Al habla con Jorge Gamero, autor de ‘Tokio en el corazón’

REDACCIÓN.

La novela arranca el 7 de septiembre de 2013, cuando un niño de catorce años, Juan, ve el veredicto del COI por televisión en el que se decide que los JJOO de 2020 se celebrarán en Tokio. ¿Cuando vivió ese momento ya empezó a fraguar esta historia? ¿Cómo surgió?

Así es, como mi personaje Juan Molero, yo vi esa ceremonia desde el sofá de casa y en ese momento decidí escribir la historia y ponerme en la piel de él. Siempre me ha apasionado el atletismo y el olimpismo en general. Viví los Juegos Olímpicos de mi Barcelona natal con mucha intensidad en el 1992, incluso fui profesor de español y catalán para extranjeros que vinieron a trabajar en ello, o como turistas. Pero en el 2013 yo vivía y trabajaba en Madrid. Venía a mi casa en Barcelona cada fin de semana, y me ilusionaba llegar el lunes 9 y felicitar a mis amigos y compañeros de trabajo por tener la oportunidad de vivir otros juegos, esta vez, en Madrid.

Estamos ante un libro que narra la lucha por un sueño, participar en unas olimpiadas. ¿Con qué obstáculos se encuentra principalmente el protagonista a la hora de prepararse para ello?

El principal, compaginar una preparación muy dura con los estudios de la ESO y seguir el ritmo, muy exigente, de un entrenador inflexible al principio. No poder vivir la adolescencia como un chico normal, compartir con su primer amor ese sueño aunque ambos tengan distintas motivaciones. Y luego están los baches que hay en el camino, algunos muy difíciles. Y como no, el objetivo en sí mismo: correr maratón en tiempos solo aptos para superdotados del fondo, cosa que finalmente conseguirá gracias a superar todas esas dificultades.

Asimismo, en esta historia también hay lugar para el amor y el joven se siente atraído por Ana, una chica con una grave enfermedad del corazón. Sin duda, su delicada salud también pondrá varias piedras en el camino de Juan.

Quizás esa sea la más dura. Y lo sensibiliza especialmente. Vivir un primer amor que se te puede escapar de las manos en cualquier momento no es nada fácil, y quizás aún menos para un adolescente.

Vemos que durante cuatro años fue profesor de Secundaria. ¿Tuvo algún estudiante como Juan que debiese compaginar sus estudios con el deporte de élite?

No, no tuve esa experiencia como profesor.

Además de novela juvenil ha publicado múltiples relatos para adultos. ¿Tokio en el corazón es su último trabajo?

He publicado dos libros de relatos para adultos y he participado en siete antologías más de narrativa breve con otros colegas. Asimismo, actualmente estoy terminando una novela para adultos en la que llevo trabajando al menos ocho años.

Tokio en el corazón no es mi último trabajo, puesto que a primeros del próximo año la Stonberg Editorial publicará mi tercer libro de relatos para adultos, cuyo título, por confirmar, será Piel y palabras.

¿Cuál es el último libro que ha leído?

El último, creo que una antología de poesía de Walt Whitman, pero como leo tres y cuatro libros al mismo tiempo, también podría mencionar la novela Las zonas frías del sol de mi amigo y colega Eugenio Asensio, otra antología de poesía Leer después de quemar de otro amigo, Rafael Soler, también Esta bruma insensata de mi admirado Enrique Vila-Matas, o Lluvia fina de mi querido Luis Landero. Y en los próximos días y semanas, terminaré otros tantos, pero no voy a citarlos o parecerá lo que no es… No puedo vivir sin leer, en definitiva. Y tampoco sin escribir.

¿Y cuál es su deporte favorito? ¿Practica alguno?

Mi deporte favorito es el fútbol. Aunque también el tenis. Juego algún partido aún con amigos veteranos del balón. A tenis jugué muchos años atrás pero ahora solo lo veo.

Y luego como no, el atletismo, que me encanta verlo. Desde unos diez años a esta parte me he acostumbrado a correr un par de veces al menos por semana, empecé haciéndolo por salud y por mantener el peso y la buena forma pero después he descubierto que me aporta muchas más cosas además de las evidentes. Correr es purificador.

¿Qué consejos le daría a cualquier chico joven que tenga un sueño tan ambicioso como el del protagonista de su novela?

Que se trace una hoja de ruta, un camino, una estrategia, que sea perseverante. Lo que no haces hoy es difícil recuperarlo al día siguiente. Que siga el ejemplo y los consejos de quienes lo han precedido aunque luego, como ahora con los míos (yo que también tuve mi sueño desde niño que era ser escritor); haga suyos esos consejos. 

Y dos cosas también muy importantes, que tenga previsto qué hacer después de haber conseguido el sueño, qué hacer con él, cómo invertirlo vitalmente y sobre todo, tener siempre un plan B, imaginarse no consiguiendo dicho sueño y cómo superarlo. Relativizar es bueno con objetivos tan difíciles.

¿Ha vivido alguna situación cercana parecida a la que narra en el libro?

Sí alguna, si pensamos en las más importantes del libro pero en contextos muy diferentes. De las más cotidianas, de las pequeñas cosas que se cuentan a lo largo de Tokio en el corazón sí, claro, muchísimas. Haber sido profesor y ser padre me las sirve en bandeja. 

¿Podría haber segunda parte de Tokio en el corazón?

Por supuesto. Como en la anterior novela juvenil Simón, no; Saimon. Los finales me gusta dejarlos lo suficientemente abiertos. Pero no lo hago con esa intención de querer escribir una segunda parte, sino porque me gusta dejar a los lectores puertas abiertas a su imaginación, que ellos puedan elaborar en su mente, o incluso por qué no, por escrito, cómo siguen las vidas de los personajes. 

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