“JOSÉ GARÉS CRESPO: desde la luz del Mediterráneo”

Por: Chus Sanesteban Iglesias.

 

Me hubiese gustado presentarles a este gran poeta y luchador desde una ventana del Mediterráneo. Y en cierto punto así es. Sus respuestas del alma viajarán desde allí, aunque están formuladas desde la orilla de una playa atlántica : desde  la luz del Mediterráneo hasta la sombra de los peregrinos.

 

José Garés Crespo (Alzira, Valencia, España; 1942) escribe desde los veinte años. Fundó la revista de poesía Grama, que apenas alcanzó los seis números pero incluyó firmas como Vicente Aleixandre y Jorge Guillén, entre otros. Tras publicar un primer poemario, abrió una librería con un grupo de amigos a través de la cual entraron en contacto con grupos de la izquierda clandestina, durante los últimos años del franquismo. En septiembre de 1975 fue detenido; estuvo en la cárcel hasta que le amnistiaron en 1977. Estando en prisión publicó un poemario en catalán, Falç sense mà, con un prólogo de Joan Fuster. Fue diputado socialista durante doce años y en 1997 abandonó la vida política.

 

José Garés

 
 

 

PREGUNTA: ¿ Qué ocurrió con la revista de poesía Grama?

 

Hubo varios motivos que explican su aparición y corta vida. Por un lado los 60-70 fueron tiempos de muchos  “ismos” en la poesía, bastantes más y desde luego más interesantes de los  que recopiló J. M. Castellet. De manera parecida a como pasó en los 70 en la política, se quería romper con el clasicismo hueco y academicista que habían impuesto los ideólogos del franquismo y la poesía social nació muerta. Los que levantamos Grama, y no sería justo si no señalase a los poetas Hilario Barrero y Rafael Catalá que compartieron la paternidad conmigo, quisimos encontrar un camino propio tratando de huir de lo mucho que de pose tenían unos y otros. El aparecer huérfanos de padre y madre y no formar parte de ninguna bandería de las que por entonces aparecían, desde Espadaña hasta Garcilaso, nos dificultó mucho su difusión en España. Sin embargo, Grama se distribuyó muy bien fuera de España y se guardan ejemplares en las bibliotecas de muchas universidades de EE.UU. Francia, Alemania, gracias a amigos y poetas exiliados. Como suele pasar en este tipo de empresa, fueron los mismos jóvenes poetas, de mano en mano, quienes la dieron a conocer en España. La ayuda de poetas consagrados que participaron como tarjeta de presentación, como fueron los casos que citas fue inestimable. La maestría de Aleixandre, por poner un ejemplo de los que nos empujó a salir, era junto con Guillén, también el necesario enlace vivo con  la generación del 27. Por otro lado, éramos casi adolescentes y con escasos recursos económicos. Aún así, sin apenas hablar de política en sentido fuerte, por el solo hecho de nacer al margen de los escasos canales oficiales, no solo no tuvimos ninguna ayuda, sino que al año de publicarse debimos parecer peligrosísimos para el régimen y nos llegó una carta del ministerio prohibiendo su publicación por “problemas legales” con la correspondiente visita de la Guardia civil. Fue mi primer choque con el mundo oficial. Pese a los escasos números que aparecieron, Grama jugó un papel importante hacia el exterior de España, dando a conocer a muchos poetas jóvenes marginados por el franquismo y hacia dentro traduciendo a poetas  de Italia, Marruecos, EE.UU., Alemania, Francia, URRS, sobre todo publicando a poetas de la vanguardia  de estos países y una amplia muestra de los países  latinoamericanos. Así nos llegaron  poetas hoy consagrados, como Ariel Canzani, Jean Aristeguieta, Olga Orozco, etc.

 

PREGUNTA: ¿Qué similitudes y /o diferencias hay entre la situación de clandestinidad que tú viviste y la actual ?


Aunque aparentemente no lo parece, las apariencias siempre engañan, en realidad hay bastantes similitudes en los temas de fondo. La principal probablemente es que los poderes que oprimían y explotaban a nuestros pueblos en los 70, y a los que tratamos de desenmascarar luchando entonces  contra el aparato político represor en aquellos años del tardo franquismo obligados a hacerlo en la clandestinidad, son los mismos que actualmente dominan y marcan las leyes y normas con las que debemos comportarnos. Para quienes se han dejado deslumbrar por las pequeñas conquistas conseguidas, la actual crisis y su origen, debería hacerles meditar cuales son los cambios.  Pero al mismo tiempo, las diferencias, sin duda importantes, son que ahora se nos permite manifestarnos, hablar y hasta organizarnos, dentro de un orden, claro. Tal vez sea un punto de vista y supongo que en general, cuando llegas a la madurez y vuelves la vista atrás, el ejercicio de contrastar lo que queríamos conseguir y por lo que se luchaba, con lo conquistado, puede ser, en algunos casos, decepcionante y nos  produzca melancolía. Pero sin duda fue una conquista que valió la pena. La democracia formal, que es la que sufrimos o disfrutamos, no da para mucho más. Lo bien cierto es que los retos pendientes todavía hoy, de democracia económica  y profundización de la democracia política, tengo la impresión que costarán mucho más de conseguir y deberíamos seguir luchando. La lección que deberíamos aprender es que el sistema, a regañadientes, acepta y tolera la libertad para que podamos hablar, incluso en contra del propio sistema, pero que no está dispuesto, ni tan siquiera como intento, aunque sea tímido, a repartir los beneficios económicos y sociales del desarrollo. En otras palabras, les resulta más rentable soportar las manifestaciones, insultos o gritos de los descontentos y explotados que solucionar el siniestro problema que genera la vida fácil de los ricos y la difícil vida de los pobres.

