Pareja Abierta El Musical: Espléndida Carmen Conesa, una vez más

Por Horacio Otheguy Riveira

Una función con Lola Barroso al piano y dos actores-cantantes-bailarines fuera de serie como Carmen Conesa y Víctor Ullate Roche. Tres que brindan encantadores momentos de denuncia del imperante machismo que nunca cesa.

En Pareja Abierta, de Darío Fo sucede una tragicomedia que se va volviendo diáfana canción feminista para romper moldes y amarras. Desde el fondo amargo de la mujer marginada y humillada brota un ser con capacidad para descubrir su sexualidad y empezar a sentirse a gusto en su propia compañía. Este proceso hace que Carmen Conesa brille con mayor fuerza, ya que lo más desarrollado e interesante de la obra está en su personaje. Los recursos de la gran actriz hacen que la farsa original se dosifique sin sobreactuación alguna, que su voz logre un sinfín de matices con registros altamente seductores y un sentido del humor fabuloso. Todo esto conjuga de maravilla con el ritmo y el sentido musical de autores y dirección, y si la felicidad no es completa porque la cosa resulta demasiado breve, el consuelo no puede ser mayor ya que este bocado exquisito bien puede ser un entremés de lo que vendrá cuando a partir de octubre quedemos fascinados con Carmen Morticia Conesa en la versión musical de La Familia Addams en el Teatro Calderón de Madrid, dirigida por Esteve Ferrer.

Pareja Abierta se ha estrenado en 2016, y tras larga gira, está estos días en el Teatro Márquina sólo hasta el domingo 9 de julio.


Pareja abierta, firmada por Dario Fo, fue estrenada en Italia en 1983, protagonizada y dirigida por él mismo y su esposa Franca Rame. Casados desde 1954, fueron unos juglares comprometidos con causas sociales importantes, uniendo con extraordinaria facilidad el testimonio de injusticias de todo tipo con el entretenimiento, algo por lo general despreciado por intelectuales de cualquier tendencia política. Estuvieron siempre abanderados en una izquierda lúcida con ráfagas de anarquismo porque eran seres libres imposibles de clasificar.

La cabeza más visible fue Fo como escritor, actor, hombre de teatro y, después de padecer un ictus, especialmente volcado en la pintura. Fue el primer bufón que ganó el Premio Nobel, institución que, como todas en el mundo, suele despreciar el humor y la felicidad generada por el mundo del show, el cabaret, el circo: todos géneros que esta pareja amó. “El premiazo al juglar” sucedió en 1997, y dejó patente su alianza absoluta con su mujer, fallecida en 2013 a los 84 años, mientras que Dario le sobrevivió hasta 2016, cuando se marchó con 90 años cumplidos.

Juntos atravesaron toda clase de episodios políticos convulsos pero siempre permanecieron del lado de los más débiles o de los más afectados que se mantenían en pie con imaginación y coraje: el pueblo llano al que se le ofrecía todo el talento, la inteligencia y los plenos poderes del mundo intelectual, al fin sin diferencias de clase.

Dario Fo nos dejó una enorme producción teatral de la que Pareja Abierta no es, precisamente, la que mejor sobrevive, pues ha quedado un tanto desfasada y previsible. Lo que fue revolucionario en el teatro del 83, especialmente en el mundo latino, hoy ya resulta obvio escénicamente, aunque socialmente continúa en pie. Una contradicción singular porque en el teatro desde entonces se ha representado muchas veces esta caricatura del macho libertino abierto a tener cuantas parejas eventuales quiera mientras su mujercita siga siendo un ama de casa con intentos suicidas, hasta que se rebela y le sorprende, y le machaca por donde más le duele: mostrándose sexualmente independiente, más guapa y sexy que nunca.

Para revitalizar esta Pareja Abierta en clave de Musical se han reunido muchos talentos en este espectáculo, empezando por música y canciones en manos de otra pareja que ha dado al teatro español formidables piezas: Ferrán González y Xenia Reguant, unidos en música y letras, respectivamente, pero también en escena en funciones como, por ejemplo, Pegados Mierda de artista, y ya fuera de escena resultaron especialmente valiosos en otras funciones como Hércules, estrenada en el Festival de Mérida 2015, donde este verano repetirán nada menos que con la célebre opereta La bella Helena.

Ferrán y Xenia incorporan su propio estilo de musical coloquial, ya que entre diálogos bien estructurados los actores encarnan personajes que necesitan cantar, que no se detienen a hacerlo, todo fluye de tal manera que conversan-cantando y el espectáculo de su vida cotidiana entra en bucles y crescendos a través de los cuales hay hueco para parodiar estilos clásicos (aquí hay un momentazo con sombra de “Los miserables”, entre otros) y afirmar el imperioso deseo de expresarse bailando y cantando, con un piano en escena por toda compañía (estupenda Lola Barroso), al servicio de una pareja óptima como la que forman Carmen Conesa y Víctor Ullate Roche, si bien, como ya dije, la función brinda sus máximas posibilidades al personaje femenino, rutilante desde la miseria de una personalidad gris, prototipo de ama de casa atribulada ante los caprichos del destino eminentemente masculino, pero que aprende rápido para encaminarse hacia una liberación que nunca mejor dicho cuando se dice, baila y canta como lo hace una actriz con tan espléndidos recursos como Ca, la misma que nos encantó en el ya lejano musical (también junto a Ullate Roche), Te quiero, ya te cambiaré, nos divirtió en una de las comedias británicas más representadas de los últimos 30 años, ¡Qué desastre de función!, nos dejó elelados con una mujer que mata a sus hijos en Münchhausen, 0 —por nombrar solo cuatro en una larga trayectoria— nos dejó conmocionados con uno de los monólogos más impresionantes estrenados en Madrid, De algún tiempo a esta parte.

Dirige Gabriel Olivares con el dinámico y creativo estilo que determina la gran atracción de sus mejores producciones, tales como Una semana nada más…, Una boda feliz, La caja, Our Town…



 

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