La primavera del mal

La primavera del mal. F.G. Haghenbeck. Suma del letras, 2014. 448 pp. 17.50 €

Por Sara Roma

portada-primavera-mal_medF.G. Haghenbeck animó un día a su amigo Elmer Mendoza a que escribiera una novela sobre los orígenes del narcotráfico en su tierra, Sinaloa. Mendoza rehusó la propuesta porque era como si escribiera sobre su familia y le propuso: «Tiene que ser alguien de fuera…Hazlo tú». Precisamente Haghenbeck llevaba años investigando este tema al objeto de publicar un ensayo que al final no funcionó. La historia del tráfico de drogas en México era tan apasionante que bien merecía una novela. Así que se enclaustró en la residencia Ledig House en Hudson y empezó a componer lo que se ha convertido en La primavera del mal (Suma de letras, 2014), una novela que recrea el negocio de las drogas en la frontera de México con Estados Unidos en la década de 1930 hasta mediados de los cincuenta.

La primavera del mal analiza las raíces del narcotráfico, la guerra del opio y la marihuana. El negocio más lucrativo del mundo, está dominado por un coronel revolucionario, Benito Guadalupe Serrano, un hombre que ofrece protección a los narcotraficantes y se une a una serie de personajes oscuros. Guadalupe Serrano está siempre acompañado por su hijo Bernardo y su ahijado, Raúl Dúval, un joven pistolero que aspira a crecer en el negocio y convertirse en senador.

México se presenta como un país podrido por la corrupción, el crimen y la muerte. La vida, por ejemplo, poco vale en un territorio como Jalisco donde uno debe escoger entre ser hombre o vaca, «un dilema importante, ya que se debe recordar que a las vacas las convierten en filetes» (p. 68). Allí el destino les tiene preparados al hombre y al animal el mismo fin. Pero, ¿qué fue primero en el negocio de las drogas: la goma o los chinos? En realidad, poco importa saberlo. Amarillos o morenos, los hombres solo buscan un negocio para poder prosperar y vivir mejor entre las desventajas con que la vida los golpea. Solo quieren dólares «para cumplir los sueños básicos de una vida: una casa, mejor comida y, si es posible, un poco de lujo» (p. 232).

Aspectos literarios a destacar del estilo de la novela son los continuos saltos temporales y las tres voces narrativas (la del narrador omnisciente en tercera persona; la del narrador en segunda persona y la de Carmela del Toro, figura trascendental del triángulo amoroso) que dotan a la novela de mayor empaque. F.G. Haghenbeck traza una historia nada maniquea, narrada desde diversos puntos de vista (narcotraficantes y políticos), donde los personajes de ficción se encuentran con los verdaderos protagonistas de aquella guerra: Maximino Ávila Camacho, Miguel Alemán Valdés y Lucky Luciano, entre otros. Precisamente, la cantidad de datos históricos y nombres que pueblan la obra podrían haber empañado la ficción de no ser por el cuidado que ha puesto el autor en la ambientación, en las diferentes tramas y en la historia de amor entre Raúl Duval y la misteriosa actriz Carmela del Toro, una mujer fatal que solo trae destrucción.

Traición, muerte y pasión son los elementos claves de esta atractiva y entretenida novela que analiza el crimen de las drogas en un México que despierta de su revolución y surge cual primavera en tierra fértil.

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