Extremadamente cruel, malvado y perverso (2019), de Joe Berlinger – Crítica

 

Por Jaime Fa de Lucas.

Bienvenidos al artilugio cinematográfico de Joe Berlinger y Netflix, cuya primera media hora es un fenómeno físico singular en el que el espacio-tiempo se desdobla a su antojo como si de un vórtice se tratara. Una estructura que comienza con saltos salvajes entre épocas y secuencias que apenas respiran, lo que impide que el espectador se sitúe; hasta que se establece una cronología más clara alrededor del minuto 40 de metraje.

A partir de ahí suceden una serie de cosas más o menos relevantes sobre la historia de Ted Bundy, pero que en ningún momento hacen sentir al espectador que está ante un ser extremadamente cruel, malvado y perverso. Esto puede ser intencionado, buscando transmitir la percepción equivocada que tenía su novia de él, aunque esto se logra, no con sutileza, sino por omisión de lo evidente, esto es, la verdad de los crímenes. La información sobre estos sólo aparece con fragmentos en formato documental, con grabaciones reales de la época, y al no estar bien integrados ni incluirse como elementos ficcionales, apenas tienen fuerza.

En este sentido, creo que el enfoque de Berlinger y del guionista Michael Werwie es totalmente desacertado, pues al intentar ponerse en la piel de la novia, no hace justicia a las víctimas de la tragedia, ya que en todo momento Bundy parece inocente. Y puesto que casi toda la audiencia ya sabe que Bundy cometió los crímenes, este cambio de perspectiva, con ese efecto, es absurdo.

Quizá lo más positivo de Extremadamente cruel, malvado y perverso sean las actuaciones de Zac Efron y Lily Collins, que hacen lo que pueden con un material defectuoso. También son interesantes los guiños al juego mediático que llevó a cabo Ted Bundy para intentar limpiar su imagen pública, aunque el juicio que le acaba condenando más bien parece un trámite narrativo que un aspecto esclarecedor de la historia.

Los más devotos del género acusarán a Joe Berlinger de conseguir algo inaudito: crear una película sobre un asesino en serie que no da miedo y que ni siquiera tiene una atmósfera oscura potente. Por salvarle de la guillotina de alguna manera, he de decir que sus documentales Paradise Lost sí que merecen la pena.

 

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