El Árbol de la Vida

Por Miriam Murciego.

 

Foto: El árbol de la vida.

La última película de Terrence Malick había generado enormes expectativas sobre todo después de ganar la Palma de Oro en el festival de cine de Cannes. La primera impresión que obtenemos al ver el tráiler, es que la película va a ser una hermosa fabula sobre el sentido de la vida. Pero lo que uno acaba encontrándose es un poema visual, un mensaje New Age, un documental de National Geographic sobre el origen de la vida en la tierra, una historia sobre la entrada en la madurez de niño en la idílicos años 50 estadounidenses, todo junto mezclado con música en una batidora. ¿Y uno se pregunta cómo puede funcionar todo a la vez  y ser una buena película? Bien, es fácil de explicar, es imposible, como podremos ver analizando las diferentes partes que la componen:

1. Poema Visual: Los poemas son conjuntos de frases breves que generan una imagen o sensación esa es su principal característica. De ahí que 2 horas y 20 minutos de imágenes, que a pesar de su enorme belleza apenas tienen conexión entre ellas, desorienta y resulta cansino.

2. Mensaje New Age: “Al final todos encontramos a Dios y hay que sufrir en esta vida para sentirnos cerca de él y de los nuestros. La muerte es sólo un paso más…”, en fin.

3. Documental de National Geographic: ¿Qué tienen que ver los dinosaurios con que el hermano del protagonista haya muerto? Es algo que se nos escapa, pero 15 o 20 minutos seguidos de documental sobre el origen de la vida en mitad de la película hace que pierdas el interés y el hilo argumental.

4. Años 50: Ésta es la historia principal, el recuerdo de la muerte del hermano de Sean Penn le hace rememorar su niñez. Aquí vemos a Brad Pitt interpretando a un padre frustrado que intenta de forma poca acertada que sus hijos sean hombres de éxito, y a Jessica Chastain como una madre idealizada y mojigata que nada tiene que ver con la típica madre que decía a gritos “¡Niñooooooooo! Vente para comer no me hagas ir a buscarte, qué todos los días me haces lo mismo”.

5. Música: Utilizada de forma inapropiada hace que el espectador se hunda más y más en su butaca sin llegar a involucrarse en lo que está ocurriendo.

A esto hay que sumarle una falta de conexión entre diálogos e imágenes, hay momentos de 10 o 15 minutos sin diálogos, con frases sueltas, sin venir a cuento, que hace que el fantástico traje nuevo del rey quede convertido en simples harapos para la vista del común de los mortales.

 

 

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