Andrés Lima monta una victoriosa venganza en «Moby Dick»

Por Horacio Otheguy Riveira

El bárbaro capitán Ahab, célebre por su tesón y su fuerte carácter, se enfrenta a lo imposible, y el teatro entero se convierte en su aliado, a tal punto que todos sentimos que nos empapamos del oleaje que zarandea al ballenero, vertiginoso el peligro compartido mientras la voz aguardentosa, a ratos rota, del viejo y maltrecho marino se regodea en sus numerosos fracasos y en su ambición desmedida, tan ensoñado y delirante que hasta será capaz de tornar poético su desastre final. Pues bien, del horror y del sumo fracaso —el más extraordinario que imaginarse pueda—, el director Andrés Lima se alza triunfante, y el fracaso original se convierte en una colosal venganza, favorecida por el agasajo pertinaz del público rendido ante el talento y la belleza escénica de lo terrible, formando largas colas para llenar las salas donde la función se representa. Un espectáculo donde la belleza de la más terrible derrota se convierte en un privilegiado tributo al esfuerzo de la imaginación y la creatividad. Al frente, José María Pou en uno de sus trabajos más difíciles.

Paradójicamente la puesta en escena encuentra una energía sobrehumana donde solo hay dolor físico e invalidez, empeñados todos sus integrantes en triunfar sobre la bestia. Un imposible desde el mismo momento en que publicó el libro Herman Melville en 1851, y no recibió ni un duro ni un elogio, sólo desprecio e indiferencia hasta su muerte en 1891. Sus 700 páginas invadían un mercado muy limitado, incapacitado para semejante propuesta, para tamaño empeño en el que unía vocaciones tan novedosas como la del periodismo literario (varios datos de hechos reales confluyen en la base argumental), la aventura casi bíblica de un simple mortal enfrentado a la fuerza de la naturaleza, y un estilo de gran densidad con digresiones filosóficas que retienen la acción una y otra vez. A mediados del siglo XX la cosa cambió radicalmente. Los lectores ya se habían encariñado con la voluptuosidad de la mar entre hechos históricos, gracias a Joseph Conrad (1857-1924), y Moby Dick se fue convirtiendo en un éxito enorme con numerosas traducciones, varias versiones cinematográficas y unas pocas teatrales, la más importante con una traducción del italiano Cesare Pavese para Vittorio Gassman, siempre muy dado a oscilar entre minimalistas monólogos o colosales aventuras teatrales al inaugurar con Moby Dick su propio teatro itinerante bajo una carpa circense, y llegar a España en la Expo 92: en un gran auditorio, un montaje muy ambicioso y polémico (La ópera imposible de Vittorio Gassman).

Al escribir esta versión, Juan Cavestany recorre la columna vertebral de la novela y le da moderada energía, como si estuviera muy preocupado en la brevedad, en no pasar de la hora y media. Se echan en falta mayores situaciones entre los personajes y más datos sobre la historia del capitán. El texto resulta reiterativo y en exceso discursivo, una tendencia recitativa que afecta al trabajo del primer actor, pero todo el conjunto de la producción le ampara notablemente, y escribe su propia dramaturgia en el espacio: todos los talentos escogidos se ponen de acuerdo y no hay fallo alguno en la película proyectada, realizada en blanco negro con todos sus muchos matices hasta la última secuencia, allí el mar adquiere un protagonismo inquietante en todo momento, muy bien acoplados los figurantes distribuidos como fantasmas, los temibles claroscuros de la iluminación, la sublime partitura musical, y en fin toda la amalgama que hace que las dificultades del capitán y del actor ericen la piel, generen asombro y emoción. Unión de elementos dirigidos por Andrés Lima con gran precisión junto a un equipo técnico y artístico de gran calidad.

 

-Capitán, esa ballena blanca es la que algunos llaman Moby Dick, ¿no es cierto?

-Entonces -gritó Ahab-, ¿conoces a la Ballena Blanca? ¿Eh, Tash?

-¿No abanica con la cola antes de sumergirse, señor?

-Y ¿no tiene también un surtidor raro? -preguntó Daggoo a su vez-. ¿Muy copudo para un cachalote? ¿Y muy rápido, capitán?

-Y tiene… -gritó Queequeg-, varios arpones en la piel todos retorcidos y tuertos como ella… -y en su extraña lengua apenas
bastaba para dar la sensación de lo que quería describir.

-¡Como un tirabuzón, sí! Sí, Queequeg, los arpones los tiene clavados y retorcidos. Sí, Daggoo, el surtidor es enorme y como una gavilla, y blanco como la lana lavada. Sí, Tashtego, abanica con la cola como un foque al que el viento le ha roto la escota… ¡Sí, condenación! ¡Ésa es Moby Dick, chicos! ¡Moby Dick!

-Capitán -dijo Starbuck, quien hasta entonces se había limitado con los otros dos oficiales a contemplar a su superior con
creciente sorpresa-. Capitán, he oído hablar de Moby Dick, pero… ¿no fue Moby Dick acaso la que le cortó a usted la pierna, señor?

-¿Quién se lo ha dicho? Sí, Starbuck, sí, hijos míos, fue Moby Dick la que me desarboló. A Moby Dick le debo este muñón muerto en el que ahora me sostengo. ¡Sí, sí! -añadió en un sollozo terrible, casi animal-. ¡Sí! ¡Esa maldita ballena blanca me dejó inválido para toda mi vida!

Alzó los dos brazos al aire:

-Sí, y la he de perseguir más allá del Cabo de Hornos y más allá del de Buena Esperanza, más allá del Maelstron, y más allá
de los fuegos del infierno antes de renunciar a cogerla. Y para eso os habéis embarcado, muchachos, para perseguir a la Ballena Blanca por ambos hemisferios si es preciso, y por todos los rincones del universo hasta que lance sangre negra por el surtidor y flote panza arriba. Conque, hijos míos, ¿queda cerrado el trato? ¿O acaso no sois una partida de valientes, como creo?

Moby Dick. Editorial Austral.

MOBY DICK

Un texto de Juan Cavestany, basado en la novela de Herman Melville 

No consta traducción

Dirección Andrés Lima

Reparto: José María Pou, Jacob Torres, Oscar Kapoya

Figurantes proyecciones: Martí Abril, Ntonga Paulin Behounde, Juan Antonio Dos Santos, Carles Guillot, Jordi Manero, Sergi Mitjans, Sergi Monpei, The Cinema Face

Escenografía y vestuario: Beatriz San Juan

Iluminación: Valentín Álvarez

Música original y espacio sonoro: Jaume Manresa

Voces grabadas: Coro de voces graves de Madrid y Coro de jóvenes de la Comunidad de Madrid

Sonorización: Jordi Ballbé

Video creación: Miquel Àngel Raió

Postproducción video creación: Miguel Ángel Raió y Francesc Sitges-Sardà

Caracterización: Toni Santos

Ayudante de dirección: Anna Maria Ricart

Fotografías: David Ruano

Producción de Focus

TEATRO LA LATINA. DEL 8 DE FEBRERO AL 10 DE MARZO 2019

MARZO 29: Lorca

ABRIL 6 y 7: Granada

ABRIL 27: Córdoba

MAYO: Catarroja (4); Palencia (8) – León (9) – Avilés (10) – Cuenca (17) – El Ejido (25) – Ceuta (31)

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