Perseo, un héroe mítico hijo de la lluvia de oro

por Kika Sureda

Perseo, hijo de Zeus y Dánae, había nacido a pesar de las precauciones que tomó su abuelo Acrisio para evitar que fuese engendrado, ya que un oráculo le había predicho que moriría por causa de su futuro nieto. Por esta razón encerró a su hija, Dánae, en una cámara subterránea de bronce. Pero Zeus, que estaba enamorado de Dánae, consiguió entrar metamorfoseado en lluvia de oro, y uniéndose a la joven engendró en ella a Perseo. cuando nació el niño, Acrisio lo encerró con la madre en una urna y lo arrojó al mar, pero las olas arrastraron ese fúnebre navío hasta las playas de la isla de Sérifo en la costa asiática. Allí los recogió y acogió Dictis, hermano del rey del lugar, Polidectes. Este se enamoró de Dánae y quería poseerla, pero el joven Perseo protegía a su madre y no lo permitió. El rey, para librarse de él, lo envió a matar a Medusa, un ser monstruoso cuya mirada petrificaba a quien la recibía de frente. Pero Perseo logró vencerla con una estratagema, consiguió acercarse a ella sin mirarla, pero viendo el reflejo en su escudo, y de un tajo le cortó la cabeza. De la herida del monstruo salió el caballo alado Pegaso. De vuelta a casa, pasó por Etiopía, encontrándose con Andrómeda, una princesa que iba a ser devorada por un monstruo marino. Perseo se quedó prendado de la doncella y acordó la boda con su padre, se enfrentó al monstruo y acabó con él con sus armas mágicas. Regresó a  Argos, su patria, y allí mientras competía en la prueba atlética del lanzamiento de disco, alcanzó a su abuelo involuntariamente y lo mató, cumpliéndose así el antiguo oráculo.

La historia de Perseo reúne muchos rasgos característicos de los cuentos populares en que lo maravilloso desempeña un papel determinante.  Tal vez por esta razón, ha sido ampliamente utilizada en numerosas manifestaciones culturales de la tradición occidental, como fuente de inspiración a todo tipo de artistas. En Grecia y Roma aparece representado el episodio de Medusa y la liberación de Andrómeda. En la pintura de los siglos XVI y XVII, Caravaggio, Tintoretto, Cellini, el Veronés, Rubens, Poussin o Rembrandt recrean el mito, igual que Tiépolo en el siglo XVIII  y Delacroix e Ingres en el siglo XIX. También fue un tema predilecto de la escuela Prerrafaelista, con bellos ejemplos de Burne-Jones y Leighton. Rodin también tomó como tema de dos esculturas a Perseo y Andrómeda. Otros como Picasso, Klee o Dalí escogieron ese tema mitológico para plasmarlo en su arte.

En literatura se han hecho muchas adaptaciones de Perseo, igualmente ricas y numerosas. En España, Lope de Vega escribió La fábula de Perseo o La bella Andrómeda. Calderón de la Barca nos presentó  a las Fortunas de Andrómeda y Perseo como una alegoría de la salvación del hombre.

Y en el género musical teatral, como es la ópera, no podía faltar Perseo y Andrómeda como protagonistas en la música y libretos de Charpentier, Corneille, Lully, Haydn, y otros.

5 thoughts on “Perseo, un héroe mítico hijo de la lluvia de oro

  • el 29 abril, 2019 a las 5:34 pm
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    El mito es la interpretación de la fantasía por un relato que convoca la justificación de un grupo. La perennidad la obtiene en las expresiones artísticas: símbolo. Y por medio del ejercicio racional establece la metafísica. Bellas manifestaciones aspirando la sublimidad. Siendo el propósito la ubicación consigo mismo, con el grupo y con la realidad. Encontrar un significado al mito es el inicio del sentido. La razón, preponderante, se devela en la ciencia, la filosofía y el arte. Invitación permanente al convite de la pausa que, sólo así, se reflexiona.

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