 

PREGUNTA: Has publicado tres poemarios, en momentos muy diferentes de tu vida: Al pasarFalç sense mà y Material de derribo.¿Qué recuerdas de cada uno de ellos y de sus momentos de escritura?

 

Cada uno de los tres tienen entre sí suficiente tiempo de distancia para que sean, o intenten ser, tres maneras de ver la vida, lo cual, siendo el mismo personaje-autor puede parecer incongruente pero no es, sino todo lo contrario. No se trata de dilucidar el porcentaje que en nuestra forma de ser corresponde a lo genético y cuánto al contexto socio-cultural. Pero sí que la vida cambia, no siempre de manera suave y nos va moldeando de manera que adecuamos nuestros esquemas y valores para sobrevivir, que al parecer es, en todas las civilizaciones, el valor supremo, salvo para los héroes. Así, mientras que el primero es un breve poemario cuyo tema central es aparentemente el amor como descubrimiento, con proyectos y una perspectiva abierta desde el mismo, en el segundo el amor se observa a distancia (los muros de la cárcel por medio) y en el último, Material de derribo, a mi modo de ver el más completo desde esta perspectiva, el amor se contempla como una necesidad en cualquier circunstancia y se sitúa históricamente a través de las múltiples vicisitudes que cualquier enamorado/a pasa a lo largo de la vida. Sin embargo, me atrevo a decir, ninguno de los tres responden a lo que tradicionalmente podríamos llamar poesía amorosa. En mi poesía el amor es como el clima desde y en el que se vive, que como consecuencia, de vez en cuando aparece como objeto de conversación y reflexión, pero que solo es un soporte que sostiene el espejo que nos va reflejando las observaciones, reflexiones y análisis que el sujeto-poeta en cuestión va construyendo según su realidad, amplia y compleja, nace y muere. Por otro lado y respecto a los momentos de escritura, me pasa como a la mujer que está meses gestando y un día, de acuerdo con la luna, en horas pare el fruto. Rumio, pues, mucho y rectifico sobre el papel poco.

 

PREGUNTA: El poemario , Falç sense mà,¿ fue un acto reivindicativo para mostrar tus señas de identidad?

 

Falç sense mà es casi una provocación con un alto contenido ético social y menos denso que los otros dos, poéticamente hablando. Se trata de un breve poemario escrito por un preso político desde la cárcel, que pretendía llamar la atención a la opinión pública en momentos en que la sociedad española se sacudía cuarenta años de silencio, represión y miedo, recién muerto el dictador. Según Joan Fuster en su prólogo, aquellos versos, “Que siguen bons o dolents no es el problema. Són, ho repetesc un testimoniatge. L´únic, que jo sàpia, procedent del País Valencià en la llengua del País Valencià. I això ja en justifica l´edició”. Diríamos, pues, que sí, trataba más que de mostrar mis señas de identidad, de gritarlas, especialmente las de luchador antifranquista que, junto a muchos otros, en el 77 seguíamos en la cárcel por luchar contra una dictadora que, formalmente había muerto.

 

PREGUNTA: Sobre tu última publicación escribe Hilario Barrero: “Material de derribo es sobre todo y ante todo un fascinante libro de amor y sobre el amor, todo envuelto en una reflexión cívico-social-política. En ocasiones en sus poemas el pretexto del poema, la reflexión moral y el tema derivan unos de otros. Un texto que quema y que, arropado por otros nobles materiales, lucha por romper los límites a los que el poeta le ha confinado”.

Recuerdo que en una ocasión hablamos del amor, de sus muchos tipos y de los diferentes amores que puedes sentir por la misma persona . Material de Derribo está compuesto de ochenta y dos poemas de amor. Mi sensación al leerlo es que crees en el amor pero no en el enamoramiento, ¿verdadero o falso?


