Galba: el primero de los cuatro emperadores del año 69

por Kika Sureda

Servio Sulpicio Galba, emperador romano, nació cerca de Terracina en el año 3 a.C. y falleció en el 69 de nuestra era. Pertencía a una ilustre y antigua familia patricia y fue adoptado por Livia Ocellina, próxima pariente de la emperatriz Livia. Se cuenta que en su juventud tuvo presagios de que sería emperador algún día. De ser cierto este augurio, es indudable que hubo que esperar mucho tiempo antes de verlo realizado y que se preparó concienzudamente para ello. Pretor a los veinte años, se le dió el gobierno de Aquitania y de la Germania superior, cargo en el que  se distinguió por su dureza y energía. A su regreso a Roma se enteró de que Tiberio le había despojado de la inmensa fortuna que le legara Livia Ocellina, pero, por su matrimonio con Lépida, restableció su situación económica. Más adelante fue procónsul en África, donde restableció la disciplina. Finalmente, obtuvo el gobierno de la España Tarraconense en el año 61, a cuyos habitantes trató con su rigor acostumbrado, exigiéndoles crecidos tributos. Allí se hallaba cuando Julio Víndex, gobernador de Lyon, le escribió invitándole a que se pusiera al frente de una sublevación contra Nerón. Galba levantó una segunda legión en la Tarraconense y fue proclamado emperador por sus soldados en abril del año 68, elección que confirmó el Senado, si es que no se anticipó a ella. El reinado de Galba, que apenas duró siete meses, se señaló al principio por una reacción contra las prodigalidades de su antecesor, lo que produjo gran descontento entre los pretorianos y los legionarios. Para asegurarse el poder, el anciano emperador eligió como heredero a Pisón, presentándolo a los pretorianos como sucesor suyo. Otón, que hasta entonces había sido partidario de Galba y que creyó que aquél le designaría para sucederle, captó, mediante cuantiosos donativos, el apoyo de algunas cohortes que le proclamaron emperador. Se entabló una lucha entre los partidarios de Galba y de Otón, y el primero, abandonado por los suyos, pereció asesinado en el Foro, una mañana del 15 de enero del 69. Su ejecutor fue un soldado de la Legio XV Primigenia, al que llamaban Camurius. Galba contaba con 72 años a su muerte. Pisón, que fue sucesor, lo asesinaron tres días después. Según Plutarco el emperador habría ofrecido su cuello a los asesinos: «Matadme, si de ello depende el bien de Roma». Después de morir, los seguidores de Otón, pensaban que iban a obtener recompensa por tal asesinato. Unos 120 hombres se declararon responsables del crimen y pasaron a formar parte de una lista que cayó en manos de Vitelio, a cuyos componentes mandó ejecutar.

 

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