Maus. Relato de un superviviente

Por Haizea Ustaran
Maus. Relato de un superviviente es un cómic creado y dibujado por el historietista estadounidense Art Spiegelman.
Art Spiegelman nació en el 15 de febrero de 1948, en Estocolmo (Suecia). Es hijo de una familia polaca que emigró, en 1951, a Estados Unidos, donde se formó como historietista Hacia finales de los 60 fue ingresado en un hospital psiquiátrico por una crisis nerviosa. Al poco tiempo de que le dieran el alta, su madre se suicidó. Ambos acontecimientos marcaron su vida y su obra dando lugar a obras como Funny Animals, Bizarre Sex y Roxy Funnies, que responden a una estética más intimista y postmoderna.
En los años 70, publicó obras como The Complet Mister Infinity, The Viper, Villainy and Vickedness o Ace Hole. En 1980 fundó la revista Raw donde publicó periódicamente la obra con la que alcanzaría la fama a nivel mundial y en la que se centra esta reseña: Maus.
La historia gira en torno a las vivencias de Vladek Spiegelman, judío polaco y padre de Art; durante el Holocausto a lo largo la II Guerra Mundial. La historia está conformada por dos líneas de tiempo, que se alternan a lo largo del cómic. Por un lado, en el presente, un joven Art Spiegelman acude a su padre para conocer su experiencia en el Holocausto y escribir con ello su siguiente trabajo. Por otro lado, el relato de Vladek, aunque tiene lugar en el momento presente, es narrado en pasado.
Todo comienza en Polonia, en el año 1937. Vladek habla a su hijo de su época en Częstochowa, de su matrimonio con Anja y de su traslado a Sosnowiec para abrir una fábrica de textiles, gracias a la ayuda de su familia política, que poseía gran riqueza e influencia. Tras dar a luz a su primer hijo, Richieu, Anja sufre una crisis nerviosa, por lo que la pareja acude a un centro de salud mental en Checoslovaquia, por aquel entonces, ya contralada por los nazis. Cuando regresan a casa, la situación ha cambiado y las tensiones políticas hacen que Vladek sea reclutado para luchar en el ejército contra los nazis.
Durante un enfrentamiento, es capturado junto a otros soldados y condenado a trabajos forzados con el resto de prisioneros. Finalmente, consigue liberarse y regresar con su familia. Pero Sosnowiec ha sido anexionada a Alemania y los judíos comienzan a ser agrupados en guetos. Posteriormente, en 1943, trasladan a los judíos del gueto de Sosnowiec a Srodula, un pueblo cercano. Para mantener a su hijo Richieu a salvo, Vladek y Anja lo envía a Zawiercie junto a su tía.
En Srodula, los judíos son asesinados en las calles o deportados cada día a Auschwitz. Para escapar, lo que queda de la familia construye un búnker donde permanece hasta que los alemanes abandonan la ciudad, creyéndola vacía.
Vladek y Anja inician a partir de aquel momento un largo y peligroso camino huyendo de los nazis. Pero finalmente son capturados y llevados a Auschwitz. Vladek relata la miseria y las penuria en el campo, sus estrategias para evitar ser ejecutado y para comunicarse con su mujer.
Cuando Alemania pierde terreno, los prisioneros son trasladados al campo de Gross- Rosen y luego a Dachau, donde Vladek enferma de tifus, aunque posteriormente se recupera. Acabada la Guerra, los prisioneros son liberados y Vladek y Anja se reencuentran.
En primer lugar, cabría pensar que Maus es una historia más sobre el Holocausto, una de tantas en las que los judíos, rechazados y perseguidos, son dignificados e idealizados para provocar la empatía del público. Pero tal idealización no ocurre en Maus. Los personajes son retratados con sus virtudes y sus defectos, y vemos que, además de los nazis, tanto polacos como judíos dan muestras de crueldad e insolidaridad, llegando incluso a traicionar a sus allegados. Actitudes, por otro lado, comprensibles y difíciles de juzgar dadas las circunstancias; que constituyen además, una buena manera de reflejar cómo las guerras provocan un terrible proceso de deshumanización que afecta a perseguidores y perseguidos ; y que hace aflorar también, el más egoísta sentido de la supervivencia. Ello es visible en las negativas que reciben ambos protagonistas por parte de muchos polacos ante la demanda de comida o cobijo durante su huida del régimen.
Asimismo, se trata de una de las mejores profundizaciones en lo que supuso el poder nazi para la comunidad judía, arrojando luz sobre aspectos muchas veces mantenidos en la oscuridad. Ya que si bien el genocidio judío es uno de los acontecimientos históricos más conocidos y que más presencia tienen en la memoria mundial, Maus aporta un enfoque diferente, tal vez más realista y humano y también, más acorde con lo que fue el día a día de quienes lo sufrieron, ya que al fin y al cabo, son las vivencias de alguien que sufrió todo esto.
Cabe pensar en El diario de Ana Frank, como narración similar, sin embargo, ella permaneció escondida y su relato no está exento de cierta imaginería. A diferencia de la contada a través de Art Spiegelman que refleja la brutalidad nazi, que él vivió y experimentó, tal cual sucedió, de manera que el lector tiene acceso a las atrocidades cometidas por la dictadura, ya no sólo mediante narrativa, sino de manera visual.

En esta misma línea, merecen especial mención las ilustraciones. Éstas son en blanco y negro, de trazo agresivo, casi tosco y responden a una estética expresionista, como manera de retratar la realidad de manera más personal y, tal vez, subjetiva. Al mismo tiempo, permiten realizar un mejor reflejo de la crueldad humana que domina la obra.
Esto enlaza con uno de los aspectos más interesantes de la obra: el hecho de que los personajes son animales antropomórficos. Spiegelman retrata a los judíos como ratones, a los nazis como gatos, a los polacos como cerdos, a los americanos como perros, a los suizos como ciervos, a los franceses como ranas y a los británicos como peces.
El antropomorfismo cumple dos funciones: Por un lado, refleja la pérdida de la identidad individual, esa alienación que provoca una guerra. Por otro lado, supone, al mismo tiempo, una manera de recalcar la deshumanización de la humanidad en aquella época.
En definitiva, Maus es una de esas obras que elevan al noveno arte a la más alta posición dentro del mundo de arte, al enfrentar una de las mayores tragedias humanitarias a nivel mundial. Más aún cuando parece que el cómic es un género reservado para historias de poca importancia. Pero no podemos olvidar la inmensa fuerza que pueden llegar a poseer las imágenes, más aún en esta obra, que aúna ilustración y narración para crear un relato sobre el Holocausto que permitirá al lector adentrarse en los más oscuros recovecos del Imperio nazi.

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