Óscar Hernández Campano: » ‘El muro’ nació como un relato y se ha convertido en novela’

PILAR M. MANZANARES.

El muro nos traslada a un futuro cercano, donde un país rico decide terminar con toda inmigración. Para ello, usando los últimos avances científicos y tecnológicos planta un muro que lo aislará del resto del mundo. Pero algo sale mal: el muro crece sin control, elevándose hasta interceptar las nubes y sumiendo al país en una sequía infinita.

Años después, un científico camina por un páramo yermo. Lo hace con dificultad, luchando contra el frío y la ventisca, acompañado únicamente por un viejo libro que relee cuando descansa, tratando de conjurar la locura. A cada paso, se acerca más al muro, al gigante que prometió abatir. Se lo juró a su amor.

Su autor Óscar Herández Campano nos desvela más detalles de esta historia llena de ficción y realismo.

  • El Muro…¿De dónde nace?

La chispa que prende la redacción de esta historia es una lectura que hice y que me impresionó por su crudeza. Ese texto, cuyo título guardo para mí, fue el catalizador de una serie de preocupaciones que me rondaban desde hacía tiempo: el muro de Trump, la crisis de los refugiados, las políticas lgtbífobas de algunos estados europeos, el cambio climático… Todos ellos graves problemas de una humanidad alienada y atontada que vive para consumir a un ritmo cada vez mayor. De repente sentí que debía hacer algo, que necesitaba plasmar esa rabia, ese malestar, ese inconformismo que me quemaba y que logré sacar de la mejor manera que sé: escribiendo.

  • Hablamos un poco de este nuevo libro.

El muro nació como un relato que, tras varias revisiones, creció hasta convertirse en una novela. Un libro no demasiado largo aunque muy intenso. La trama nos sitúa en un futuro indeterminado en lo que queda de un país que fue muy rico. Un científico camina por un páramo desolado, desértico, yermo y ventoso, en dirección al muro que circunda y encierra su país. Durante las largas caminatas, este hombre recuerda lo que ocurrió en el pasado y que provocó la sequía y la destrucción de su país y, quién sabe, si de todo el mundo. En algún momento, cuando él ni siquiera había nacido, el Gobierno encargó a dos reputados científicos que creasen el muro definitivo para acabar con toda migración. El encargo supuso la invención de un materia nuevo que combinó materia orgánica, mineral y tecnología. El muro se plantó a lo largo de las fronteras de aquel país y pronto empezó a crecer. Años después se percataron de que su crecimiento era imparable, de que el muro interceptaba las nubes y desecaba los acuíferos y de que los había dejado encerrados y aislados. El científico recuerda cómo reaccionaron los diferentes gobiernos a lo largo de los años, cómo engañaron a la ciudadanía, persiguieron a los científicos y buscaron chivos expiatorios. Y también cómo la clase dominante, a la que él pertenecía, siguió acaparando los escasos recursos mientras la pertinaz sequía a la que el muro sometió al país, el hambre y los incendios arrasaban todo.

  • El Muro expresa el egoísmo, el despotismo de los gobiernos…algo de bastante actualidad.

Por desgracia, el egoísmo, el individualismo y el desprecio al semejante se han convertido en sentimientos imperantes. Llevamos demasiados años inmersos en una sociedad que fomenta la competitividad en vez de la colaboración, que fomenta el individualismo y el éxito personal, en vez del progreso comunitario, que fomenta el egoísmo irresponsable en vez de la empatía y el cuidado del entorno. Toda esta filosofía de vida, desde hace años sin alternativa, nos ha cegado y hace que sea difícil abstraerse de la todopoderosa idea del yo. El muro somos nosotros. Nuestro pequeño mundo, el de cada uno de nosotros, se rige solo por el deseo de ese muro insaciable que se plantó en nosotros al nacer: éxito, diversión y derechos. Sin importar nada más.

Los gobiernos son un reflejo, con poder y medios, de lo que somos como sociedad. La corrupción es un ejemplo de ello, así como las obras faraónicas y la omnipresencia en los medios. Pero como no vivimos en un país aislado y el mundo globalizado es un todo indivisible, los estragos de otros lugares (causados en todo o en parte también por las decisiones que se toman aquí) nos alcanzan en forma de refugiados, migrantes, contaminación, fenómenos meteorológicos extremos o pandemias. El muro puede parecer una distopía, pero cada día se me antoja más una metáfora o una fábula del mundo actual.

