"Leonardo da Vinci", Martin Kemp

Leonardo da Vinci. Las maravillosas obras de la naturaleza y del hombre. Martin Kemp. Akal, 2011, 384 pp., 29 €.

 

Por Carlos Javier González Serrano.

 

El libro que hoy presentamos, publicado por Akal en una magnífica edición de más de trescientas ochenta páginas en las que se podrán encontrar láminas a todo color de las principales obras de Leonardo, pretende ser una exposición de la vida intelectual y artística del genio florentino en su conjunto. El autor se propone captar la «unidad de su intelecto creativo», de manera que resulte visible el tronco principal del cual brotaron las ramificaciones de su obra. «Me he esforzado –explica– por describir su visión del mundo, aquilatar la relación entre esta visión y sus obras de arte, y mostrar cómo cada una de las principales facetas de su actividad se relaciona con el todo y cómo sus puntos de vista se desarrollaron a lo largo de toda su carrera».

 

Leonardo da Vinci. Las maravillosas obras de la naturaleza y del hombre no se ciñe a presentar de forma arbitraria e inconexa los momentos culminantes de la creación de esta inmortal personalidad científica y artística, sino que, en un esfuerzo hermenéutico que otorga una calidad y un tono encomiables a la obra, resalta aquellos aspectos de ésta con más claras implicaciones filosóficas, dejando a un lado la tentación –más propia de los manuales de historia del Arte– de examinar minuciosamente su obra técnica en toda su diversidad inventiva: «me he esforzado –afirma Kemp en el Prefacio– por mostrar cómo su arte guarda una profunda relación recíproca con su visión científica, pero no es idéntico a ésta».

 

Llevado por mi ardiente deseo de contemplar la gran manifestación de las diversas y extrañas figuras formadas por la naturaleza, me adentré entre lúgubres rocas hasta llegar a la entrada de una gran caverna ante la cual me detuve durante un tiempo, estupefacto y sin comprender lo que veía. De repente, dos sentimientos, el temor y el deseo, surgieron en mí: temor a la amenazadora oscuridad de la caverna; el deseo de ver si en su interior había algo maravilloso.

Leonardo da Vinci. Fragmento recogido en la obra de M. Kemp, Leonardo da Vinci

 

 

Como es bien sabido, Leonardo da Vinci (1452-1519) fue uno de los humanistas y científicos con conocimientos más amplios en el seno del Renamiento italiano; fue formado en Florencia de mano del artista (pintor y escultor) Andrea Verrochio. En 1482 se traslada a Milán donde llevó a cabo la conocida Santa Cena para situarla en el refectorio de Santa Maria delle Grazie. A su regreso a Florencia punta el cuadro Santa Ana, la Virgen y el Niño, así como su aclamada Mona Lisa (La Gioconda). Finalmente se instala en 1516, muy próxima su muerte, en la corte de Francisco I en Francia. Pero no sólo destacó Leonardo en pintura, sino también como eminente inventor y estudioso de la naturaleza; sus trabajos se conocen por los diversos y numerosos dibujos que ilustran sus manuscritos, muchos de los cuales podrás encontrar en el libro de Martin Kemp editado por Akal. El propio Kemp recoge una de las máximas de Leonardo, tomada de Aristóteles: «Todo nuestro conocimiento se basa en nuestras sensaciones. Toda ciencia será vana y llena de errores si no es hija de la experiencia, madre de toda certeza. Las ciencias verdaderas son aquellas que la experiencia ha hecho pasar por los sentidos, haciendo así que callen las lenguas de los litigantes».

 

Informaciones contemporáneas confirman que Leonardo hacía rápidos aides-mémoire de los rostros que veía, buscando sobre todo fisonomías y expresiones extremas. Gustaba en especial de la carcajada rudamente desinhibida de los campesinos. Estos estudios de campo constituían la materia prima de infinitos perfiles, grotescos o no, que luego reconstruía en casa en sus dibujos Este recurso ponía a su disposición un inagotable desfile de personajes, los signos faciales y el aire de cada uno de los cuales evocaban su temperamento interno.

Martin Kemp, Leonardo da Vinci

 

La documentación histórica que ha sobrevivido sobre Leonardo es sesgadamente incompleta; además, parece muy probable que casi cuatro quintos de su producción escrita se hayan perdido. Por eso, explica Kemp, «cualquier selección de material de su legado está inevitablemente condicionada por la actitud personal del autor hacia lo que él considera importante, interesante y relevante en relación con el tema del que se ocupa».

 

Si el pintor desea ver bellezas que lo enamoren, él es muy dueño de crearlas, y si desea ver cosas monstruosas que espanten, o que sean bufonescas y ridículas o verdaderamente conmovedoras, de ellas es él señor y dios. Y si desea crear parajes, desiertos o lugares umbrosos y frescos para la estación cálida, él es quien los representa, y de manera similar lugares calurosos para la estación fría. Si quiere valles, si desea descubrir anchas praderas desde cimas montañosas, y si luego desea ver el horizonte del mar, él es muy dueño de hacerlo; de manera similar si desea ver altas montañas desde valles profundos o los valles profundos y las orillas del mar desde altas montañas. Y, en efecto, lo que hay en el universo por esencia, presencia o imaginación él lo tiene primero en su mente y luego en sus manos, y estas cosas son tan excelentes que en un tiempo dado engendrarán una armonía de proporciones aprehensible con una simple mirada.

Leonardo da Vinci. Fragmento recogido en la obra de M. Kemp, Leonardo da Vinci

 

Sin embargo, sí podemos decir sin temor a equivocarnos que, tras la lectura de este enriquecedor volumen, tanto el estudioso del arte como el lego que desee acercarse a este genio universal podrán sacar conclusiones muy valiosas de su legado y su papel en la historia con el cometido de establecer, de una manera definitiva, la importancia de un período y de un personaje que, por su importancia, merecen una especial atención: Leonardo da Vinci y el Renacimiento italiano.

5 thoughts on “"Leonardo da Vinci", Martin Kemp

  • el 13 septiembre, 2014 a las 2:06 am
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    es imprecionante darte cuenta de los allasgos que tiene las cosas del pasado

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  • el 15 abril, 2015 a las 12:32 am
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    Esta pésimo no entiendo nada no escribe lo que opina el escritor!!!!!!!

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  • el 12 agosto, 2015 a las 11:36 am
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    Vaya 3 comentarios sin desperdicio. Estais de broma o habeis bebido? Estoy imprecionado de los allasgos del pasado yo tambien. Y que decir de andres? No entiendo nada ergo esta pesimo. Sublime.
    Gracias por el «retrato» del trabajo de Kemp Carlos Javier. A simple vista parece una obra que profundiza mucho mas de lo esperado, y no menos habitual, en la idea general del renacimiento y en la vision del mundo del gran LdV y aunque se me antoja algo compleja para los sencillos amantes del arte y del renacimiento como yo si que me parece un escalon viable para comprender mas sobre Leonardo. Gracias.

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  • el 29 agosto, 2015 a las 4:33 pm
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    Gracias por el análisis del libro de M.Kemp que has realizado.
    Las dudas acerca de cuál de los libros era el siguiente que debía leer, entre todos los buenísimos textos que hay sobre Leonardo da Vinci, se han disipado gracias a esta crítica, entre otras que han sido igual de positivas.

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