Atraco, paliza y muerte en el María Guerrero

Por Horacio Otheguy Riveira

En 2018 con reposición en 2020, de estos autores-directores-actores, Nao Albet y Marcel Borràs, aplaudimos con entusiasmo un invento de gran originalidad con buena dosis de delirio bien dosificado, es decir, con un camino trazado con ganas de contar una historia. Su título, Mammón, un disfrute muy completo con desfile de interesantes personajes interpretados con mucha imaginación. Ahora, en Atraco, paliza y muerte en Agbanäspach todo es un caos desprolijo sin otro ánimo que desdibujar cualquier sendero, especialmente el sacrosanto Teatro María Guerrero, donde recientemente se presentó el Macbeth que pergeñó Gerardo Vera cuando confiaba en ponerlo en escena. Falleció, víctima de su débil corazón ante la Covid 19 y Alfredo Sanzol colaboró con el reparto ya orquestado para montar una función muy emocionante (Desgraciados los Macbeth atrapados en la crueldad de su codicia).

El Teatro María Guerrero de múltiples clásicos de todos los tiempos y un buen puñado de célebres comedias, viene ahora, con la bendición de Sanzol, su nuevo director —que dicho sea de paso triunfa apoteósicamente como autor-director en el Valle Inclán—, cae de todo pedestal en este intento de burlar cualquier tipo de arte escénico que se tome en serio, incluidas las comedias delirantes, los disparates cómicos, los sainetes populares… cualquier cosa que se parezca a lo que podamos entender como buena factura teatral, incluso dentro de los parámetros más experimentales. Para ello ocupan el gran espacio de su escenario y juegan, eso sí, con algunos golpes de efecto (algo en exceso tradicional para lo que se traen entre manos como burladores), como, por ejemplo, que Irene Escolar no dice una palabra en castellano, oscilando entre el ruso (¡atención!: con asesoramiento de Anastasia Kostyuchek del Instituto Pushkin) y en inglés, que como buena filóloga de la lengua de Shakespeare domina a la perfección, siempre con sobretítulos; también donde menos se espera cae de la nada una gloriosa aria de Puccini por una soprano auténtica… y para el broche de oro cuentan con un actor muy conocido, un hombre con muchas tablas cuyo nombre no figura en el programa, y que aprovecha la ocasión para tomarse el pelo a sí mismo entre vagas remembranzas de Shakespeare.

Desde luego está muy bien que se le hagan cosquillas al considerado gran teatro con un invento burlón y pendenciero, hay muchos ejemplos divertidísimos desde que Aristófanes se tomó a chacota las muy admiradas tragedias de Esquilo, Sófocles y Eurípides. Lo que resulta penoso es que gente con tantas aptitudes y con tantos medios no se haya esmerado en descubrir sus propios talentos, en un constante burlarse de muchas cosas insustanciales a lo largo de dos horas que no brindan más que, siendo generoso, media hora divertida.

Para colmo todo termina con sucesión de finales y una despedida jacarandosa, como si la Compañía hubiera vivido una gran juerga en dos horas muy lentas, con más socavones que buena carretera, escasas buenas ideas y un saludo final bochornoso que deben creer de lo más divertido en este arte de matar todo lo sagrado que se piense del teatro. Un saludo informal en el que los actores-autores-directores agradecen los aplausos en calzoncillos con camisas hawaianas, mientras sus compañeros de reparto mantienen cierta formalidad e Irene Escolar se monda de la risa yendo y viniendo…

En definitiva: una gamberrada de ingenuos a la espera de la indignada reacción de quienes hoy seríamos capaces de abuchear el tinglado. Pero resulta imposible enfadarse con estos que juegan a ser niños terribles. Por mi parte, he acabado tan exhausto que no tuve fuerzas para aplaudir el indudable esfuerzo del equipo.

Ya avanzada la función, entrada de Irene Escolar, quien se marcará varios números ingeniosos al servicio de un invento deslavazado.
Divertido rifirrafe entre dos prisioneras de los asaltantes: una limpiadora con acento del Este y una desesperada española empleada del banco. (Alina Forman y Eva Llorach).

Sinopsis de la Compañía: Dos jóvenes dramaturgos de suburbio reciben su primer gran encargo: estrenar un espectáculo en el Centro Dramático Nacional de Boris Kaczynski. El único requisito que el magnate les impone es el de escribir una obra sobre un atraco a un banco. Convencidos de haber encontrado un buen argumento, los autores dedican todos sus esfuerzos a escribir una buena función, pero hay algo en la pieza que les resulta postizo. Todo cambia cuando deciden mandarle el texto a Maria Kapravof, la estandarte de un novedoso movimiento artístico llamado (re)productivismo, que fascinada por la historia que han escrito, les anima a representarla siguiendo sus preceptos, olvidándose del escenario del Kaczynski Theatre y llevando la función a otro terreno.

Nao Albet, Vito Sanz y Marcel Borràs en una de las escenas ligeramente costumbristas.

Texto y dirección Nao Albet y Marcel Borràs

Reparto Nao Albet, Carlos Blanco, Marcel Borràs, Irene Escolar, Alina Furman, Eva Llorach, Francesca Piñón y Vito Sanz

Voces en off Jordi Boixaderas, Rafa Calvo, Eduard Farelo, Camilo García, Maife Gil y Mercé Montalà

Escenografía José Novoa

Iluminación CUBE.BZ (María de la Cámara y Gabriel Paré)

Vestuario Paula Ventura

Cesión de vestuario Compañía Nacional de Teatro Clásico

Espacio sonoro Roc Mateu

Vídeo y subtítulos Oslo Albet

Asesoramiento movimiento María Cabeza de Vaca y Oriol Pla

Ayudante de dirección Anabel Labrador

Ayudante de dramaturgia Juan Miranda

Ayudante de escenografía Laura Ordás

Ayudante de vestuario Sandra Espinosa y Rubén Martín

Traductora y coach de ruso Anastasia Kostyuchek (Instituto Ruso Pushkin de Madrid)

Fotos web y banderola Kiku Piñol

Fotos espectáculo Clàudia Serrahima y Luz Soria

Fotos cartel Luz Soria

Tráiler Bárbara Sánchez Palomero

Diseño de cartel Equipo SOPA

Producción Centro Dramático Nacional

AGRADECIMIENTOS

Teatre Nacional de Catalunya

Roberto Álamo, Sergi Belbel, Javier Beltrán, Javier Cámara, Oscar Castellví, Gonzalo de Castro, Álvaro Cervantes, Oriol Genís, Ricardo Gómez, Andrés Herrera, Roc Jou Molares, Thomas Kasebacher, Natalie Labiano, Vicky Luengo, Leon Martínez, Marc Martínez, Iván Morales, Vicenta Ndongo, Adrià Pinar, Aitana Sánchez Gijón, Shang-Ye, Mar Sodupe, David Vert y Laura Weissmahr

TEATRO MARÍA GUERRERO. HASTA EL 21 DE MARZO 2021

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