  • También refleja la parte más humana, el amor por los nuestros.

Claro. Por mucho que se hayan esforzado en inocularnos esos deseos de éxito individual, nuestra naturaleza es tozuda y se abre camino. El amor por otras personas, la empatía, la solidaridad, el comunitarismo, la protección de los más vulnerables y de lo que nos hizo humanos, es decir, la cultura, están también presentes en El muro. El protagonista se aferra a dos objetos para mantenerse anclado a la cordura durante su viaje hacia el muro: un libro que le regaló su madre y que relee cada día, que le ayuda a recordar el mundo que han perdido, el paraíso que tenían y que sus decisiones egoístas destruyeron. Ese libro simboliza la civilización, la cultura, el humanismo, la fraternidad, la sabiduría, la familia incluso. Simboliza, en definitiva, que somos seres sociales que necesitamos de los demás, que somos humanos siempre y cuando podamos comunicarnos con los demás.

El segundo objeto que lo aferra a la vida y lo aleja de la locura a la que ha sucumbido el mundo es la bufanda con la que se cubre la cara. Es una bufanda que pertenecía a su novio, a su pareja, al hombre que luchó para abrirle los ojos a lo que ocurría en su mundo, al hombre que lo amó y lo salvó, al hombre que murió entre sus brazos en el centro de refugiados en el que acabaron y a quien le juró que derribaría el muro. Esa bufanda simboliza el amor, la entrega y la comunión con otro ser humano.

  • Y el respeto por el planeta que nos protege ¿Nos hemos olvidado de él?

Sí. En general lo tenemos descuidado. Creemos que no cambiará, que siempre estará igual y que nada le afecta. Somos incapaces de ver el grado de transformación al que lo sometemos y la destrucción que ya hemos causado. La extinción masiva de especies, muchas que ni conocemos, pero que, de forma indirecta, por su relación con otras especies, deducimos que existen o existían. Los ecosistemas que arrasamos y que no volverán, tanto en tierra como bajo el agua. La atmósfera es nuestro sustento vital y la contaminamos despreocupadamente.

Hemos olvidado, por aquello del individualismo, del derecho a hacer lo que queramos, que somos seres de carne y hueso, frágiles, que respiramos oxígeno y bebemos agua. Nos creemos inmortales y nos comportamos de forma estúpida. La pandemia es fruto de la destrucción de hábitats salvajes en los que hemos entrado a esquilmar recursos. Una consecuencia inesperada pero en absoluto sorprendente es que estamos llenando el océano y la naturaleza de mascarillas que tardarán siglos en descomponerse. Cada nueva acción, por realizarla de forma inconsciente, comporta un daño en el entorno. Necesitamos despertar y entender que este planeta es el único hogar que tenemos. Y que si se hunde el barco, nos iremos a pique con él. Y con nosotros arrastraremos al resto de especies, que no tienen la culpa de nada.

  • ¿Es una historia de ciencia ficción cercana a la realidad?

El muro es una novela de género distópico. La ciencia que aparece es cada vez menos ficticia. Los materiales como el grafeno existen ya. Se está estudiando sus aplicaciones. Los nanobots existen, los biobots (elementos orgánicos programables de forma artificial) también. Tal vez solo he ido un poquito hacia el futuro. Por eso decía que cada día que pasa me resulta más obvio calificar la novela como fábula que como ciencia ficción.

Ojalá el libro se entienda, si se quiere así, como una advertencia, como un relato sobre lo que no debemos permitir que pase.

  • ¿En que se verá reflejado el lector en esta obra?

Pienso que el lector, más que sentirse reflejado o identificado con un personaje u otro, se podrá imaginar en la situación en la que viven los protagonistas. La novela propone una sociedad perfectamente identificable con la que conocen los lectores. Podría ser aquí, podría suceder dentro de poco. En ese sentido, el lector podría preguntarse cómo reaccionaría ante esa situación. Si intentaría escapar, si obedecería al Gobierno, si aplaudiría las medidas que le proponen, si reaccionaría como los personajes que llegan al centro de refugiados, si sería capaz de hacer lo que hacen ellos…

Mi intención es que quien lea El muro acompañe al científico protagonista en su camino hacia el muro y que reflexione con él, que se pregunte qué muros ha erigido a su alrededor (personales, psicológicos, sociales, sentimentales, prejuicios, miedos, etc.) y si puede derribarlos.

