Agatha Christie, carácter femenino en el género policial

Por Pilar Martínez Manzanares. @pilar_manza

Decenas de novelas policíacas, románticas, historias cortas e incluso algunas obras teatrales, fueron las causantes de su nombramiento como la novelista más vendida de todos los tiempos. Considerada como una de las escritoras británicas más influyentes del mundo de la literatura, Agatha Christie obtuvo con el paso del tiempo un reconocimiento máximo a nivel internacional, el cual le valió para la construcción de una carrera brillante y exitosa.

Procedente de una familia de clase media alta, luchadora y comprometida con diferentes causas, publicó su primera novela en 1920, cuando desempeñó un voluntariado como enfermera durante la Primera Guerra Mundial. El misterioso caso de Styles se convirtió en el primero de numerosos éxitos que caracterizaron la vida y trayectoria de Agatha Christie.

Walter Scoot, Alexandre Dumas, o Jane Austen fueron algunos de los muchos escritores que acompañaron desde pequeña a la autora, la cual se sumió de manera profunda en el mundo de la literatura “para olvidar los horrores de la guerra”.  A pesar de que toda su obra encontró en Conan Doyle la máxima influencia, otros nombres como Edgar Allan Poe o G.K Chesterton sirvieron de aderezo para las múltiples construcciones de esta autora.

Al igual que muchos de sus compañeros de gremio, los comienzos de Christie fueron bastante difíciles y en varias ocasiones llegó a pensar que las ideas que iba formando no eran lo suficientemente buenas. Estas, a veces  surgían de manera espontánea, sin embargo en otras ocasiones la autora utilizaba artículos periodísticos de la época.

Las novelas de Christie permiten al lector sumergirse en el fantástico mundo detectivesco, formular sus propias hipótesis sobre el caso que tienen frente a ellos, y en consecuencia intentar descubrir la identidad del culpable antes de terminar el relato del que. La estructura que podemos observar en sus novelas policiales es bastante similar, tomando como base el enigma por descubrir y siguiendo con su desarrollo y solución a través de una observación psicológica.

Justo a través de este método, el de la observación, nacieron la mayoría de los personajes que componen las obras de la escritora. Su creación llegó en cierta medida por el fanatismo de la Christie de observar a diferentes personas en algunos lugares públicos como restaurantes o parques, y excepcionalmente miembros de su familia también servían para esta meta. El principal de ellos, el detective Poirot se convertiría en uno de los más aclamados por los lectores y críticos, hasta el punto de que su presencia en las obras de la escritora se encontraría de una manera casi habitual. Diez negritos o Asesinato en el Orient Express son dos de su obras de mayor reconocimiento. A pesar de que variar la forma de construcción del relato policial era una de sus actividades favoritas, siempre puso énfasis en incorporar en sus novelas toda la información necesaria para convertir al lector en el propio detective, siendo él mismo la pieza clave para la resolución del caso.

Agatha Christie fue también una mujer entregada a su tiempo y las circustancias que la rodeaban, un claro ejemplo lo encontramos en Pasajero a Frankfurt, novela en la cual la trama de misterio habitual quedó relegada a un segundo plano, dando prioridad a los problemas de la realidad del momento.

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Llena de misterio e intriga al igual que sus novelas, la vida de la escritora Agatha Christie llegó a ocupar las páginas de varios periódicos de la época y posteriores. Investigada por la agencia internacional británica debido a algunas de sus novelas, si de algo estuvo exenta la vida de una de las más célebres escritoras del siglo XX fue de hastío, tedio o sopor.

En 1926 muchos casi firmaron la muerte de la autora, cuando el 3 de diciembre de ese mismo año desapareció tras una fuerte discusión con el que fuera su primer marido.  El 14  de diciembre Christie apareció en un hotel en Harrogate con un nombre distinto y el apellido de la amante de su marido, la escritora alegó que no sabía como había llegado ahí y ni siquiera reconoció a su marido cuando fue a por ella, por lo que posteriormente tuvo que recibir tratamiento psiquiátrico.

A pesar de ello, no fue hasta el año 1976, tras un fuerte estado gripal, cuando la muerte segó su vida. A la edad de 85 años, Agatha Christie dejó huérfanos a cientos de personajes que llegarían a forman parte ineludible de las novelas policiales, así como multitud de casos que al igual que ella se hicieron con un puesto de honor en la historia de la literatura. Moría así la escritora, el carácter femenino del mundo detectivesco, y nacía de la misma manera, la leyenda de Agatha Christie.

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