Vale, la función saldrá mal…, pero uno se muere de la risa

Por Mariano Velasco

Cuando algo empieza mal… acaba realmente mal. Es una máxima a la que recurrimos a menudo y que a veces es cierta y otras, por suerte, no tanto. Pero en La función que sale mal, la obra que se representa en el Teatro La Latina de Madrid y que es todo un clásico de la escena cómica desde su estreno en Londres hace siete años, ocurre realmente así. La máxima aludida convierte la función en una sucesión de disparatados gags en los que hay de todo: situaciones absurdas, diálogos acelerados, mamporros, meteduras de pata, destrozos… y, sobre todo, un repertorio de excelentes actores que saben mantener el también disparatado, incluso a veces agotador, trepidante ritmo del espectáculo.

Echando mano, con mucha guasa, del recurso del teatro dentro del teatro, La función que sale mal nos presenta a una compañía amateur que va a “intentar”  representar en escena una obra policíaca al más clásico estilo de principios de siglo XX, con sus cadáveres, sus sospechosos, su mansión, sus mayordomos… Pero se junta todo, que los actores son un poco desastres, que el escenario no acompaña, que la suerte y las desdichas tampoco… En fin, que la función sale re-ma-ta-da-men-te mal.

Aludiendo a la máxima otra vez, si la cosa empieza con que al técnico de sonido se le ha extraviado un CD de José Luis Perales… el desastre posterior ya se ve venir desde lejos. Y si al dar comienzo el segundo acto lo que se ha perdido es el perro, ya lo que faltaba.

Lo cierto es que aunque uno se parta de la risa, como nos gusta a todos hacer, con las desgracias ajenas de los sufridos personajes, los gags y situaciones humorísticas que se suceden tampoco es que aporten, por lo general, demasiadas novedades ni que sorprendan por ser especialmente originales. Pero el caso es que funcionan. ¿Recuerdan los más mayores —aquellas aventuras de los payasos de la tele  (Gabi, Fofó y compañía)— en las que todo era un desastre de principio a fin? Pues algo parecido sucede aquí.

A todo ello hay que añadir unos recursos técnicos realmente trabajados sin lo que sería imposible el buen resultado de algunos de los gags de mayor efecto visual, basados en la agilidad no ya de los actores, que también, sino sobre todo de la propia  escenografía.

Si hubiera que ponerle algún pero a la obra tal vez sea el de que corre el riesgo de situarse a sí misma el listón demasiado alto desde el principio, y no hace la más mínima intención de bajarlo para conceder una tregua ni de cinco minutos. No hay respiro entre unos gags y otros, un recurso este que si bien sería a priori garantía de éxito, también puede acabar, primero, dificultando el seguimiento del argumento de la obra y, segundo, cansando al espectador menos partidario de un humor tan acelerado como este. Y otra cosa: que hay un par de gags o tres, no más, que se estiran demasiado.

Pero, qué quieren que les diga. En este caso al menos, y tratándose de una obra policíaca, ya puestos a morir, mejor morirse de la risa.

La función que sale mal

Teatro La Latina, Madrid

Director versión española: Sean Turner
Reparto Hector Carballo, Carlos de Austria, Carla Postigo, Alejandro Vera, Noelia Marlo, César Camino, David Ávila, Felipe Ansola, Paula G. Lara, Ángel Saavedra, Avelino Piedad

 

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