Ventajas de viajar en tren (2019), de Aritz Moreno – Crítica

 

Por Álex Ander.

Ventajas de viajar en tren, o lo mucho que la verosimilitud y la corrección política están sobrevaloradas.

Siempre se agradece el visionado de una película inclasificable, gozosa y con una historia con capacidad para sorprender. Es lo que ocurre en Ventajas de viajar en tren, una comedia negra con tintes de thriller dirigida por el donostiarra Aritz Moreno y basada en la novela del mismo título de Antonio Orejudo.

La cinta, protagonizada por una editora (Pilar Castro) que acaba de internar a su marido en un manicomio y se topa en un tren con un psiquiatra (Ernesto Alterio) con ganas de cháchara, está plagada de humor, acidez, honestidad, demencia y, sobre todo, bastante incorrección política.

El filme atrapa desde la primera secuencia gracias, en parte, a las buenas interpretaciones de todos los actores protagonistas. «Fue muy divertido [rodarla]. Lo que más me motivaba de esto era esa mezcla de géneros, esa estructura de capas. Cuanto más oscura es a nivel de contenido, más nos vamos oscureciendo a nivel visual y luego salimos a la superficie. Alguien dijo hace poco que [la película] era como ir a un parque de atracciones con la pulserita del todo incluido», asegura Moreno de la que es su ópera prima.

Aunque todos los relatos son curiosos, una de las historias más potentes es la protagonizada por Pilar Castro, metida en la piel de la amante sumisa de un narcisista medio tarado y obsesionado con los perros al que da vida Quim Gutiérrez. Un papel duro, también a nivel físico, que requería dejar cualquier atisbo de pudor a un lado. «No tienes que estar preocupado nada de tu físico. Te tienes que tirar a la piscina pase lo que pase, porque eran situaciones donde puedes salir horrible», apunta Castro.

En definitiva, muchas ventajas y pocos inconvenientes en un paseíto en tren que nos recuerda a cada paso que nada es verdad. O que la puta realidad puede ser contada de forma efectiva a través de la mentira. A fin de cuentas, la verosimilitud está sobrevalorada.

 

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