

Mientras tanto, la guerra sigue su curso. Su prometido está en el frente y pronto rompe el compromiso, porque la distancia no es buena ante necesidades y amores más cercanos. Pero Emmeline lo supera. Como supera la dura tarea de ser voluntaria de los Servicios Auxiliares de Bomberos y tener que limitarse a coger el teléfono para enviar a las diferentes dotaciones a los incendios provocados por las bombas. También supera que tras conocer a un hombre que parece su real media naranja, este tenga que partir para reincorporarse al frente tras un breve permiso. Lo que más le va a costar superar es la muerte de un querido amigo y prometido de su mejor amiga, Bunty. Pero con perseverancia y cariño, supera eso y muchas otras cosas que suceden alrededor de este trágico fallecimiento.

J. Pearce (Hampshire) ha conseguido un gran libro en esta su primera novela (la segunda, secuela de esta, está en el horno…). Una narración en primera persona, lógicamente en la persona de Emmeline, nos atrapa desde la primera página con fuerza. Aunque podría parecer una novela sencilla, ligera, romántica… no es así. Los temas que se tratan no dejan de ser duros: situada en 1940, en Londres, rodeados de bombardeos durante toda la novela, de muerte y destrucción, es complicado salir indemne de esta lectura. Pero Pearce tiene la capacidad de crear micromundos en Querida señora Bird, que nos permiten refugiarnos de las bombas y del dolor; e incluso utilizar un toque de oculto humor entre las narraciones y descripciones, para darnos un respiro. 

Sí, la novela trata un tema dulce y entretenido, pero en un ambiente de tragedias cercanas y diarias, desgracias de los que pueden haber vivido todo tipo de personas, sin importar su capacidad económica o su nivel cultural.

 

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