‘Nevada’, de Claire Vaye Watkins

Nevada

Clare Vaye Watkins

Traducción Ce Santiago

Malas Tierras

Madrid, 2019

266 páginas

 

Nevada (Battleborn en inglés), publicado en Estados Unidos en 2012 y merecedor de varios reconocimientos literarios entre los que se destaca el premio Dylan Thomas en 2013, es un libro de relatos ambientado en el estado de Nevada que ahonda en “el peso inadecuado del pasado”, las historias que cargamos dentro y que no nos atrevemos a contar a nadie, la soledad, la nostalgia y la pérdida. Clare Vaye Watkins (Bishop, California, 1984) es famosa por ser la hija de Paul Watkins, lugarteniente de Charles Manson y miembro de La Familia.

El primer relato del libro, “Fantasmas, vaqueros”, es una rara mezcla entre autobiografía y ficción que aborda las secuelas emocionales de ser descendiente de tan infame personaje. Es la única narración en la que se menciona a Manson y a Paul Watkins y es mejor que sea así. Como lo afirma la misma autora, ya hay suficientes libros que describen todo lo que hicieron. Ella prefiere centrarse en otro tipo de historias, como Lo último que necesitamos, donde un hombre encuentra los restos de lo que parece un accidente a un lado de la carretera y trata de entender –por medio de las cartas sin respuesta que envía al hombre supuestamente involucrado en el incidente–, si lo que pasó fue un accidente provocado por una discusión, un intento de suicidio o un acceso de locura. “Rondine al nido”, un cuento en el que dos amantes empiezan a relatarse historias del tipo “cuéntame algo malo que hayas hecho, lo más terrible”. Luego, viene “Pasado perfecto, pasado continuo, pasado simple”, en el que un turista italiano llega a un burdel de lujo en mitad del desierto luego de que su mejor amigo se extravía y desaparece. En “Los placeres” se muestran la locura y las visiones provocadas por la fiebre del oro en California, en 1849. “Medusa” es el relato sobre un antiguo minero que sale cada 5 de julio a recoger los fuegos artificiales no utilizados e intactos que los adolescentes borrachos dejan olvidados alrededor del lecho seco del lago black rock, y encuentra una chica inconsciente.

En todos estos relatos los personajes añoran lo que fueron en algún momento, buscan volver de alguna manera a ese pasado donde en apariencia todo estaba “bien”, donde fueron felices, donde aún no cargaban con los errores y malas decisiones del presente. Cuando no habían experimentado el dolor de tener que aprender a vivir sin algo o sin alguien.

Leyendo estos cuentos, da la sensación de que el desierto, más que un simple escenario, es otro personaje que influye y toma decisiones que afectan la existencia de los otros. Nevada es el tipo de libro que deja su huella en el lector.

Por el momento, esperamos que los lectores hispanohablantes, exigentes de buena narrativa –en especial relatos–, entren al oasis de Nevada de Clare Vaye Watkins, descansen y se aprovisionen de buenas historias que los “desborden” y los acompañen en el resto de su travesía.

Pablo Concha / Libros y letras

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