El último bailarín de Mao

Por Deborah Antón.

Foto: El último bailarín de Mao.

Las diferencias entre dos culturas tan opuestas como los Estados Unidos y China se pueden apreciar incluso en cosas tan nimias como el baile. Por ejemplo, tal y como nos muestra El último bailarín de Mao, en plena República Popular China, el ballet se enseñaba, bajo la supervisión de Madame Mao, mediante unos procedimientos de enseñanza muy precisos y muy disciplinarios. La ejecución del resultado por parte de los bailarines era perfecta, pero no conseguían transmitir ningún sentimiento (patriotismos aparte). En la película, Ben Stevenson, director artístico de la compañía Houston Ballet en esa época, opina que parecen “atletas en vez de bailarines”. Sin embargo, mirando más detenidamente, Stevenson se da cuenta de que uno de esos bailarines chinos tiene potencial y sentimiento verdaderos, es decir, tiene lo que hay que tener para bailar de verdad, de modo que lo ficha para un programa de verano en su compañía de Houston, Texas.

El elegido, Li Cunxin, es severamente advertido sobre los peligros de América e instado a continuar obedeciendo los preceptos del comunismo. Cuando llega a su nuevo destino, el choque cultural es tremendo. Y, por supuesto, acaba queriendo quedarse. ¿Cómo no va a desearlo? Quizás Texas no sea el mejor lugar del mundo, pero no se puede comparar con la opresión del comunismo chino. El bailarín se ha acomodado en Estados Unidos y se siente libre, capaz de conseguir cualquier cosa. Como es de esperar, su petición de quedarse genera un gran conflicto diplomático. Y cuando por fin consigue que le den permiso para quedarse, recibe a cambio un duro castigo: le prohíben volver a China. Li Cunxin continúa bailando, preguntándose si algún día podrá volver a ver a su familia.

La historia es sencilla y a ratos resulta predecible. Se puede resumir en el afán de lucha y de superación de Li Cunxin para llegar a ser un gran bailarín. Se tocan otros temas, pero no se desarrollan en exceso: simplemente no da tiempo. La película se centra en contar, con un ritmo bastante rápido, la historia del protagonista a lo largo de los años, desde su infancia en la China rural siendo el quinto de seis hermanos, a su éxito como solista en la Houston. Lo demás resulta más o menos anecdótico.

La película está basada en la autobiografía del propio Li Cunxin (recientemente editada en España), adaptada por Jan Sardi (Globo de Oro y nominado al Oscar por Shine). El director, por otra parte, es Bruce Beresford (del clásico Paseando a Miss Daisy, ganadora de 4 Oscar).

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