  • ¿Cómo ha sido sacar adelante esta novela en pleno coronavirus?

Difícil. Las circunstancias actuales han trastocado toda nuestra vida. Ha sido complicado dar a conocer el libro, teniendo en cuenta además que muchas novedades de primavera se han retrasado y están saliendo ahora todas a la vez. De modo que a la imposibilidad de hacer presentaciones en persona por toda España, se suma la gran cantidad de novedades que han llegado y siguen llegando a las librerías. Por fortuna, y por ello estoy muy agradecido, muchos medios os habéis hecho eco del libro y muchos lectores, seguidores míos o nuevos lectores, le han dado un empujón con reseñas en blogs, redes sociales y clubs de lectura.

El muro ha sido publicado por la editorial Egales, que es un sello valiente, acostumbrado a batallar con muchos muros (intolerancia, prejuicios, ignorancia…) y que cumple este año veinticinco años publicando historias y libros que han dado visibilidad al colectivo LGTBIQ+. En El muro la realidad afectivo-sexual del protagonista es circunstancial, es una característica más de su vida, no el centro de la trama, aunque sigue siendo relevante por cuanto en el momento en que la sociedad se empieza a desmoronar, la búsqueda de alguien a quien culpar pone en la diana de los ignorantes e intolerantes a los gais y las lesbianas. Una reacción absurda más en el contexto de una sociedad enfrentada a su aniquilación. Pero una reacción verosímil cuando lo poco que queda de pensamiento racional se esfuma bajo el manto del miedo y las viejas creencias supersticiosas toman el control.

  • ¿Cómo saldrá la literatura después de esta pandemia?

La literatura escrita lleva cinco mil años con nosotros. Ha sobrevivido a casi todo tipo de desgracias. La literatura narrará y reflexionará sobre lo que estamos viviendo. Nos entretendrá y nos distraerá. Servirá de consuelo o de válvula de escape, pero continuará. Los humanos seguiremos contando historias. Lo hemos hecho siempre, tanto de forma oral, dibujando escenas en las cavernas, labrando gestas en piedra, mediante jeroglíficos sobre papiro o escribiendo en papel, a mano, a máquina o de forma digital. La narración es consustancial al ser humano porque necesitamos comunicarnos con nuestros semejantes tanto como respirar.

Otra cosa es la industria editorial, las editoriales y las librerías. Temo que aprendamos muy pocas lecciones de esta prueba mundial a la que estamos sometidos. La lógica de las cosas dice que el pez grande se comerá al pequeño. Confío en que la ciudadanía cuide el pequeño comercio que articula y da vida a los barrios, que cuide las pequeñas librerías, que apueste por libros quizá no tan comerciales y que así esas editoriales y librerías que aman la literatura y los libros puedan sobrevivir a la pandemia. Cada vez que se cierra una pequeña librería o una pequeña editorial somos más pobres como sociedad. Es como un bosque que fuera perdiendo sus árboles y arbustos y solo conservase un par de grandes ejemplares de la misma especie y algunos setos. Ya no sería un bosque, ya no sería rico ni diverso, ya casi no estimularía los sentidos.

  • ¿Y tú? ¿Qué te espera profesionalmente?

Por ahora luchar para que El muro crezca, para que llegue a mucha gente. Más adelante, en 2021, si todo va bien, tengo apalabrada la publicación de la secuela de mi novela más conocida, El viaje de Marcos. Y en 2022 aparecerá una novela que pivota entre el thriller histórico y la novela política. Más allá de esa fecha tengo otros proyectos, antologías de relatos, novelas aún por escribir y lo que vaya surgiendo.

Debo decir, en todo caso, que estoy muy feliz y agradecido porque tengo unos lectores muy generosos que me envían muchos mensajes de apoyo a través de las redes sociales. Y aprovecho para recordarlas: twitter: @oscarhercam  //    Instagram: @oscarhernandezcampano

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