Singularity: Un shooter «algo» diferente

Por José Manuel Tornero.

El estudio Raven junto con Activision han llevado con mucho secretismo durante los dos últimos años el desarrollo de Singularity. Los creadores de juegos como Marvel Ultimate Alliance y colaboradores del último Wolfenstein de esta generación, prentedían ofrecer un experiencia distinta en el sobresaturado género de los shooter. El resultado podríamos decir que ha sido «desigual».

Con una ambientación a caballo entre la actualidad y el comienzo de la Guerra Fría, Singularity comienza con un vídeo que mezcla hechos reales con ficticios para introducirnos en la piel de un soldado norteamericano. Nuestro objetivo es hacer un reconocimiento sobre una isla rusa (Katorga-12) en la que ocurrieron fenómenos extraños en la carrera armamentística de la URSS para desbancar al imperio norteamericano. Como no podía ser de otra manera, lo que iba a ser una sencilla misión se acaba complicando, uniendo pasado y presente para, otra vez más, salvar el mundo.

El miedo en cada esquina
Uno de los puntos fuertes y en los que más destaca Singularity es la ambientación. Durante nuestras primeras horas de juego la tensión y el miedo por no saber que nos vamos a encontrar en cada momento hacen que la inmersión del jugador en los hechos sea muy alta (al más puro estilo Bioshock). Con pocas armas y vida tendremos que enfrentarnos a una especie de extraños seres que se abalanzan contra nosotros que y nos harán pegar más de un salto del sofá (especial mención a la zona de las cloacas). Dicha sensación que se consigue con maestría durante las primeras horas de juego, se va diluyendo conforme avanza la historia debido a la repetición de situaciones y la pérdida de ese efecto sorpresa.

Fuera de este punto Singularity es un shooter al uso demasiado lineal en el que tendremos que ir acabando tanto con extraños seres como con soldados rusos que impiden nuestro avance. La peculiaridad del juego es el uso del tiempo (DMT) para interactuar con objetos y atacar a nuestros enemigos; hecho que recuerda mucho a los poderes del velo de Wolfenstein. Singularity cuenta también con un añadido interesante como es el de los jefes finales. Sin embargo, aquí también se queda a medio camino ya que apenas dos jefes reseñables para una aventura en torno a las 8-10 horas se nos antoja demasiado poco. Otro problema que presenta Singularity en su apartado jugable es una curva de dificultad mal ajustada. Si al principio sufrimos mucho para pasar ciertas zonas de enemigos, estos enemigos se siguen repitiendo a lo largo del juego pero ya con un arsenal considerable de nuestra parte. La sensación que nos queda es que estos enemigos mantienen su dificultad y nosotros somos cada vez más poderosos haciendo que la dificultad vaya bajando en vez de subir conforme avanza la historia.

Si a todo esto añadimos que la rejugabilidad no es muy alta debido a la linealidad antes mencionada, que los modos de juegos on-line son correctos pero escasean (sólo dos) y que técnicamente el juego cumple sin más, nos quedamos con una sensación agridulce pensando, como tantas otras veces, lo que podía haber sido y en lo que se quedó al final. Un shooter con buenas ideas que se va dilyendo conforme avanza pero que aún así le vale para quedarse entre la «clase media» del género. El juego está disponible para PS3, Xbox 360 y PC.

Lo mejor: La ambientación del principio y el uso de los poderes del tiempo.

Lo peor: Una curva de dificultad mal ajustada y poca variedad de situaciones.

Puntuación: 7

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