Isabel Ordaz es La profesora: un gran personaje al borde del desastre

Horacio Otheguy Riveira.

Un pescadero y una profesora de Instituto. Dos soledades que necesitan redescubrirse pero aún no lo saben, por lo cual el autor les ofrece siete encuentros para que vayan de la incomprensión total, del enfrentamiento de personalidades y culturas, hacia alguna clase de solidaridad.

Entre ambos, la adolescente hija del hombre y alumna de la mujer. Entre éstos también hay una considerable diferencia de edad, pero saben luchar contra las adversidades de cada día, están hechos a ello, pero esto tampoco lo saben. El acierto de la función está en deambular por la tragedia como en una cuerda de funambulistas e irrumpir en la comedia con soltura y contagiosa simpatía.

Al frente de los devaneos, Marcial Álvarez e Isabel Ordaz exploran algunos de sus muchos recursos para recrearse en matices, dirigidos por la joven Carla Nyman (nueva en esta plaza) bajo la supervisión del veterano maestro que acaba de fallecer, Francisco Vidal: el resultado es un viaje a lomos de una aventura existencial que al principio parece propia de un costumbrismo muchas veces visto, pero se nos sirve de tal manera que los encuentros y desencuentros de los personajes nos llegan novedosos, fuertes, capaces de tendernos no solo sus manos de admirados creadores, sino más aún, logrando nuestra empatía; acaban forjando una piña bajo el protagonismo de la dura profesora, un personaje con muchos bemoles que se apoya en sus conocimientos para abatir al combatiente que llega a su hora de tutoría con más prepotencia que buena voluntad, pero irá mostrando intimidades, angustias y pasión por los libros como compañeros incondicionales como el pan nuestro de cada día, y al que nunca había leído una novela, le enseña a leer, primero con El Principito, luego con Cien años de soledad, donde Macondo es una vigorosa ciudad imaginaria, capaz de crear puentes de sólida estructura, de férreo entusiasmo, para que nada ni nadie pueda interferir entre sus penurias y la mágica posibilidad de cambiar a mejor.

Eduardo Galán (Las guerras de nuestros antepasadosEl zoo de cristal) domina los ágiles diálogos, facilita el buen ritmo del proceso dramático y en todo ello Marcial Álvarez (Días de vino y rosas, Los Pazos de Ulloa) enriquece su trayecto de hombre analfabeto funcional a lector entusiasta buscador de perlas en los diccionarios, e Isabel Ordaz (He nacido para verte sonreír, El beso) compone con maestría una sinfonía de voces y movimientos para sobrevivir al dolor y salir a flote entre risas y prometedoras alternativas.

Un día de lluvia, el padre de una alumna llega media hora tarde a la cita de la tutora. Comienza la batalla…
Cada uno en su mundo, no tienen otra que hablarse a sí mismos en una machacona soledad.
Una capacidad de entrega insólita doblega el mal carácter de la profesora…
El comienzo de Cien años de soledad, de García Márquez, allana una conversión conmovedora… Comienza el descubrimiento de vidas leídas para enriquecer la nuestra…

Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel
Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su
padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de
veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de
aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas,
blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan
reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas
había que señalarlas con el dedo.

Intérpretes: Isabel Ordaz, Marcial Álvarez

Autor: Eduardo Galán
Dirección: Carla Nyman
Asesor dirección actores: Francisco Vidal
Ayudante de dirección: David Huertas
Espacio escénico, atrezzo y vestuario: Mónica Teijeiro
Diseño de iluminación: José Manuel Guerra
Música original y espacio sonoro: Julio Awad
Dirección de producción: Luis Galán y Javier Ortiz
Coordinación técnica: Luis García Sánchez
Comunicación y producción: Beatriz Tovar y Borja Galán
Producción ejecutiva: Secuencia 3

Una producción de Secuencia 3, El Terrat, Saga Producciones, Hawork Studios, Avant Events, Agente Kaplan y Magasaz Gestoría.

TEATRO BELLAS ARTES  

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