El elegido (2016), de Antonio Chavarrías

 

Por Antonio Jorge Meroño Campillo.

el-elegido-cartelLa historia del comunismo es la historia universal de la infamia. Nunca llegaré a entender que tanta gente inteligente haya creído (y en buena medida lo sigan haciendo) en una utopía perversa, sostenida sobre el engaño y el crimen.

Trotsky fue uno de los héroes de la revolución rusa, condujo con mano férrea el ejército rojo en la guerra civil subsiguiente, pero cayó en desgracia y fue expulsado del paraíso de la revolución por su archienemigo, Stalin. No mejor suerte corrieron otros líderes como Bujarin o Zinoviev, asesinado en las purgas del 37-38.

Trotsky fue dando tumbos en un largo exilio hasta recalar en Coyoacán, donde sería asesinado por el comunista español Ramón Mercader. La cinta de Chavarrías, bien dirigida, interpretada y fotografiada, adolece quizá de cierta falta de ritmo, pero ello no quita su interés como documento histórico. Comienza en plena guerra civil española, para pasar después a los manejos de madre e hijo, guiados por la Kommitern, para acercarse a la secretaria del viejo.

Este episodio, central en la historia del pasado siglo, fue llevado ya a la pantalla de manera mediocre por Losey, y con mayor fortuna a la literatura por Leonardo Padura en su muy aceptable “El hombre que amaba a los perros”.

Es de resaltar el nivel de vida que el partido proporciona al protagonista. Conocía la personalidad de Caridad, sobre la que he visto en librerías una reciente biografía. La caracterización que de esta madre absorbente y manipuladora hace Elvira Mínguez brilla en medio de un reparto bastante equilibrado.

Alfonso Herrera cumple, y me convence su proceso de adaptación desde su aproximación a Silvia para matar al traidor hasta un final en el que se enamora y le asaltan las dudas. Por mucho que conozcamos la historia, la película mantiene al espectador atento, es fiel y nada maniquea. Supongo que no tendrá ningún tirón en ese esperpento pseudo moderno de los Goya.

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