‘Electrónica’ es rock

LUCIANA CARLOPIO.

Hay libros, con Electrónica de Enzo Maqueira pasa, que te sacuden mientras los leés, que son puro rock. Es, lo sé, una clasificación muy mía pero creo que puede ser una buena aproximación a una novela bastante corporal. Intenso el tono e intensa la historia.

La trama: Una profesora universitaria, en sus treintas, se enamora de su alumno adolescente, un poco como sucede con Muerte en Venecia donde el otro es la excusa (como el amor, otra excusa) para ser feliz, o para recuperar un paraíso imposible. Y esta mujer entonces se tropieza con lo absurdo de enamorarse de una especie de fantasma literario, puesto para desencadenar un pogo emocional del que este chico permanece ajeno. Es también una historia organizada desde la caja negra de la juventud, cuando lo vivido se transformó en un souvenir. Es sobre todo la tensión por no entregarse a lo inevitable, el devenir, el cuerpo envejeciendo.

Resulta interesante porque esa tensión hace eco en un contexto social caótico. Tanto la profesora como su mejor amigo recuerdan un tiempo feliz perdido, y sin embargo ese pasado se desarrolla en la Argentina del dos mil, recién despertando del sueño europeo-americano (Entiéndase América no como el continente que es) a la eclosión sudaca post-corralito. En esa atmósfera viciada, la profesora disfruta de sus fiestas electrónicas con veinte años. Baila despreocupada en raves, siente en la piel especialmente una canción, “Biological”, mientras afuera el país salta por los aires. Luego cuando en Argentina y en su vida reina cierta calma, tensa la cuerda. No está satisfecha con su seguridad, su pareja la aburre, la mata la certeza en la que no puede encajarse y es ella quien estalla.

El ritmo de la narración es vertiginoso. Básicamente por estos hechos contrastantes y por la voz que los cuenta. Lo curioso es que el contrapunto, la nostalgia, es un reverso enunciado a través de la obsesión de la pérdida, de la insistencia por reanudar lo que ya es recuerdo. Un acierto que me encanta es la elección del narrador, personaje que descubrimos por las últimas páginas. Antes lo habremos sentido respirarnos en la oreja, lo que no es ni más ni menos que lo que genera la vidriera actual de las redes sociales. La identidad de esta voz narrativa completa la idea mantenida en toda la novela: que el amor es una fuga en la que nos demoramos como criaturas obsesivas y tercas. 

Todo ese movimiento acelerado choca con una protagonista estancada que se pregunta por qué no murió a los veintisiete años en pleno viaje sintético como Janis Japlin, como cualquier estrella de rock. Electrónica probablemente sea la parodia de esta resistencia. El padre de la profesora está postrado por un acv y lo único que exige, con gritos ilegibles porque no habla, es que le pongan películas pornos en una casa avergonzada por los jadeos que se filtran desde esa habitación. Pero al fin y al cabo es una sexualidad gozosa que ninguno en la novela se puede permitir. Creo que en esa exigencia muda del padre está la clave. Electrónica es un aullido sin lenguaje. 

Sobre Electrónica, Washington Cucurto dijo: “Maqueira hace con la idiosincrasia de la clase media lo mismo que Puig hizo en su momento con los folletines”. Además, tal como sucede en esas historias de Puig, en esta novela tampoco hay héroe que no sea un desilusionado. La felicidad, la juventud, el amor, esos temas desplegados que a veces juntos podrían ser demasiado, y que acá se estrellan a la par, son señuelos acomodados en una experiencia artística. Como diciendo “el tiempo destruye todo”, en clara referencia al film de Gaspar Noé, otro roquero, que Maqueira menciona quizá queriendo remarcar que lo transitorio, lo que se escapa a cada momento, es lo que se cuenta en Electrónica. Y esto en sí, contado así, ya es rock. 

Electrónica (Interzona, 2014) recientemente aterrizada en las librerías españolas, es la tercera novela de Enzo Maqueira, finalista del premio Silverio Cañada de la Semana Negra de Gijón a la mejor primera novela negra en español por Hágase usted mismo (Tusquets, 2018), su último libro.

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