A partir de cierta edad y con la experiencia de haber vivido varios amores, equivocadamente o no, pero estás en condiciones de encontrar elementos comunes a todos ellos y llegar a la conclusión de que el amor es una actitud, un comportamiento sentimental que en un momento concreto se adhiere a otra persona, tomando cara y nombre, pero que tan misteriosamente como se adhiere, un día se despega y te exige volar hacia otro espacio, o hacia el vacía, en cualquier caso, dejas de compartir. Hablo del amor como patología y adicción. Otra situación distinta aunque mucho más placentera, sensata y humana (más alejada del instinto del animal que nunca dejamos de ser) es el amor que se basa en un aprecio de cualidades objetivables, de convivencia y proyectos de futuro compartidos y en el que el sexo es accidental. En conclusión, creo en el enamoramiento porque lo he sufrido-disfrutado, pero es una situación anímica de alto riesgo a la que conviene acercarse, si fuera posible, con mucha precaución. Un arrebato, por definición, es obnubilación y pérdida de la realidad. Por el contrario, el amor en sentido fuerte, que no explosivo, es probablemente la síntesis sentimental más desarrollada de lo que sintetizamos como humanidad. Tanto el hombre como la mujer, en demasiadas ocasiones confundimos el imperioso instinto que la especie nos exige de procrear, empujándonos a que cumplamos nuestro rol impreso en los genes, recordándonos que somos macho y hembra, con una construcción cultural que es la relación amorosa entre dos personas.

 

PREGUNTA:¿ Retocarías algún poema de Material de derribo? ¿Por qué?

 

No, no. Sería caer en el error de pensar que los poemas son propiedad del poeta. Supongo que algo tengo que ver con el que escribió hace tres años esos poemas, pero es objetivamente imposible recordar con exactitud el momento emocional, con sus infinitas implicaciones, que produjo tal o cual poema. Sería casi como coger un poema tuyo y tratar de retocarlo yo. Recordar es siempre reconstruir desde el hoy un momento del que apenas tenemos algún dato en el disco duro de la memoria y que interpretaremos de acuerdo con las circunstancias, emociones y criterios del presente. El recuerdo es siempre una traición interesada a lo que pasó realmente. En este sentido el pasado es un constructo que solo existe como recreación. Una vez publicado un poema, lo más conveniente es dejarlo que haga su vida. Ni siquiera, mediante una perversa intención infanticida, puede el autor borrarlo; siempre habrá algún lector que lo guarde y conozca, que lo haya hecho suyo, con todo derecho, además.

 

PREGUNTA: Antes de cada poema, en tu última obra, hay una cita literaria, ¿tiene algún significado especial?

 

Material de derribo es un poemario bastante complejo que ofrece y sugiere diversas lecturas, aunque perfectamente puede leerse con una lectura lineal, atendiendo a lo que cada poema explicita de acuerdo con un significado convencional, desde el punto de vista semántico. Incluso saltándose la primera lectura  de algunas de las imágenes y metáforas recurrentes que, aunque relacionadas con el tema central, tienen vida propia, poéticamente hablando. Pero al mismo tiempo cada poema es un juego, en algunos casos una provocación, pero no gratuita porque permite conectar lo que parece como tema central del poema con el contexto social y poético del autor. En el mismo sentido, las citas de otros autores que encabezan los poemas no son un toque culturalista, como han señalado algunas críticas publicadas, sino una llave que nos permite relacionar el poema, con un contexto socio-cultural, en algunos casos alejados por siglos del momento en que se concibe Material de derribo. El juego que se pretende con una titulación de los poemas que huye del sentido tradicional, que en general trata de, con una palabra o frase, sintetizar el significado del poema, es el de enlazar el título, los versos citados, la época y su autor, reconstruido históricamente por nuestros coetáneos y el contenido del poema que debe extraerse de una lectura al margen, todo lo cual permite una lectura pluridimensional. Finalmente, el contenido del poema, el juego referencial que propone el título y el situacionismo que sugiere la cita que encabeza el poema, todo ello está contemplado en la imagen que resalta el título, Material de derribo, el cual, sin duda hace referencia al material utilizado en la composición material del libro (palabras, acentos, imágenes, sentimientos, etc) así como los recursos formales (citas, títulos, etc) de los que el poeta echa mano como material ajeno, usado una y mil veces por otros y que mediante el juego que inició, con menos rigor, el surrealismo y el pop-art, de deconstrucción y reconstrucción pretender un poemario que en el colmo del atrevimiento, el poeta llama suyo. ¿Se puede hablar, pues, en rigor de un poeta-autor? Es sin duda un tema interesante teóricamente hablando, saber cuál puede ser en nuestros días la función del poeta, enclavado como suele estar entre la utopía de querer decir lo propio y exclusivo, con el material sobado y destruido por tantos otros. En el poemario Material de derribo, el título, la cita que sigue y el texto del poema es un todo cuyo contenido se crea acumulativamente y cuyo significado brota del conjunto.

 

PREGUNTA: José, ¿ qué te quita el sueño?

 

Que insondables secretos guarda tu sonrisa y cómo tanta gente es capaz de vivir sin saberlo.

 

Los ochenta y dos poemas que componen el libro dan cuenta de una obra profunda, que aspira a la trascendencia afirmándose en la respiración cotidiana de la pasión.

 

 

 

 

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